Perpetrado por Oskarele
En 1624, Francis Bacon, publicó una obra clásica llamada “La nueva Atlántida”, una novela utópica en la que los gobernantes son científicos e intelectuales y donde el conocimiento es un pilar básico de la sociedad. Además los habitantes de ese país inventado disponen de enormes adelantos científicos, como maquinas voladoras, submarinos y telecomunicaciones, adelantándose en un par de siglos a Verne.
Bacon (1561-1626) fue un célebre escritor y filosofo inglés, considerado como padre del empirismo filosófico, movimiento que tuvo una gran influencia en el desarrollo de la ciencia moderna.
Partía de la idea de que era necesario eliminar toda concepción preconcebida del mundo, dejando que sea este el que se muestre, siendo el científico un mero observador y analista que solo propondrá teorías empíricamente comprobables (es decir, verificables mediante la experiencia sensible y la experimentación)
Sus mejores obras filosóficas son “El avance del conocimiento” (1605), e “Indicaciones relativas a la interpretación de la naturaleza” (1620).
Bacon, además estuvo relacionado, según determinados autores, con los Rosacruces y los Francmasones (aunque ninguna de estas dos escuelas existía “oficialmente” en su época). Sea o no cierto esto, lo que sí es verdad es que su concepción del conocimiento y la esperanza en cambiar al mundo, poniendo al ser humano como el líder y objetivo a la vez de ese cambio, lo sitúan en una órbita cercana a las aspiraciones antropológicas de estas corrientes.
Como escritor destaca la obra que nos ocupa, “La nueva Atlántida”, publicada en latín en 1624 y en inglés en 1627.
En su planteamiento utópico, se trata de una sociedad perfecta en la que sus ciudadanos viven felices gracias a la perfecta organización de la misma, no solo económica y políticamente, si no, sobre todo, por el desarrollo que en esa sociedad ha tenido el ser humano, gracias al conocimiento y a la ciencia (como ya hemos dicho, Bacon se adelanta en siglos a Verne, imaginando un mundo en el que existe el submarino, el avión, el micrófono, el crecimiento artificial de los frutos…). Bacon propone que mediante la ciencia y la tecnología, dominadores del azar de la naturaleza, la sociedad llegaría al mejor puerto posible.
En muchos aspectos nos recuerda a Platón y no solo en el nombre, que lógicamente, nos remite a la mítica Atlántida ideada o transmitida por el filósofo ateniense.
En ambos, por ejemplo, la utopía es algo racional y extremo, y en ambos el objetivo último es la plenitud del ser humano.
Pero a lo que vamos… Aparte de por el titulo ¿Por qué hablamos de esta movida en nuestro análisis sobre la Atlántida?
Creo que un breve resumen de la obra nos puede aclarar este punto: la historia empieza en el Perú, donde un barco parte con destino a China en el siglo XVII, y, tras una desastrosa travesía, se encuentran, atónitos con una isla, al oeste de las costas de América, que no conocían y que no está en sus mapas. Pero, al acercarse, son frenados por unos señores que les impiden acercarse, a menos que acepten unas condiciones. Finalmente aceptan, y son llevados a la Isla, que resulta contener una civilización prodigiosa (curiosamente, cristiana) de la que nadie sabe nada, pero que si conoce toda la historia y cultura del mundo exterior.
Los habitantes de aquella misteriosa isla, al ser preguntados sobre su historia y contactos con el exterior, les comentan lo siguiente:
"Sabrán ustedes (y quizá les parecerá increíble) que hace unos tres mil años, o algo más, la navegación mundial (especialmente respecto a los viajes largos) era mucho mayor que en la actualidad (…) Los fenicios, y en especial los tirios, poseyeron grandes flotas; los cartagineses fundaron una colonia más hacia Occidente. Hacia el Este, la navegación por las aguas de Egipto y Palestina era, igualmente, intensa. También China y la Gran Atlántida (que ustedes llaman América), que ahora sólo cuentan con juncos y canoas, abundaba en grandes embarcaciones.… En aquel tiempo esta tierra era conocida y frecuentada por los barcos y navíos de todas las naciones que he citado anteriormente (…) Y respecto a nuestros barcos, hicieron varios viajes tanto al estrecho que ustedes llaman las Columnas de Hércules, como a otras partes del Océano Atlántico y del mar Mediterráneo; fueron a Pekín (ciudad a la que nosotros llamamos Cambaline) y a Quinzy, en los mares de Oriente, y llegaron hasta los confines de la Tartaria oriental.
