PLQHQ DE VIAJE. LA MEDINA DE FEZ. Algo mas concreto.


BY MOSER

Al llegar a Bar Bou Jelud, la puerta mas importante de entrada a la Medina, uno puede verse de inmediato asaltado por chicos que ofrecen sus servicios para conocer la ciudad, conseguir hotel o cualquier otra cosa; en principio, no hay mas riesgo que perder unos euros; la figura de estos chicos es emblemática; chicos criados dentro de los barrios mas pobres de la Medina que encuentran un recurso para salir adelante en servir de guías y enlace con su mundo.

Están expuestos a ser detenidos por la policía (solo tienen derecho los guías oficiales) o a verse envueltos en peleas en la disputa por un cliente; de hecho con los dos que entable contacto tenían sendas cicatrices en la cara; la verdadera aristocracia de la Medina; personajes para la épica que no han perdido la sonrisa.

En mi caso me llevaron con eficiencia y amabilidad por diferentes alojamientos hasta que me decidí por uno donde negociaron un buen precio (su 20% ya lo tenían hablado con el dueño aparte); momento de despedirse de ellos tras darles lo que se crea oportuno por un trabajo bien realizado.

Para alojarse hay hoteles baratos y muy aparentes rodeando las murallas; pero mejor residir dentro; donde se pueden encontrar riads reformados, mas baratos, bien equipados, y muy, muy acogedores (unos 15e persona-noche).

Un RIAD es una construcción típica árabe, organizada de manera que la vida se vuelca hacia el patio central; grande y abierto al cielo; rodeado de las habitaciones que suben varias plantas; con grandes ventanas al centro y casi sin vistas al exterior.

Si se pretende conocer la Medina desde una perspectiva histórica será mejor hacerse de un guía oficial; de lo contrario o de carecer de tal necesidad os invito a precipitaros en su interior con cierta improvisación; sin un itinerario marcado; sin tiempo y abandonados a los ecos de una lejana casi-esperanza que emana de sus calles.

Pues a pesar de su caótica y aparentemente impenetrable complejidad volver a la senda de regreso no es, en realidad, mas que fruto del propósito; quizás una de tantas enseñanzas que su visita nos aportara; de mano de los minaretes tomados como referencia, de todo el tiempo del mundo y de la calma.

No esta de más, claro, un mapa detallado.

En el peor de los casos bastara con acercarse a cualquier chico y pedirle que te lleve de vuelta (un euro)

En los lugares mas concurridos (plazas y mercados) con facilidad os podéis ver saturados por las masivas imprecaciones a las que se suele ver sometido un extranjero con cara de novato; hay q acostumbrarse a ignorarlas con una sonrisa u os quedareis danzando una espiral tras otra de dirhams y “bienvenidos”.

Hay que comer y no es caro; sujeto como todo, a cierta negociación; sobre 5 euros el menú en un restaurante serie media; otra cosa es recurrir a los restaurantes más exclusivos, que los hay, o a aquellos con clara vocación de tablao flamenco pa guiris.

En definitiva, cuscus, tajin, cuscus, tajin, pinchos y té moruno muy, muy dulce y dulces y mas dulces.

Por cierto y para aquellos que no quieran renunciar al alcohol ni en tierra islámica, decir, que este es accesible en los supermercados de la ciudad nueva. También se podrá encargar allá donde residas a algún empleado con el que tengas confianza.

De todas, mejor empaquetar el güisqui en el aeropuerto de salida

No hay comentarios:

Publicar un comentario