EL SER HUMANO TOMA CONCIENCIA: EL TIEMPO-EJE
En 1883 nació en Alemania Karl Jaspers, psicólogo y filósofo, asociado con el existencialismo de Nietzsche o Kierkegaard, aunque en realidad bastante lejano a estos señores de los que algún día hablaremos, al igual que de Jaspers, del que hablaremos mucho más adelante.
Lo saco a colación ahora por un concepto interesantísimo que propuso en su genial libro “Origen y meta de la historia”. Se trata de algo que el alemán denominaba “El Tiempo-Eje”, algo no concluyente ni palpable, algo mas allá del academicismo prepotente empeñado en demostrar todo. Se trataría de un “eje” trascendental para la historia del pensamiento de la humanidad, que según Jaspers, parece estar situado entre los siglos VI y II a.c.
En este periodo que Jaspers denomina “Tiempo-Eje” se concentran y coinciden multitud de hechos, personajes e ideas extraordinarias, tanto en oriente como en occidente.
En China viven Confucio y Lao-Tse, aparecen todas las direcciones y temáticas de la filosofía china, meditan Mo-Ti, Chuang-Tse, Lie-Tse y otros muchos. En la India surgen los Upanishads, vive Buda, se desarrollan también todas las tendencias filosóficas, muchas similares a las occidentales (materialismo, sofistica, nihilismo…). En Iran enseña Zoroastro la doctrina dualista del bien contra el mal y viceversa. En Palestina surgen los profetas, desde Elias, siguiendo con Isaías y Jeremías. En Grecia encontramos a Homero, los filósofos (Parmenides, Heráclito, Platón), los trágicos, Arquímedes…
Y lo más importantes es que todos estos nombres, filosofías e ideas surgen sin que supieran unos de otros. Eso es lo maravilloso del “Tiempo-Eje”. En todos estos lugares el hombre toma conciencia simultáneamente de sí mismo y de sus límites. Siente el mundo como un lugar terrible y despiadado, y se ve a sí mismo impotente ante el devenir de los acontecimientos. Y esto le lleva a formularse preguntas radicales y trascendentales (¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué morimos? ¿Por qué nacemos?...)
En aquellos trascendentales siglos, el ser humano, desde el abismo de la frustración existencias, desde el dolor y la angustia, se esfuerza en liberarse y salvarse, proponiéndose las finalidades más altas: comprender, encontrar el sentido de la vida y de la muerte, hallar motivos para vivir… Y esto le lleva a experimentar (en algunos casos a encontrar) lo incondicionado, lo absoluto… y así el ser humano llega al Dios de los judíos, a las Ideas de Platón, al dualismo Zoroástrico, al dolor de Buda, a la reencarnación hindú… el ser humano aspira a ser, no solo AQUÍ y AHORA, sino siempre. Pero lo hace, por primera vez, desde la razón, no desde el mito, lo hace creando dioses e ideas que justifiquen sus aspiraciones.
Pero también en estos siglos fascinantes el ser humano se ve en la necesidad de regular su comportamiento, y surge la ETICA, basada en la justicia, que cada pueblo legitimara de forma diferente (unos con dioses vengativos e iracundos, otros con reencarnaciones purificadores, otros con el desprecio hacia el mundo físico…), pero que tiene como objetivo claro la convivencia entre todos.
Esa transformación de la experiencia humana puede calificarse como “Espiritualización”. El hombre ya no está solo, aunque sigue con dudas, y, por tanto, abierto a nuevas e ilimitadas posibilidades. A partir de ahora el ser humano pregunta, comprende, escucha, dialoga y filosofea. Y aunque solo sean unos cuantos eruditos y listillos, esta transformación, a la larga, cambiara la conciencia global del hombre.
El ser del hombre dara en su totalidad un gran salto.
Ahora empezamos en serio con nuestra historia. ¿Qué os parece Tales de Mileto pa empezar? Vamos allá…
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