TALES DE MILETO. AGUA ORDENADA...



Aristóteles, el gran filósofo griego, discípulo de Platón, nos cuenta en su obra “Política” que hubo un filósofo que destaco no solo en las matemáticas y en la reflexión nacional, sino que también lo hizo en las finanzas: gracias a sus conocimientos astronómicos, fue capaz de predecir que la cosecha de aceitunas de un año iba a ser excelente. Y listo como él solo, alquilo todas las prensas de aceite de la zona, mucho antes de que estuviese lista la cosecha, para que todos los agricultores tuvieran que recurrir a él para poder conseguir aceite.

Así pudo demostrar que los filósofos, además de pensar, son capaces de generar pasta. Aunque no todos fueron tan hábiles para esto.
Este singular señor se llamaba Tales y es conocido por el sobrenombre de la ciudad donde residió, Mileto, colonia jónica en la costa de la actual Turquía. Las fuentes datan su nacimiento de Tales en torno al año 640 a.c. y su muerte hacia el 545. Pero hay que tener en cuenta de que los datos biográficos que tenemos de este señor son bastante ambiguos y confusos, basados todos en estudios posteriores sobre su obra y vida. La fuente principal es Aristóteles, que se esfuerza en delimitar cuales escritos e ideas fueron realmente de Tales y cuales son añadidos posteriores a su obra.

Al parecer tuvo ascendencia fenicia, además, como los jonios eran bravos navegantes y comerciantes, y mantenían un amplio tráfico comercial con Egipto y Babilonia, es probable que Tales visitara el país de las pirámides en su juventud, como plantea Aristóteles, en donde fue educado por sacerdotes en matemáticas (se le atribuye haber realizado una medición de las pirámides, mediante las sombras que proyectan). En babilonia aprendió astronomía, disciplina que desarrollo a lo largo de su vida (existe una curiosa leyenda, referida por Herodoto, que cuenta que Tales predijo a los jónicos el año en que sucedería un eclipse solar, dejándolo boquiabiertos)

A Tales se le atribuye el descubrimiento de cinco teoremas geométricos. En primer lugar, el teorema relativo a la proporcionalidad de los segmentos cortados por rectas paralelas. El teorema, de dudosa atribución a Tales a pesar de llevar su nombre en la mayoría de los tratados elementales de geometría, aparece demostrado por primera vez en el libro VI de los Elementa de Euclides. No obstante, la atribución no carece de fundamento pues Tales lo habría, al menos, ejercitado en la determinación de la altura de las pirámides.

Pero la tradición considera a Tales no sólo como un sabio (uno de los siete sabios), un científico o un hombre práctico, sino, ante todo como un filósofo, más aún, como el fundador de la Filosofía (especialmente lo plantea Aristóteles) al buscar una explicación racional de la naturaleza, bastante alejada del mito. En este sentido, Tales habría enunciado, de acuerdo con la escasa información de los testimonios, las tres tesis filosóficas siguientes:

a) La fuente o principio de todas las cosas es el agua.
b) La tesis del hilozoísmo. Es decir, que todas las cosas, incluso las aparentemente inanimadas, tienen vida: «todo está lleno de démones».
c) Que el cambio y la generación se explican por medio de la condensación y de la rarefacción.

La filosofía griega surge, en principio, preguntándose por la naturaleza (la physis griega), y casi siempre en busca de un principio (arje) elemental, que es el “ser” de las cosas (como dirían filósofos posteriores). Para Tales este principio era el agua. Pero además estos principios, para los griegos, están en todos los seres del universo, vivos o inertes, formando algo así como el “sustrato”, y además, estos principios debían de ser capaces además de explicar los cambios.

El agua, para Tales, no solamente funcionaria como principio, sino también como sustrato y causa del cambio. Esta es la explicación sencilla de sus tres tesis filosóficas. El agua es todo y mueve todo. Pero ¿Por qué? Este señor consideraba que la tierra descansaba sobre el agua (como una isla), y que todo está formado por agua. Por lo tanto, tanto los cambios en el planeta como los cambios en las personas, se producían por el agua.

Sus planteamientos filosóficos, aunque hoy en día serian considerados más bien científicos, en realidad conllevan una importante reflexión para su época: propone el material que emplearon los dioses para hacernos, y, además, el mecanismo interno por el que se rige la creación. Esto, por un lado, es un desafío a la idea del Mito griego, donde los dioses son arbitrarios y antropoides, porque plantea una realidad ordenada, sistemática, sin cabida para la casualidad o la arbitrariedad. Todo está hecho según un plan exacto, donde no cabe la improvisación.

La diferencia, pues, entre estos creadores perfeccionistas, sistemáticos, imaginativos y ordenados, y los dioses del Olimpo, llenos de pasiones humanas, caóticos, espontáneos, es enorme, y supone uno de los primeros pasos hacia una racionalización de la religión, en el sentido de que las antiguas doctrinas irracionales (del tipo Homérico), poco a poco, se van haciendo “lógicas” y ordenadas (del tipo platónico).

«Tales, fundador de esta filosofía, considera el agua como primer principio. Por esto llega hasta pretender, que la tierra descansa en el agua; y se vio probablemente conducido a esta idea, porque observaba que la humedad alimenta todas las cosas, que lo caliente mismo procede de ella, y que todo animal vive de la humedad; y aquello de donde viene todo, es claro, que es el principio de todas las cosas. Otra observación le condujo también a esta opinión. Las semillas de todas las cosas son húmedas por naturaleza; y el agua es el principio de las cosas húmedas. Algunos creen, que los hombres de los más remotos tiempos, y con ellos los primeros teólogos muy anteriores a nuestra época, se figuraron la naturaleza de la misma manera que Tales. Han presentado como autores del universo el Océano y a Tetis, y los dioses, según ellos, juran por el agua, por esa agua que los poetas llaman el Stigio. Porque lo más antiguo que existe es igualmente lo que hay de más sagrado; y lo más sagrado que hay es el juramento. ¿Hay en esta antigua opinión una explicación de la naturaleza? No es cosa que se vea claramente. Tal fue, sin embargo, por lo que se dice, la doctrina de Tales sobre la primera causa». Aristóteles, Metafísica, I, 3.

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