STONEHENGE, PARTE 4. QUE ES ¿QUE ES STONEHENGE? LOS AGUJEROS DE AUBREY Y EL TEMPLO DRUIDA


ByOskarele

En el condado de Wiltshire, donde se encuentra Stonehenge y Avebury, nació, en el año de nuestro señor de 1697, John Aubrey, el de los famosos “agujeros de Aubrey” que bordean el perímetro exterior del Henge de Stonehenge. Este curioso señor, famoso por sus “Vidas breves”, pequeños y escuetos relatos biográficos de personajes ilustres (William Shakespeare, Ben Johnson, Francis Bacon, Robert Boyle o el desgraciado de Sir Walter Raleigh), desde 1649 comenzó a prestarle atención a los restos megalíticos de Avebury (de los que hablamos en un artículo anterior)

Aubrey, gran aficionado a la historia, era un anticuario del siglo XVII, a medio camino entre el coleccionismo de piezas arqueológicas y el expolio sistemático de monumentos y yacimientos.  Tras morir su padre en 1652 hereda una amplia fortuna, pero también bastantes deudas, que le perseguirán de por vida.

De carácter desordenado y anárquico, cuando fallece, en 1697, dejo sin ordenar sus miles de notas para su “Vidas breves”, quedando estas depositadas sin ordenar ni nada en la Biblioteca Bodlejana, the Bod, la principal biblioteca de investigación de Oxford. Allí pasaron dos siglos hasta que las “Vidas Breves” de Aubrey fueron editadas, en 1898.

¿Por qué os cuento todo esto? Pues porque es de vital importancia para nuestro trabajo sobre Stonehenge el hallazgo que en 1919, 222 años después de la muerte de Aubrey, el coronel William Hawley hizo entre las notas que quedaban en la biblioteca Bod: encontró unas páginas sueltas en las que Aubrey narraba el hallazgo de una serie de agujeros en Stonehenge, por entonces muy de moda.

Aubrey encontró solamente cinco agujeros en 1666 (bonito numero), y el coronel Hawley, gracias a sus notas, pudo encontrar 34 en una primera excavación y otros 22 posteriormente, que hacen un total de 56… lo que le faltaba a Stonehenge para desconcertar al personal. ¿Qué son esos agujeros? ¿Para que servían? El coronel no supo explicarlo, igual que tampoco lo hizo Aubrey doscientos años antes.


Aubrey pensaba que Stonehenge era un templo construido por los celtas, donde se celebraban rituales dirigidos por los Druidas.  Lo mismo pensaba su coetáneo William Stukeley, masón y aficionado a la historia antigua, aunque este se empeñaba en establecer una relación directa entre el antiguo Egipto, los Celtas, Stonehenge y la masonería. El problema está en que los druidas celtas nada tenían que ver con la construcción de Stonehenge (aunque es probable que si empleasen la zona en su época), ya que el complejo existía desde 2.000 años antes de la llegada de los celtas.

Sin embargo en su momento las tesis de Aubrey y Stukeley tuvieron bastante éxito, dando lugar a innumerables artificios que representaban a Stonehenge como un templo ritual en donde los druidas propiciaban a los dioses de la naturaleza mediante sacrificios humanos. Incluso una piedra que yace en posición horizontal en el centro de Stonehenge fue bautizada como "La Piedra del Altar", cuando en realidad se trata simplemente de un megalito caído en tierra.

La falsa relación entre druidas y Stonehenge llegó a tal punto que una agrupación masónica denominada "Antigua Orden Unificada de Druidas" realizaba al amanecer del solsticio de verano una serie de ritos presuntamente druidas que evidentemente fueron inventados por la imaginativa mente de alguno de sus líderes.

Además, estas tesis del supuesto origen celta y de que Stonehenge era un templo seguían sin explicar los dichos Agujeros de Aubrey. Hasta que en los años sesenta el director del departamento de Astronomía de la Universidad de Boston, llamado Gerald Stanley Hawkins, la lio, y bien gorda… como podréis comprobar en el próximo capítulo.

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