ZECHARIA SITCHIN. LIBRO 2º: LA ESCALERA AL CIELO. PARTE 21: EL AEROPUERTO DE LOS DIOSES: LA MONTAÑA DE LOS CEDROS

Perpetrado por Oskarele

Sin duda, esta increíble y apasionante historia de la búsqueda de la inmortalidad por Gilgamesh sirvió de fuente e inspiración para muchas historias posteriores sobre héroes de supuesto origen divino que, como él, partieron para encontrar el paraíso terrestre, la fuente de la vida o la Morada Celestial de los Dioses. Además, según Sitchin, la epopeya servía como referente geográfico para poder encontrar aquella mágica tierra del Tilmun, la zona prohibida de los dioses, donde encontró a Utnapistim.

Sitchin plantea que en aquel lugar, Tilmun, ocurrieron, a lo largo de milenios, otros encuentros divinos y eventos que afectaron el curso de la Historia de la Humanidad. “Y era allá, creo, que quedaba el Duat -la Escalera al Cielo, de los egipcios”. Sin embargo, ese no era el destino del primer viaje de Gilgamesh: su primer destino, donde encontró a Huwawa, era el Lugar de Aterrizaje, en la Montaña de los Cedros, dentro del gran  bosque de los Cedros. Para nuestro autor, además del espaciopuerto de Tilmun, desde el cual se podían alcanzar los cielos más lejanos, había un Lugar de Aterrizaje, de donde los dioses podían "escalar el firmamento de la Tierra".

Que lo explique el propio Sitchin: “Esa respuesta es apoyada por mi conclusión de que los dioses poseían dos tipos de naves: los GIR, o cohetes, operados en Tilmun, y los MU, como eran llamadas por los sumerios las "Cámaras Celestiales"… la superior del GIR, es decir, el Módulo de Comando, llamado por los egipcios Ben-Ben - podía separarse y volar por el cielo terrestre como un MU

Lo que Jacob conoció en su visión debe haber sido parecido con la Cámara Celestial de Ishtar. La Rueda Voladora del profeta Ezequiel es descrita como teniendo una forma muy semejante a la mostrada en los dibujos asirios de un dios volador recorriendo los cielos al nivel de las nubes, dentro de una "Cámara Celestial" esférica, como esta:

Tal como las "Águilas" sumerias, los Dioses Voladores de la Antigüedad eran retratados poseyendo alas. Esos Seres Alados son la raíz de la aceptación judeo-cristiana de la existencia de querubines y ángeles (literalmente: "emisarios") del Señor.

Tilmun, entonces, era la localización del espacio-puerto. En la Montaña de los Cedros quedaba el "Lugar de Aterrizaje", la “Encrucijada de Ishtar" - el "aeropuerto" de los dioses. Aunque la identificación y la localización de Tilmun sean una empresa bastante difícil, prácticamente no existen problemas para situar el Bosque de los Cedros: sólo existe una única región con ese tipo de árbol en todo el Oriente Medio: las montañas de Líbano. Esos magníficos cedros, que llegan a alcanzar una altura de 46 metros, fueron repetidamente exaltados en la Biblia y su singularidad era reconocida por todos los pueblos de la Antigüedad.

Como atestiguan las narrativas bíblicas, los cedros de Líbano eran reservados para la construcción y decoración de los templos, práctica descrita en Reyes I, en los capítulos que tratan de la construcción del templo de Jerusalén por Salomón (Después de que el Dios Yahveh se quejó: "Por qué no me construyes una Casa de Cedro?"). Además, la Biblia indica que el hombre jamás fue capaz de cultivar esos árboles: registra, incluso, una tentativa fracasada, atribuida a un rey de la Babilonia que "vino a Líbano y cogió la más alta rama del cedro", retirando de él la mejor semilla, que "plantó en un campo fértil, junto a grandes aguas". Pero lo que creció no fue un cedro, sino un árbol pequeño semejante a un sauce… El Señor bíblico, por su lado, conocía el secreto del cultivo de los cedros: “Así dijo el Dios Yahveh: De la cresta del cedro, de las ramas más altas, un brote blando cogeré; Yo lo plantaré en una alta y ardua montaña... Y él pondrá ramas y generará frutos, y se hará un poderoso cedro.

Posiblemente se debía a que era una zona acotada por los dioses, que muy pocos humanos llegaron a ver, como, por ejemplo, Gilgamesh, o un soberano de Tiro, una ciudad-Estado en la costa de Líbano, a poca distancia de la Montaña de los Cedros. La deidad (Ezequiel, 28) le permitió visitar la Montaña Sagrada: “Estuviste en el Edén, piedras preciosas eran tu mata... Eres un querubín ungido, protegido; te coloqué en la Montaña Sagrada. Como un dios estabas, moviéndose dentro de piedras flamantes.” El rey de Tiro no solamente obtuvo el permiso para visitar el lugar sino que también fue llevado a pasear en las "piedras flamantes", volando como un querubín. Como resultado de eso, él decía: "soy un dios, en la Morada de la Deidad me senté, en medio de las aguas". Ezequiel debería informarlo de que, a causa de esa arrogancia, iría a morir como un pagano en las manos de extraños.

