HISTORIA DE LA HERMANDAD MASÓNICA (PARTE 22) LAS REVOLUCIONES ESPAÑOLAS. ISABEL II, ESPARTERO Y LOS CARLISTAS


Durante la Década Ominosa, 1823-1833, Fernando VII, el deseado, restauro en España el absolutismo más dañino y represivo, asfixiando a los liberales, y en especial a los masones. Pero, curiosamente, la intervención militar que propicio el final del trienio laboral, no encontró ninguna resistencia popular, probablemente porque estaban perturbados por tanto ajetreo político, y no sabían ni siquiera quien o quienes iban a mejorar su situación.

Nada mas reinstaurarse en el poder, Fernando VII, el 6 de diciembre de 1823, promulga un nuevo decreto en contra de las sociedades secretas, argumentando que habían sido una ayuda importantísima para las revoluciones americanas y españolas. Unos días después se elaboraba un informe sobre la historia de la masonería en España, fuente indispensable para el estudio de la hermandad.

La paranoia del monarca con los masones era tal que, cuando concedió el indulto general, en 1824, excluyo a los que hubieran militado en sociedades secretas, casi todos pertenecientes al ejército. Un año después, el pontífice León XII promulga una nota en la que reiteraba las censuras eclesiásticas contra la masonería y las sociedades secretas. Como vemos absolutismo y papado iban de la mano, no solamente contra la masonería, sino contra todo lo que representase libertad y reformas.

Así que estos años fueron duros para los masones españoles. Claro que el deseado fallece en 1833, y la reina gobernadora, María Cristina, regente hasta que Isabel alcanzase la mayoría de edad, promulgo un decreto en virtud del cual se amnistiaba a los masones y se les permitía acceder a cargos públicos. Además la regente inició un acercamiento hacia los liberales y concedió una amplia amnistía para los liberales exiliados, prefigurando el viraje político hacia el liberalismo que se produciría a la muerte del rey.

A la muerte del monarca, su hermano, el infante Don Carlos, junto con otros realistas que consideraban a este como el legítimo heredero, y no su hija primogénita, Isabel, se sublevaron, comenzando la primera Guerra Carlista, haciendo su aparición estelar el importante Carlismo. Carlos emitió el manifiesto de Abrantes el 1 de octubre, en el que declaraba su ascensión al trono con el nombre de Carlos V.

Isabel II reinó durante un período de transición en España en el que la monarquía cedió más poder político al parlamento, pero puso continuas trabas a la participación de los ciudadanos. En el terreno de la lucha por las libertades democráticas su reinado es la historia de un fracaso; es también la del falseamiento de las instituciones y la de la corrupción electoral. Ningún partido que hubiera organizado unas elecciones las perdió en ese periodo. Si hubo cambios fue por la interferencia de una casta militar que cambiaba gobiernos a base de pronunciamientos o golpes de estado de uno u otro signo.

La Orden masónica seguía siendo clandestina y periódicamente se avivaban las persecuciones en su contra, aunque sin llegar al grado de virulencia habida durante el infame reinado de Fernando VII de Borbón. En 1854 se suceden diversas persecuciones, especialmente sobre logias asturianas y catalanas que se saldan con condenas de prisión y destierro. En algunos casos interviene a través de presiones internacionales el Gran Maestre de Francia. En la mayor parte de las actuaciones habidas estas se producen por vía de la justicia militar.

La masonería tendrá una ligera tregua durante la época en la que el General Espartero, Masón (VER FOTO), en una época conocida como “El bienio Progresista”, iniciado en 1854, con un talante ampliamente liberal y reformista. Pero la reina, por la inestabilidad de la situación, provocado por el enfrentamiento entre liberales y moderados, prefirió conceder la jefatura del gobierno a O’Donnell, provocando incluso ciertos disturbios militares en julio de 1856.

La reina, que como vemos, interfería con bastante frecuencia en la política de la nación (en una ocasión llegó a postularse como presidenta del gobierno), se fue haciendo cada vez más impopular entre los políticos y acabó por causar su final al dar paso a la Revolución de 1868, la Gloriosa, inicio del periodo denominado Sexenio Democrático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario