Perpetrado por Oskarele
Por esta época, entre 1959 y 1960, Pierre Plantard visitó por primera vez Rennes-Le- Château. Unos años antes, en 1956, Noel Corbu, publicó aquella mítica historia sobre el tesoro de Blanca de Castilla encontrado por el Abad Saunière debajo de la Iglesia de RLC. Pero, un momento…
¿1956?
Ese fue el año en que se registró en Annemasse aquella extraña asociación inventada (o no) por Plantard llamada “El Priorato de Sión”.
Total, que cuando fue por primera vez a la pequeña aldea, esta ya era famosa por el supuesto tesoro.
Y en aquel entonces Corbu seguía siendo dueño de las antiguas propiedades del abad, reconvertido en un hotel-restaurante (en la Villa Betania). El encuentro entre estos dos marcaría el futuro de la historia de Rennes-Le- Château, y su misterioso tesoro quedaría desde entonces indisolublemente unido al Priorato, existiese o no.
Ahora bien, ¿Por qué fue Plantard a RLC?
Pues no se sabe muy bien, pero hay algo intrigante al respecto: Antoine Captier, hijo de uno de albañiles que trabajó con Saunière, además de estar casado con Claire Corbu, la hija de Noel, dueño en aquellos tiempos de la hacienda, tiene un documento que demuestra que su suegro en 1959 ya estaba en contacto con Plantard.
Además, queda claro que ya había estado en la zona, por lo menos, desde tres años antes (lo que nos lleva de nuevo a 1956).
Plantard afirmaría en los ochenta a Henri Lincoln que la primera vez que visitó el pueblo fue en 1938, cuando tenía dieciocho años… pero esto el algo más que dudoso… o no, como siempre en todo lo relacionado con este misterio.
Lo cierto es que desde 1959-60 comenzó a explorar la zona y el misterio de RLC, siendo acompañado en muchas de estas ocasiones por un personaje trascendental en nuestra trama, Philippe de Cherisey, un colega suyo desde la época de la universidad, que por aquellos años era actor, aunque bastante mediocre.
Algunos estudiosos, como René Descadeillas, afirman que llegó a obsesionarse con el tema de RLC, hasta el punto de que sus visitar cada vez fueron más constantes, yendo incluso en invierno, que allí es especialmente duro.
Los detractores de Plantard creen que invirtió una gran cantidad de dinero y tiempo para familiarizarse con el tema de RLC con la intención de montarse alguna estafa (cosa que efectivamente hizo), pero también es posible que sintiese un interés autentico en la misteriosa historia del abad.
Creo, personalmente, que ambas historias no son incompatibles y que, efectivamente, ambas fueron reales.
Lo que es verdad es que hasta unos cinco años después de que comenzará a explorar la zona de RLC, no intentó explotarla comercialmente, con las obras de De Sede, aunque mientras si se había currado otra estafilla relacionada con otro tesoro…
Se trata del extraño tesoro de Gisors, que provocó la primera aparición pública del supuesto Priorato de Sion en una publicación de gran tirada.
Me explico:
Gisors. 70 kilómetros al NO de París. Durante un puñao de siglos una disputada ciudad fronteriza, disputada por los vikingos y los reyes francos. Había un lugar tradicional donde solían reunirse ambos bandos para hablar y negocias. Un lugar presidido por un enorme olmo.