Vemos, así, que tanto los hebreos de los templos bíblicos como sus vecinos del norte conocían la localización y naturaleza del Lugar de Aterrizaje en la Montaña de los Cedros que Gilgamesh intentó penetrar el milenio anterior a ellos. No se trata, por lo tanto, de un lugar "mitológico", y sí de un lugar muy real… siempre según esta gente y Sitchin, claro

Y estaba en aquella región conocida como Canaan, la zona donde vivieron los pueblos fenicios. Es de especial interés el panteón cananeo, encabezado por una divinidad suprema llamada EL (una palabra que en el hebraico bíblico era el término genérico para "deidad", teniendo como origen la palabra acadia Ilu, que significa literalmente "El Altísimo"). EL era tanto el padre de los dioses como el Ab Adam ("padre de los hombres") y tenía como epítetos "El Bondadoso" y "El Misericordioso". EL también era "el creador de las cosas creadas" y "el único que podía conceder realeza".

En los "viejos tiempos", EL era la principal deidad del Cielo y de la Tierra, pero en la época en que tuvieron lugar los eventos relatados en las tablas cananeas, el dios vivía ajeno a las cuestiones cotidianas. Su morada estaba "en las montañas", junto a los "dos afluentes iniciales", donde se sentaba en un pabellón recibiendo emisarios, presidiendo consejos de los dioses e intentando resolver las constantes disputas entre los dioses más jóvenes, muchos hijos suyos...

Los principales descendientes de EL eran tres hijos y una hija: los dioses Yam (“Mar, Océano"), Baal ("El Señor") y Mot ("Golpeador, Aniquilador"), y la diosa Anat (“La que respondió"). Por los nombres y relación, ellos se comparan con los dioses griegos Poseidón (Dios de los Mares), Zeus (Señor de los Dioses) y Hades (Dios del Mundo Inferior).  Y Atena, Diosa del Amor y de la Guerra. Los vínculos con las creencias y recuerdos de los tiempos egipcios son tan obvios como con los de Grecia. Osiris fue resucitado por Isis después de que ella encontró sus restos en la ciudad cananea de Biblos. De la misma forma, Baal fue traído de vuelta a la vida después de ser golpeado por Mot. Set, el adversario de Osiris, en las escrituras egipcias a veces era llamado "Set de Safon". Baal, como vemos, ganó el título de "Señor de Zafón".


De esa forma, encontramos las mismas leyendas aplicándose a los mismos dioses, a pesar de los nombres diferentes, en todo el mundo antiguo, sin duda, ecos de los sumerios originales, mucho más antiguos. Todos eran Nefilim, y, posiblemente, los mismos.

Los variados relatos épicos sobre los propios dioses cananeos son de peso primordial para la comprensión de los eventos de la Antigüedad. En ellos, la capacidad de volar de los dioses es aceptada como un hecho corriente y su "cielo", la "Cresta de Zafón", es presentado como un lugar de reposo de los aeronautas. Las figuras céntricas de esas historias son Baal y Anat, los hermanos-amantes. El epíteto frecuente de Baal es "El Caballero de las Nubes", que el Viejo Testamento acabó reivindicando para la deidad hebrea. La capacidad de volar de Anat, es aún más enfatizada en las leyendas.


Y había un lugar especialmente importante en aquellas leyendas:  se llamaba Zarerath Zafón, en general traducido como "monte santo" o "Picos de Zafón", pero que significa exactamente "La Cresta Rocosa en el Norte", donde supuestamente, reside EL. En esas mismas historias cananeas se menciona que ese territorio le fue concedido a Baal, que se curró una residencia impresionante con la ayuda de un tal Kothar-Hasis ("El Habilidoso y Conocedor"). No sólo los eruditos modernos, sino hasta Filos de Biblos, el siglo 1 a.C. compara Kothar-Hasis con el divino artesano griego Hefestos, que construyó la residencia de los dioses Zeus y Hiedra. Otros encuentran paralelos entre él con Thot, el dios egipcio de las artes, oficios y magia.

Cuando Kothar-Hasis llegó al lugar donde Baal lo esperaba, comenzaron a estudiar los proyectos de la construcción. Baal deseaba una estructura en dos partes, siendo una Y-Khal ("gran casa") y la otra Behmtam, término generalmente traducido por "casa", pero que literalmente significa "una plataforma elevada”. Terminada la construcción de la estructura, Baal se mostró preocupado con la seguridad de sus mujeres e hijos. Para tranquilizarlo, Kothar-Hasis mandó que árboles de Líbano, "de Sirion sus preciosos cedros", fueran apilados dentro de la estructura e hicieron fuego con ellas. Durante una semana entera la hoguera ardió intensamente; oro y plata colocados en ella se derritieron, pero la estructura en sí no fue destruida ni sacudida.

