PLATÓN. PARTE 6. ANTROPOLOGIA PLATONICA: LAS TRES PARTES DEL ALMA. EL MITO DEL CARRO ALADO


Perpetrado por Oskarele

Pero la afirmación de que la naturaleza del alma es simple no fue la última palabra de Platón. Tanto en el “Fedro” como en el libro IV de la “República”, y posteriormente en el “Timeo”, nos presentará el alma como siendo de naturaleza tripartita. Un alma que realiza tres funciones distintas.

En el “Fedro”, en efecto, nos habla Platón de un alma tripartita en el famoso mito del carro alado.
El alma es comparada a un carro tirado por dos caballos y controlado por un auriga:

"Podríamos entonces decir que se parece a un carro que, como si hubieran nacido juntos, lleva a una yunta (caballo) alada y a su auriga. Pues bien, los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos, y buena su casta, la de los otros es mezclada. Por lo que a nos-otros se refiere, hay, en primer lugar, un conductor que guía un tronco de caballos y, después, estos caballos de los cuales uno es bueno y hermoso, y está hecho de esos mismos elementos, y el otro de todo lo contrario, como también su origen. Necesariamente, pues, nos resultará di¬fícil y duro su manejo”

El auriga representaría la parte racional del alma, la que se encarga de dirigir el conjunto. El caballo bueno y hermoso representa las tendencias nobles, y el caballo malo y feo las tendencias más materiales y bajas.

Lo importante es que ya atribuye nuestro autor al alma el origen de las pasiones y las emociones humanas, como fuente de conflicto con la razón imperante y con la parte buena del alma. No obstante, la dirección del conjunto le corresponde al auriga, es decir, a la parte racional del alma. Lo que nos lleva a la conclusión de que el tipo de hombre no depende de la naturaleza de su alma, si no lo bien que la conduzca… y eso se puede enseñar.

En la “República” aparece varias veces la división tripartita del alma (razón, sentimientos y pasiones). Aquí nos deja claro que aquellos hombres en los que predomina la parte racional serán los gobernantes de la ciudad ideal de la que nos habla en la obra. En cambio, en los que domine la parte irascible (responsable de los buenos sentimientos) del hombre, pasaran a formar parte de la clase de los guerreros. Y la parte concupiscible (pasional) es la que predomina en la clase de los artesanos, de los currantes, que es la poseída por la mayoría de la población.

El tipo de hombre que se es depende, pues, del tipo de alma que se posea; y el tipo de alma, depende de cuál de sus partes predomine.

En el “Timeo”, libro que trata sobre el origen del mundo, trata de explicar su creación: el Demiurgo, después de crear el mundo, crea las almas particulares, con sus tres partes, que, curiosamente, están situadas en partes diferentes del cuerpo: la parte racional en la cabeza, la irascible en el tórax y la concupiscible en el abdomen.

Pero ¿Cómo explica lo que pasa cuando palmamos? Si el alma es inmortal ¿Adónde va después de la muerte del hombre?

Platón trata el tema en varios de sus diálogos, pero en todos hay una dimensión moral, según la cual se merece una recompensa o un castigo por la vida que se ha llevado en la tierra. Pero claro, esta recompensa no se la lleva el alma entera, si no su parte inmortal y racional. Las funciones irascible y concupiscible requieren un cuerpo para poder ejecutarse, y sólo tienen sentido en su interacción con él. Así que al morir, mueren con el cuerpo.

El destino de la parte inmortal del alma -la racional- sería, pues, la reintegración en el alma del mundo del mundo de las ideas.

Esto lleva a una serie de preguntas que Platón no responde. ¿Al morir, esa parte racional conserva parte de los recuerdos de las personas que fuimos?

De ser así ¿Al pasar a otro cuerpo, podemos recordar esos recuerdos anteriores?

De no ser así ¿Dónde se quedan los recuerdos, en que parte del alma?... o ¿Se puede parar de alguna forma este ciclo continuo de reencarnaciones?

¿Llega algún momento en el que el alma se queda para siempre en el mundo de las ideas?

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