"Al mismo tiempo, y después de algo más de una generación, prosperaron los habitantes de la Gran Atlántida. Pues aunque la narración y descripción que hizo uno de vuestros grandes hombres (Platón en el Critias) (…) sea poética y fabulosa, sin embargo, gran parte es cierto ya que el susodicho país, la Atlántida, así como el Perú, que entonces se llamaba Coya, y Méjico, llamado entonces Tyrambel, fueron poderosos y soberbios reinos por sus armas, barcos y riquezas: tan poderosos que una vez (o por lo menos en el espacio de diez años) realizaron dos grandes expediciones los hombres de Tyrambel al mar Mediterráneo a través del Atlántico; y los de Coya a nuestra isla por el Mar del Sur
… Poco después de estas arrogantes expediciones cayó sobre ellos la venganza divina. En menos de un siglo la Gran Atlántida quedó destruida; no por un gran terremoto, como dice vuestro escritor (puesto que la región era poco propensa a terremotos), sino por un diluvio extraordinario con inundación, ya que en aquellos tiempos esos países tenían las aguas procedentes de ríos mucho más grandes y montañas mucho más elevadas, que cualquier parte del Viejo Mundo…
… Así pues, no se maravillen de la escasa población de América, ni de la rudeza e ignorancia de sus habitantes, pues hay que considerarlos como a un pueblo joven, mil años menor que el resto del mundo, pues tanto tiempo transcurrió entre el Diluvio Universal y esta extraordinaria inundación. Los pobres supervivientes del género humano que quedaron en las montañas repoblaron de nuevo el país lentamente, poco a poco, y como eran personas sencillas y salvajes (distintas a Noé y sus hijos, que constituían la familia principal de la Tierra) fueron incapaces de dejar a su posteridad alfabeto, arte o civilización; y estando habituados, igualmente, a vestirse en sus montañas ( a causa del riguroso frío de aquellas regiones) con pieles de tigres, osos y cabras de largo pelo que tenían en aquellas tierras, cuando descendieron a los valles y se encontraron con el intolerable calor que allí reinaba, y no sabiendo cómo hacerse vestidos más ligeros, forzosamente se acostumbraron a ir desnudos, y así continúan hoy…”
Y prosigue con la historia de Salomona:
“Hace aproximadamente mil novecientos años reinaba en esta isla un soberano cuya memoria, entre todos los reyes, adoramos en mayor grado; no lo hacemos de un modo supersticioso sino considerándolo como un instrumento divino, aunque era un hombre mortal; se llamaba Salomona, y lo reputábamos como el legislador de nuestra nación”.
Este señor se propuso tener a su pueblo feliz y contento y lo consiguió aislándose del mundo exterior, por un lado, y con una serie de normas, así como con la fundación de “La Casa de Salomón”, encargada de llevar al extremo el conocimiento y el saber, así como de proporcionar la tecnología suficiente para el disfrute de sus gentes.
Así poseían cuevas artificiales que funcionan como frigoríficos, edificios simuladores de efectos meteorológicos, novedosos métodos de producción agrícola, salas de diversión con efectos de luces (parecen recordad a un cine), aparatos auditivos con los que hablar a largas distancias, así como aeroplanos, submarinos y un armamento desarrolladísimo.
Desgraciadamente no podemos adivinar cómo termina la cosa. La obra termina con un perturbador “(el resto del manuscrito estaba incompleto)”, que no sabemos muy bien lo que indica.
Hay que partir de que la obra está narrada en primera persona por alguien que no es Bacon, que se convierte, de algún modo, en su mero difusor. Así que, al no terminar la narración, nos quedamos en ascuas, pues no sabemos que le ha pasado al narrador para dejarla así, ni como llega el manuscrito hasta nosotros.
Al margen de esto, el valor de esta obra del genial Bacon es de suma importancia en nuestro estudio, pues, en primer lugar, considera que la Atlántida de Platón es América, pero propone la existencia de una tierra desconocida (la Nueva Atlántida), que es donde se desarrolla la novela.
Por otro lado, habla de un antiguo esplendor perdido en el continente americano, liderado por dos países que se corresponden con México (Mayas, Aztecas) y Perú (Tiahuanaco, Incas...), algo de sumo interés.
Y hay un factor más: Bacon, en esta obra, es el primero en plantear la existencia de un continente (en su caso ficticio) con una tecnología mucho más avanzada que la presente en su época. Como veremos más adelante, este concepto de una civilización perdida con una tecnología elevada se extrapoló a la propia Atlántida, hasta el punto de que hoy en día la versión más extendida es precisamente esa.
Más información de Francis Bacon aquí Whiskypedia, aquí. Aquí tenéis disponible la obra completa de “La Nueva Atlántida”. Y aquí teneis un curioso artículo en inglés en el que comparan esta obra con el famoso Código Voynich
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