¡El silo subterráneo y la plataforma estaban listos! Sin perder tiempo, Baal resolvió probar la instalación: “Baal abrió el Embudo en la Plataforma Elevada, La ventana dentro de la Gran Casa. En las nubes, Baal abrió hendiduras. Su clamor sagrado Baal emite... Su clamor sagrado sacude la Tierra. Las montañas estremecen... Tremendo están... En el este y en el oeste, los montes de la tierra balancean...” Cuando Baal comenzó a subir al espacio, los divinos mensajeros Gapan y Ugar se juntaron a él en el vuelo: "Los alados, los dos, se congregan en las nubes" atrás de Baal; "como pájaros", la pareja sobrevoló los picos nevados de Zafón.

Cuando terminaron la construcción, la Cresta de Zafón pasó a ser llamada la "Fortaleza de Zafón", y el monte Líbano ("El Blanco", en virtud de sus picos nevados) adquirió el epíteto de Sirion - la Montaña "Armada".  Por haber conseguido el dominio de la fortaleza de Zafón, Baal también ganó el nombre de Baal Zafón.

Una vez obtenidos esos poderes y prerrogativas, las ambiciones de Baal crecieron mucho en escala. Invitando a los "hijos de los dioses" a un banquete, él exigió demostraciones de fidelidad y vasallaje. El castigo no tardó para los que se rechazaron a atenderlo: Algunos fueron muertos, otros escaparon.

Sabemos, a través del Viejo Testamento, que Yahveh, el Dios bíblico, también era un feroz adversario de Baal. Cuando la influencia de éste creció mucho entre los israelitas en virtud de la boda de su rey con una princesa cananea, el profeta Elías organizó una competencia entre Baal y Yahveh en lo alto del monte Carmelo. Cuando Yahveh prevaleció, los trescientos sacerdotes de Baal fueron inmediatamente ejecutados. Era a causa de ese acontecimiento que el Antiguo Testamento confería a Yahveh el dominio sobre la Cresta de Zafón.

“El clamor de Yahveh despedaza los cedros, Despedaza Yahveh los cedros de Líbano; Él hace a Líbano saltar cual ternero Y el Sirion como cría de búfalo. El clamor de Yahveh lanza chispas de fuego... Y en su templo todo grita: gloria!”

Tal como Baal en los textos cananeos, la deidad hebrea también era un "Caballero de las Nubes". El profeta Isaías tuvo una visión de él volando en dirección sur, "cabalgando ágilmente una nube, él descenderá sobre Egipto; los dioses de Egipto estremecerán delante de él".  A los hebreos les estaba prohibido adorar, y, por lo tanto, hacer estatuas o imágenes grabadas. Pero, los cananeos, que deben haber conocido Yahveh como los hebreos conocían a Baal, nos dejaron una imagen suya como era concebida por ellos. Una moneda del siglo 4 a.C., con la inscripción Yahu ("Yahveh"), muestra una deidad sentada en un trono con forma de una rueda alada.


Así, era universalmente aceptado en el Oriente Medio que el dios que conseguía el dominio sobre Zafón se quedaba con la supremacía sobre los dioses que podían volar”, plantea Sitchin. Es imposible determinar cuando los dioses se envolvieron en esos eventos en la Cresta de Zafón, pero no quedan dudas de que la Humanidad tenía conocimiento de la existencia y atributos singulares de aquel Lugar de Aterrizaje ya en los inicios de la Historia documentada. Empezando con la historia de Gilgamesh, que aconteció el tercer milenio a.C.

Pero Zafón, la fortaleza de los Dioses, continuaba allá en el primer milenio a.C. El profeta Isaías (siglo VIII a.C.) castigó a Senaqueribe, el invasor asirio de la Judea, por haber insultado al Señor subiendo con sus muchos carros de guerra "a las alturas de la montaña, a la Cresta de Zafón". Enfatizando la antigüedad del lugar, Isaías transmitió a Senaqueribe la amonestación del Señor: “¿No oíste? Ya hace mucho yo la construí, En los tiempos antiguos yo la creé”. Isaías también castigó al rey de la Babilonia por haber intentado divinizarse escalando la Cresta de Zafón, diciendo “Me estableceré en la Montaña de la Asamblea, En la Cresta de Zafón, en la Plataforma Elevada, Un Altísimo seré.”

Tenemos aquí no solamente la confirmación de la existencia del lugar y su antigüedad, sino también la afirmación de que él incluía una "Plataforma Elevada", de la cual se podía subir al espacio y hacerse un Altísimo - un dios. El ascenso a los cielos, plantea Sitchin por otros textos bíblicos, era hecho por medio de "piedras" (aparatos mecánicos), que podían viajar. En el siglo VI a.C., el profeta Ezequiel castigó el rey de Tiro porque su corazón se hizo orgulloso después de que había recibido permiso de subir a la Cresta de Zafón y entrar en las "piedras movedizas", experiencia después de la cual anunció: "Un dios yo soy".

Al largo de toda la Antigüedad los pueblos del Oriente Medio tenían conocimiento de que dentro de la Montaña de los Cedros había una enorme plataforma para "piedras movedizas", con una "gran casa" al lado,  en el interior de la cual quedaba escondida "una piedra que susurra".

Pero ¿Cuál fue este increíble lugar y donde se encuentra?

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