YELLOWSTONE
Casi todos imaginamos, cuando pensamos en un volcán, la clásica forma cónica, similar a la del Monte Fuji o el Kilimanjaro, que es la forma que se crea cuando el magma de la erupción se acumula en un montículo simétrico. De este tipo se cree que existen unos 10.000 en el mundo, casi todo extintos, excepto varios centenares.
Pero existe otro tipo que no forma montañas: se trata de volcanes tan explosivos que se abren de forma violenta en un solo y potente estallido, dejando detrás un enorme pozo, una caldera. Yellowstone debía de ser uno de estos, pero, como hemos dicho, los investigadores no encontraban por ningún lado la caldera.
Y el motivo de esto era que prácticamente TODO el parque era la caldera (9.000 kilometros cuadrados). La explosión había dejado un agujero de 65 kilometros de anchura. En algún momento del pasado, Yellowstone reventó con una violencia superior a la escala de cualquier cosa conocida por los humanos.
Resulta, pues, que Yellowstone es un “supervolcán”. Se asiente encima de un punto caliente, un depósito de roca fundida que se inicia a un mínimo de 200 kilometros bajo tierra y se eleva casi hasta la superficie, formando lo que se llama una superpluma (algo parecido a los vasos de Martini, estrechas por abajo y se ensanchan progresivamente a medida que se acercan a la superficie). Debajo de la superficie existe una cámara de magma que tiene unos 72 kilometros de ancho y unos 13 kilometros de espesor. La presión que ejerce semejante depósito de lava sobre la corte que esta encima, ha elevado el parque y el territorio del entorno medio kilometro de altura.
Lo chungo es que estos supervolcanes no son raros. Existen unos treinta activos ahora mismo, y son responsables de muchas de las islas más conocidas (Azores, Canarias, Galápagos…), ya que, aparte de Yellowstone, todas son oceánicas. Y esto es raro. Nadie sabe como acabo este parque nacional debajo de una placa continental. Así, mientras los otros supervolcanes tienden a emitir lava constante y tranquilamente, Yellowstone lo hace violentamente.
La primera erupción conocida fue hace 16.5 millones de años, y desde entonces ha habido unas cien mas, a cada cual más brutal. No podemos compararlas con nada. La mayor explosión que conocemos en tiempos recientes es la de Krakatoa, en Indonesia, en 1889, y fue de tal magnitud que reverbero el planeta durante nueve días, e hizo agitarse las aguas incluso en el Canal de la Mancha. Pero si fuese una pelota de tenis el Krakatoa, Yellowstone seria una pelota como tú de grande…
La lluvia de cenizas de la última erupción cubrió por completo o en parte 19 estados del Oeste (mas zonas de Canadá y México). Hazte una idea: hicieron falta miles de trabajadores durante varios meses para retirar los desechos del destruido World Trade Center. Imagina lo que costaría limpiar solo el estado de Kansas…Esto sin tener en cuenta las consecuencias climáticas. La erupción del supervolcán de Toba, en Sumatra, hace 74.000 años, provoco seis años de invierno (infierno) volcánico, llevo a los seres humanos al borde de la extinción (reduciéndolos a unos cuantos millares de individuos).
Lo malo es que el ciclo de erupciones de Yellowstone se produce con un promedio de una gran explosión cada 600.000 años. La última fue hace unos 630.000… ya va tocando. Y nadie sabe cuáles son las señales de aviso, aunque se suponen ciertos indicativos, como terremotos, levantamientos superficiales y cambios en los geiseres y chimeneas de vapor… pero, realmente, no se sabe, y, además, estas cosas ya están presentes en Yellowstone…
En 1965, el matrimonio de biólogos formado por Thomas y Louise Brock estaban de visita en Yellowstone por motivos laborales. Decidieron recoger una muestra de la capa superficial marron de Emerald Pool, una charca del parque, y lo examinaron en busca de vida. Ante su profunda sorpresa, y mas tarde la nuestra, estaba llena de microbios vivos. Habían encontrado los primeros Extremofilos, unos seres capaces de vivir en aguas chungas (o muy calientes, o muy acidas o muy toxicas). Emerald Pool lo tenia todo, y aun así había vida: por lo menos dos tipos de seres, los Sulpholobus acidocaldarius y los Thermophilus aquaticus, como fueron llamados desde entonces.
El segundo tipo, los Thermophilus contenían unas enzimas resistentes que podían emplearse para crear un tipo de alquimia química conocida como “reacción de polimerización en cadena”, que permite generar montones de ADN a partir de casi nada. Es una especie de fotocopiadora genética y se convirtió en la base de toda la ciencia genética posterior.
Otros científicos encontraron microbios aun mas resistentes, los Hipertermofilos, que viven a temperaturas de 80 grados o mas. El Pyrolobus fumarii vive en las paredes de las chimeneas oceánicas, con temperaturas de hasta 113 grados.
Resulta que la vida es infinitamente mas lista y adaptable de lo que habíamos pensado. Eso es alguno muy bueno, porque vivimos en un planeta que no quiere que estemos aquí.
Por lo menos lo parece...
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Voy a preparar mi kit de supervivencia, y con ello plantas criogenizadas para comer durante el invierno volcanico D:
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