DE LO MAS PEQUEÑO, PARTE 2, QUARKS Y SUPUERCUERDAS


Así, la física de partículas es enormemente cara, pero, también, es muy productiva. El número actual de partículas es de unas 150, aunque se calcula que existen otras cien más, por lo menos. El problema está en entender las relaciones entre ellas y para que las quiere la naturaleza, ya que cada vez que se abre una caja, nos encontramos que dentro hay otra más chica.

Carl Sagan planteo en “Cosmos” que si pudiésemos viajar hasta entrar dentro de un electrón, podrías encontrarte con que contiene un universo propio: “En su interior, organizados en el equivalente local de galaxias y estructuras más pequeñas, hay un numero inmenso de partículas elementales mucho más pequeñas, que son a su vez, universos del siguiente nivel, y así eternamente… una regresión infinita hacia el interior, universos dentro de universos, interminablemente. Y también hacia el exterior”

Para la mayoría de los mortales es un mundo que sobrepasa lo comprensible. Incluso el simple hecho de leer una guía elemental de física de partículas obliga a hacerse camino por espesuras dialécticas como esta: “el pion cargado y el antipion se desintegran respectivamente en un muon, más un antineutrino y un antimuon, más un neutrino, con una vida media de 2.603 x 10 elevado a menos 8”. CAGATE!!


En los maravillosos sesenta un californiano aficionado al LSD y la marihuana, MURRAY GELL-MANN invento una nueva clase de partículas, un término colectivo empleado por los físicos para los protones, neutrones y otras partículas gobernadas por la fuerza nuclear fuerte. Partía de la teoría de que todos los hadrones estaban compuestos de partículas más pequeñas y más fundamentales. Le puso el bonito nombre de Quarks.

La simplicidad básica de los quarks no duro demasiado: pronto se hizo necesario introducir subdivisiones. Aunque son tan chicos para tener color, sabor o cualquier otra característica apreciables, existen 6 categorías (arriba, abajo, extraño, encanto, superior e inferior), a las que los físicos aluden curiosamente como sus “aromas”.


De todo esto surge lo que se denomina Modelo Estándar, que es en esencia una especie de caja de piezas para el mundo subatómico: consiste en seis quarks, seis leptones, cinco bosones conocidos y un sexto postulado (el boson de Higgs, que es el quieren encontrar en el CERN suizo), mas tres de las cuatro fuerzas físicas: las fuerzas nucleares fuerte y débil y el electromagnetismo.

Esta ordenación consiste, básicamente, en que entre los bloques de construcción fundamentales del Gran Arquitecto figuran los quarks, que se mantienen unidos por unas cosicas llamadas gluones. Juntos, quarks y gluones, forman protones y neutrones (el material del núcleo del átomo). Los leptones son los ladrillos de electrones y neutrinos. Los bosones son las partículas que producen y portan fuerzas, e incluyen fotones y gluones.

Te has enterao? Es jodido, lo sé, pero así de complicado es el tema.

Pero resulta que este Modelo Estándar es incompleto y difícil de manejar: por un lado no dice absolutamente nada sobre la gravedad, tampoco puede explicar la masa (para ello es necesario demostrar la existencia del hipotético Boson de Higgs, que es, me repito, lo que están intentando hacer en el CERN suizo).

Pero un día llego un listo y se saco de la manga algo llamado “Teoría de las supercuerdas”, que postula que todas estas cosicas que habíamos estado considerando como partículas, son en realidad cuerdas, fibras vibrantes de energía que oscilan en 11 dimensiones, consistentes en las tres que conocemos, mas el tiempo y siete más que ni ellos mismos acaban de explicar del todo. Esta teoría, al introducir dimensiones extra, permite a los físicos unir leyes cuánticas y gravitatorias en un paquete limpio y ordenado. Pero no hay dios que lo entienda. Como ejemplo así explica el físico Michioo Kaku la estructura del universo:

“la cuerda heterotica está formada por una cuerda cerrada que tiene dos tipos de vibraciones, una en el sentido de las agujas del reloj y la otra en el sentido contrario, que se tratan de forma diferente. Las vibraciones en el sentido de las agujas del reloj viven en un espacio decadimensional, y las otras viven en un espacio de 26 dimensiones, 16 de las cuales han sido compactadas. (Recordemos que, en el espacio de cinco dimensiones, la quinta estaba compactada por hallarse agrupada en circulo)”

… y sigue así unas 350 páginas más, llenas de claridad y de verdades como puños.

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