EL PLOMO, LOS CFC Y LA EDAD DE LA TIERRA, 3/3. LA VIEJA TIERRA TIENE EDAD POR FIN



En los años 20 la geología había pasado de moda, por lo que se destinaban muy pocos fondos. Esto afectaría especialmente al bueno de Arthur Holmes, durante muchos años TODO el departamento de geología de la universidad de Durham y que tuvo que trabajar con unos medios ridículos, comparados con sus colegas físicos de la habitación de al lado. De vez en cuando dejaba el trabajo académico para poder alimentar a sus hijos (llego incluso a montar una tienda de artículos exóticos).

Pero un día vio la luz: su técnica era sencilla en teoría y se basaba en la idea que algunos átomos se desintegran pasando de ser un elemento a ser otro a un ritmo previsible, tanto como para que se puedan usar como relojes (estos son los relojes atomicos). Holmes midio la tasa de desintegración del uranio hasta convertirse en plomo, para poder calcular la edad de las rocas, y de camino, la de la tierra.

Pero había que superar muchas dificultades técnicas. Holmes necesitaba herramientas e instrumental carísimo… y los fondos escaseaban. Así que fue toda una hazaña que pudiese proclamar con cierta seguridad, en 1946, que la tierra tenia como mínimo tres mil millones de años de antigüedad, y posiblemente algo mas.

Claro, que Holmes choco con un obstáculo formidable: el espíritu conservador de sus colegas, los otros científicos. Muchos decían que no había calculado la edad de la tierra, sino la de los materiales que la componían.

Fue justo cuando un tipo llamado HARRISON BROWN, de Chicago, ideo una nueva forma de contar isotopos de plomo de las rocas ígneas (las que se crearon a través del calor). Pero calcular la edad de la tierra le llevaría años, y el trabajo lo acabaría su becario CLAIR PATTERSON, que empezó a currar en 1948, y tardo siete años en terminar.

Como en la tierra es difícil encontrar rocas realmente antiguas (por la tectónica de placas), se le ocurrió la genial idea de que podía solventar el problema con rocas “from outer space”. Así partió de la consideración de que muchos meteoritos son básicamente sobras de materiales de construcción del periodo inicial del sistema solar. Determina la edad de estas rocas errantes y tendras también la edad de la tierra.

Pero esto tampoco es sencillo: los meteoritos no abundan, la técnica era complicada, y estaba el gran problema de la contaminación por plomo que comentábamos en capítulos anteriores. Así que tuvo que idear un laboratorio esterilizado y tras siete años de arduo trabajo, Patterson proclamo una edad definitiva para la tierra de 4.500 millones de años (70 millones arriba o abajo), cifra que se mantiene invariable hoy en día.

Casi por el mismo tiempo Patterson comenzó a interesarse por el hecho de que hubiese todo aquel plomo en la atmosfera, y no tardo en comprobar que el 90% procedía de los tubos de escape de los coches. Pero necesitaba comparar los niveles para demostrarlo, y recurrió a los testigos de hielo. Así demostró que en 1923 casi no había plomo en la atmosfera y que los niveles habían aumentado de manera alarmante desde entonces. Por ello se convirtió en un critico constante de la industria del plomo y de sus intereses.

Pero resultaría ser una campaña infernal: vio como se le retiraban los fondos para sus estudios, intentaron echarle… pero Patterson se mantuvo firme, en 1970 logro que se aprobase la ley de aire limpio, y en 1986 que se retirase del mercado la gasolina plomada. Casi inmediatamente después se produjo una reducción del 80% del plomo en sangre de los yanquis.

Patterson pasara a la posteridad por esto, y por lograr determinar una edad para la tierra. El único problema era que resultaba ser mas vieja que el universo que la contenía…

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