GOBEKLI TEPE. EL PRIMER TEMPLO DE LA HISTORIA.


Cerca de la frontera de Siria, al sureste de la actual Turquía, en un lugar llamado Göbekli Tepe, fue donde, en 1990, Klaus Schmitd (prestigioso arqueólogo alemán) encontró los restos del lugar de culto religioso más antiguo del mundo, clave para entender cómo se produjo la transición entre el paleolítico y el neolítico, entre cazadores recolectores nómadas y agricultores-ganaderos sedentarios. Y todo esto es porque el yacimiento esta datado en el 9.000 a.c., si no son aun más antiguas.

La estructura del templo es curiosísima: está compuesta por tres circulo megalíticos (aunque se estima que existen muchos más, aun no excavados) de piedra que, además, fueron enterrados hace miles de años en la cima de la colina donde se encuentra el yacimiento. En comparación con Stonehenge, conforman una estructura humilde. Ninguno de los círculos excavados mide más de 30 metros de longitud.

Los pilares tienen forma de T, pesan entre 10 y 20 toneladas, siendo el mayor de unas 50, y tienen unos tres metros de alto, aunque en el centro de cada circulo se encuentran dos ligeramente más altos que el resto. Estos están unidos mediante un muro toscamente construido, sobre un banco de piedra, que representa el nivel más antiguo de construcción, fechado en torno al 9.000 a.c. Y parece ser que estos pilares estaban hechos para soportar un techo, que hoy en día ha desaparecido, probablemente porque estaba construido con materiales perecederos, seguramente madera. El segundo periodo de construcción data entre en 7.500 y el 6.000 a.c., caracterizado por la construcción de varias habitaciones rectangulares con suelos pulidos de cal.

Lo que hace de este conjunto algo remarcable es que cuentan con grabados de jabalíes, zorros, leones, pájaros, serpientes y escorpiones, además de la época de la que data. Todo esto hace pensar en celebraciones rituales o cultos a la fertilidad, teniendo en cuenta que aun no practicaban la ganadería, siendo, eminentemente, cazadores. Los monolitos fueron, además, tallados con otras imágenes de animales y pictogramas abstractos que son difíciles de entender.


Muy lejos de la rueda o la escritura, las personas que levantaron estas edificaciones no conocían siquiera la cerámica ni cultivaban el trigo. Vivían en aldeas y eran cazadores, no agricultores. “La gente pensaba que sólo las civilizaciones complejas y jerárquicas eran capaces de construir tales emplazamientos monumentales, y que sólo cambiaron de dirección con la invención de la agricultura", explicó Ian Hodder, catedrático de antropología de la Universidad de Stanford, al cargo de las excavaciones en Catalhoyuk, el más conocido emplazamiento neolítico de Turquía, desde 1993. "Göbekli lo cambia todo. Es elaborado, complejo y preagrícola. Todo esto convierte el emplazamiento en el descubrimiento arqueológico más importante desde hace mucho tiempo".

Con tan sólo una fracción del emplazamiento al descubierto tras una década de excavación, la importancia de Göbekli Tepe para las personas que lo construyeron continúa siendo todo un misterio. Hay quien piensa que se trataba del punto central de un rito de fertilidad, y que las dos piedras elevadas en el centro de cada círculo representaban a un hombre y una mujer. Se trata de una teoría que el consejo turístico de la cercana Urfa ha adoptado con presteza. Visite el jardín del Edén, anuncian a bombo y platillo sus folletos: vea a Adán y Eva.

Schmidt se muestra escéptico. Está de acuerdo en que Göbekli Tepe podría ser "el último florecimiento de un mundo semi-nómada que la agricultura estaba a punto de destruir", y apunta que su condición actual casi perfecta se debe a que aquéllos que lo construyeron lo enterraron al poco bajo toneladas de tierra, como si su rico mundo de animales salvajes hubiese perdido todo sentido.

También plantea que se trataba de un centro ceremonial, sin viviendas alrededor, adonde iban en peregrinación los habitantes de las zonas cercanas.


Schmidt cree que la gente que construyó estas enigmáticas estructuras vino desde muy lejos, y que realizan sacrificios de animales. Han encontrado huesos de animales salvajes, como gacelas, ciervos, jabalíes, cabras, ovejas y bueyes, además de una docena de especies de diferentes aves, como buitres y patos, dispersos por todo el lugar. La mayoría de estos animales están representados en los relieves.

Todavía hay mucho que no entendemos de las prácticas religiosas, pero advierte Schmidt que las imágenes de los animales “probablemente ilustren historias de la religión de los cazadores-recolectores y sus creencias, aunque no sabemos en este momento cuáles eran”. Representaban a los animales que veían, simplemente, o eran representaciones simbólicas de los animales para su uso en rituales que asegurarían el éxito en la caza.

Sea como sea, aun falta mucho que descubrir en este fascinante lugar. Y seguro que la información definitiva cambiara la forma en la que entendemos nuestra historia.

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