ByOskarele
En una de nuestras anteriores entregas sobre el genial Darwin apuntábamos que había algo que no podía explicar su teoría: la forma, el modo, en que las cualidades y virtudes de un organismo se perpetúan en su descendencia. Pero había otra cosa que no pudo explicar: no pudo entender cómo se podían crear especies nuevas. No entendía que cambiaba para que la evolución de pronto saltase…
Estas dos cosas se explicarán gracias a la aportación de un brillante religioso nacido en la actual República Checa…Gregor Johann Mendel, nacido en el año de nuestro señor de 1822 y fallecido en 1884, que, gracias a sus experimentos con diferentes variedades de guisantes (Pisum Sativum), pudo establecer las conocidas en la actualidad como "Leyes de Mendel", que rigen la herencia genética.
Nació el bueno de Mendel en un pueblo llamado Heinazendor, perteneciente en aquel entonces al imperio austrohúngaro, y fue bautizado con el nombre de Johann, aunque cuando ingresó como fraile agustino, en 1843, en el convento de Brno, tomó el nombre de Gregorio. Fue ordenado sacerdote en 1847.
Recuerdo que, en mi época de estudiante, de lo que tampoco hace demasiado tiempo, se retrataba a este señor como un monje provinciano sencillo, pero perspicaz e iluminado, cuyos descubrimientos fueron, en gran medida, fruto de la casualidad, como resultado de estar pendiente de algunos rasgos interesantes de la herencia mientras cultivaba guisantes en el huerto del monasterio.
Pero no fue así.
En realidad, Mendel, poseía formación científica: había estudiado física y matemáticas en el Instituto Filosófico de Olmütz y en la Universidad de Viena, aplicando todos sus conocimientos a los experimentos que realizó. No solo eso: el monasterio de Brno en el que vivió desde 1843 era reconocido como una institución ilustrada, con una biblioteca de 20.000 ejemplares y una gran tradición científica.
Pero además, sus descubrimientos no fueron fruto del azar: pasó cerca de dos años preparando sus especímenes de control, sus famosas siete variedades de guisantes, para asegurarse de que los cruces eran correctos. Luego, con la ayuda de dos ayudantes que trabajaban a jornada completa con él, cruzó y recruzó híbridos de 30.000 plantas de guisantes. Se trataba, en definitiva, de una delicada tarea en la que había que evitar cualquier error o cualquier fertilización cruzada accidental, además de un trabajo minucioso en el que había que registrar cualquier leve variación en la apariencia de las semillas, vainas, hojas, tallos y flores.
Mendel sabía bien lo que estaba haciendo, no era un curilla aficionado al cultivo de guisantes que sin querer descubrió las leyes de la herencia. El ya sabía...
Comenzó sus investigaciones eligiendo dos plantas de guisantes que se diferenciaban en un solo carácter: una tenía las semillas amarillas y otra verdes. Estas serian la denominada "generación parental" (P, los papis). Como resultado de este cruce se crearon plantas que producían solamente semillas amarillas. Asombrado e intrigado, repitió el mismo cruce con otras variedades que diferían en solo un factor, logrando idénticos resultados: se mantenía solo un carácter de los dos padres.
Así fue como llego a la idea de que cada semilla contenía dos "factores" o "elemente", como los llamaba él, uno dominante (el que se mantenía en el primer cruce) y otro recesivo (el que se perdía en el primer cruce). En ningún momento empleó la palabra "gen", que no fue acuñada hasta 1913 en un diccionario medico inglés, aunque antes, en 1909, lo había sugerido un biólogo danés, Wilhem Ludwig Johannsen. Para ser más exactos, las versiones diferentes de genes responsables de un fenotipo particular se llaman alelos. Los guisantes verdes y amarillos corresponden a distintos alelos del gen responsable del color.
Las plantas obtenidas en este primer cruce se denominan "Primera generación filial" (F1). Así, Mendel, dejó que se autofecundaran estas plantas F1 y obtuvo una segunda Generación Filial (F2), formada por plantas que producían semillas amarillas y verdes en una proporción de 3:1 a favor de las amarillas. Esto le permitió plantear las dos primeras leyes, que veremos más adelante.
Luego se propuso comprobar si estas leyes funcionaban en plantas diferenciadas en dos o más factores, para lo que eligió como generación parental a plantas de semillas amarillas y lisas y plantas de semillas verdes y rugosas. Las cruzó y obtuvo la primera generación filial, compuesta por plantas de semillas amarillas y lisas, con lo cual la primera ley se cumplía; en la F1 aparecían los caracteres dominantes (amarillos y lisos) y no los recesivos (verdes y rugosos).
Obtuvo la segunda generación filial autofecundando a la primera generación filial y obtuvo semillas de todos los estilos posibles, plantas que producían semillas amarillas y lisas, amarillas y rugosas, verdes y lisas y verdes y rugosas; las contó y probó con otras variedades y se obtenían en una proporción 9:3:3:1 (9 plantas de semillas amarillas y lisas, 3 de semillas amarillas y rugosas, 3 de semillas verdes y lisas y una planta de semillas verdes y rugosas).
MAÑANA MAS MENDEL...
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