Y también había un viejo castillo con numerosas leyendas… una, precisamente, relacionada con Blanca de Castilla (la del supuesto tesoro citado por Corbu), en realidad Blanche d’Evreux (1332-1398), esposa de Felipe VI de Francia, que vivía en un castillo en Neaufles Saint Martin, a unos cinco kilómetros de Gisors. La leyenda contaba que ambos castillos estaban comunicados por un túnel. Otras leyendas dicen que en aquel túnel había escondido, además, un tesoro…
Lo cierto es que si existía una pequeña red de túneles subterráneos que comunicaban el castillo con la iglesia y con varias casas de Gisors, incluso había una capilla subterránea dedicada a Santa Catalina. Algunos de estos salen a la luz con los bombardeos de la Segunda GM. Durante la ocupación nazi fue usado por los alemanes, a pesar de que Gisors era un punto clave para la Resistencia. Por esta época, en 1944, un tal Roger Lhomoy, guardián y jardinero del castillo, se atribuyó un importante hallazgo: comenzó a excavar junto a su colega M. Lesenne, llegando a una cámara que describirá como una capilla románica, de treinta metros de longitud, nueve de anchura y cuatro de altura. Dentro había un altar de piedra, estatuas de Cristo y… 19 sarcófagos de piedra así como 30 cofres llenos de metales preciosos…
Lhomoy anunció su hallazgo a las autoridades locales en 1946 y los invitó a verlos. Llegaron hasta la entrada, pero se negaron a entrar por miedo a algún derrumbe y ordenaron que fuese sellado (extraño no). Las autoridades se negaron a darle permiso para excavar… ¿Por qué? ¿Por qué no intentar por lo menos demostrar si mentía Lhomoy? ¿Y si decía la verdad?... lo cierto es que pasaron de él y la historia quedó latente durante una década más o menos…
Hasta que un nuevo brote de publicidad atrajo a Pierre Plantard a la zona y, de repente (que casualidad) el misterio creció y creció como la espuma… aquí es donde entra en escena otro señor del que ya hemos hablado, Gerard de Sède, que conoció a Lhomoy en 1959. Poco después surgen dos libros “Los templarios están entre nosotros” y “El oro de Rennes” en los que ya hay información proporcionada por Plantard, aunque uno habla de RLC, el segundo, y el otro del tesoro de Gisors… y en ambas hablaba del Priorato de Sión.
Posteriormente De Sède y Plantard se apartaron, después de que este cogiese cierta fama y se le abriese el camino del éxito posterior con “El enigma sagrado”.
En su libro de 1988 “RLC, les dossier, les impostures, les phantasmes y les hyptheses”, lo acusaría de manipulador y embustero.
Pero lo cierto es que en 1960 De Sède sacó del anonimato a Plantard a través de un artículo que escribió para la revista “Ici-Paris” sobre el supuesto hallazgo de Lhomoy. Primero Plantard lo llamó, después De Sède recibió una carta en la que le decía que su artículo y las declaraciones del tal Lhomoy estaban invadiendo peligrosamente zonas reservadas para iniciados y que “Gisors, así como otros tres lugares, son conocidos por ser un antiguo santuario de la Orden del Temple, pero el secreto del Temple se ha perdido: se ha escondido de los profanos. Hasta que dispongamos de mas información no creo que se haya encomendado al señor Lhomoy la misión de continuar con la investigación”…
Plantard aseguraba poseer una serie de documentos que revelaban la verdad sobre aquella capilla subterránea de Gisors, pero también declaraba que no los podía hacer públicos. Y tampoco se los dio en privado, aunque si le dio un plano que parecía antiguo de la misma capilla. A parte de información de “palabra”, como diría De Sède. Fruto de aquella colaboración nacería “Los templarios están entre nosotros”, en la que aseguraban que el misterio de Gisors estaba relacionada con los monjes guerreros del Medievo. Es cierto que la investigación fue realmente realizada por De Sède y que Plantard se limitó a ofrecer la conexión templaria. Supuestamente aquellos treinta cofres eran el archivo secreto de los templarios que se escondieron en Gisors cuando la orden fue chapada en 1307. O quizá se trataba del famoso tesoro templario del que habla la película “National Treasure” de Nicolas Cage…
Sea o no cierto, aquel libro sembró una semillita en el inconsciente colectivo de sus lectores, creando una conexión Gisors-Templarios que aún perdura… además de provocar que en 1962 el castillo se sellase y que se hiciesen algunas excavaciones oficiales, aparentemente sin éxito.
Y parece ser que estuvo presente Plantard en aquellas investigaciones.
Lo cierto es que el ministro que autorizó aquellos estudios era, precisamente, Andre Malraux, relacionado con Plantard y con las juntas pro- De Gaulle…
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