RITUALES COTIDIANOS. RITUALES DE MASA. “RELIGIONES” POLÍTICAS


Perpetrado por Oskarele

Caracterizados esencialmente por el número de protagonistas: no son ritos individuales sino colectivos, masivos, en los que el grupo se comporta como un ente homogéneo, más o menos, y en el que todos se siente parte integrante de un sumun.

Presenten numerosas formas, aunque ninguna es propia de nuestra época en exclusiva, pero que han evolucionado y cambiado en paralelo a la progresiva secularización de la sociedad y al cambio económico y social hacia el modelo de consumismo actual:

1.    Manifestaciones políticas: ceremonias, desfiles, conmemoraciones, manifestaciones de protesta, huelgas, protestas… en las que el sentido político varía claramente, y cuyo clima afectivo varía según el motivo de la reunión masiva.

2.    Los eventos deportivos, en los que actores (deportistas) y publico interactúan, creando un vinculo social importante entre ellos, pero que sobre todo se hace fuerte y patente entre los seguidores de los espectáculos deportivos, que forman grupos de seguidores afines, y, a la vez, se enfrentan a otros grupos de seguidores rivales. Esto se manifiesta con especial virulencia en el Futbol, en el que las amistades y la creación de grupos de afines es paralela a las enemistades entre grupos e individuos seguidores de clubes rivales.

3.    Las fiestas y los espectáculos de masa (fiestas, conciertos, celebraciones…)

4.    “Las religiones políticas”.

Empecemos con estos últimos rituales de masas, los que venimos a llamar las “religiones” políticas:

Destacar en primer lugar que no todas las agrupaciones laicas con objetivos políticos han tomado la forma de movimientos de masas. Por ejemplo, la Masonería, especie de religión civil, llena de rituales y ceremonias (que tienen además un papel importantísimo en el trabajo masónico) y en la que se cultivaba un importante sentimiento de fraternidad y de grupo, pero que tiene como característica principal el secretismo (o el “discretismo” como les gusta llamarlo a los masones).

La masonería seria una sociedad cerrada y casi secreta, sin ninguna vocación masiva.

Sin duda alguna fueron las revoluciones del siglo XVIII, especialmente la Francesa, aunque también la Americana (ambas muy relacionadas con principios masónicos), donde surgen los primeros cultos políticos más o menos oficiales. Así, en Francia, por ejemplo, surgen cosas como el Culto de la Razón, el Culto del Ser Supremo, el Culto Decadario, fiestas colectivas… pero además contenían gran cantidad de símbolos (banderas, escarapelas, arboles de la libertad…), dogmas (declaración de los derechos humanos), plegarias y cantos (la marsellesa).

Sironneau subraya la importancia de la coyuntura histórica en el germen de los rituales seculares políticos. Así considera que existen una serie de factores y condicionantes que fundamentan el origen de un nuevo ritual político:

1.    El desequilibrio económico, que hace que amplias capas desesperadas de la población esperen y/o busquen una salida para las penurias y frustraciones.

2.    Existencia de una tradición mesiánica, ligada a los temas de regeneración y de la salvación.

3.    Presencia de un líder carismático, portador de la conciencia colectiva del grupo o país. A nivel simbólico, este líder carismático asume, cosa que no menciona el autor, otros importantes papeles: por ejemplo, se convierte en un símbolo del colectivo (como la bandera o el escudo), con la peculiaridad añadida de que además habla y actúa. Hitler, por ejemplo, decía que él era el Reich, que él era Alemania. También cumplen otro papel simbólico relacionado con este: se convierten en tutores y redentores del colectivo, en una suerte de “jesucristos” que llevan al grupo por el “buen camino”, siendo estos, en contrapartida, honrados con la redención social prometida por el líder.

Estos rituales seculares políticos tuvieron su plasmación definitiva (y trágica) en el siglo XX, concretamente en las primeras décadas, y en Europa, siendo los casos más importantes y trascendentales los de la Alemania Nazi y la Rusia bolchevique, de las que hablaremos en el siguiente capítulo.

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