¿QUÉ SON LAS CANAS?
Perpetrado por Oskarele

“De pronto me vi, como un perro de nadie, ladrando, a las puertas del cielo. Me dejó un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo.” Don Joaquín Sabina.

“Escarcha en el pelo”, posiblemente la metáfora más bonita que recuerdo ahora mismo del paso del tiempo y del envejecimiento. Como lo son las propias canas, a las que se refiere la metáfora de Sabina, síntoma y símbolo de que el tiempo pasa, y de que el cuerpo entra en una especie de barrena, como los aviones, de la que no podemos escapar.

Malditas canas.

Pero, ¿Qué son las canas?

La “canicie”, como se conoce académicamente al proceso mediante el cual el pelo pierde su color, se produce por una serie de hechos perpetrados, con diferente grado de participación, por los genes, los años, algunas proteínas y unas cuantas enzimas. Básicamente, lo que pasa es que el mecanismo que encarga de mantener ese color de pelo que teníamos en los años mozos se jode. Y esto produce que el tinte natural desaparezca. La “cana” serian esos pelicos afectados por la conspiración de la edad y el ADN…

La melanina es la que da el color a la piel y al pelo, rasgo distintivo de cada uno de nosotros.
Pero no siempre es igual: durante la juventud sufre un proceso que lo oscurece, pero después la tonalidad del cabello alcanza una fase estacionaria previa a la aparición de las primeras canas, con la llegada de la madurez, y esto pasa por la disminución progresiva de la producción en el body de la melanina.

Lo chungo es que el proceso es irreversible.

En general a los melanocitos, las células que producen la melanina, les pasa lo que a todas las demás células: viven, crecen, se reproducen y mueren en un ciclo, renovándose constantemente de acuerdo con nuestro mapa genético y con las tareas que tienen que realizar en nuestro cuerpo. Y, por supuesto, como todas las otras, cuando crecemos, comienzan a dejar de funcionar.

Cuando esto sucede con los melanocitos en los folículos capilares, el pelo que crece desde el folículo comienza a perder pigmentación, volviéndose más claro. Cuando los melanocitos dejan de funcionar por completo, el pelo se vuelve totalmente canoso.

Mediante este proceso irremediable -salvo con los tintes-, el pelo se vuelve blanco y traslúcido, curiosamente, porque deberían de ser transparentes, como las uñas, pues la queratina, sustancia orgánica que conforma pelos y uñas, es así. La causa de que las canas se vean de color blanco obedece a fenómenos ópticos. Podría explicarse con el ejemplo de lo que le ocurre al hielo picado, que aparece blanquecino y no transparente…

Pero hay multitud de casos en los que las canas aparecen a mediana edad, prematuramente (no es que me pase a mí, es a un amigo que se lo contó otro amigo que a su vez…), y aquí tienen poco que ver los años, ganando peso en la ecuación nuestros amigos los genes. Aunque también existen determinadas enfermedades que producen esto a destiempo, como la anemia perniciosa o el hipotiroidismo, relacionadas con la falta de la vitamina B-12 en el organismo.

Generalmente no sucede en las mismas edades en todas las razas (mira que me jode usar este concepto) o grupos humanos (¿mejor este?). En los individuos blancos y orientales suelen aparecer las primeras entre los treinta y los cuarenta, para tener la mitad del pelo canoso a los cincuenta. En cambio los negros empiezan a sufrir este proceso de decoloración más tarde. En concreto, a partir de los 45 años.

Determinados estudios aseguran que también suelen aparecer antes en los hombres que en las mujeres, pero no he encontrado estadísticas fiables de esto, así que ni caso.

El proceso es gradual (aunque hay quien asegura que han encanecido en una noche… hecho, por cierto, que es imposible, más que nada porque las canas nacen desde abajo…), poco a poco, pero inexorable. Comienza afectando la zona de las sienes, luego la coronilla y luego invade el resto. Por supuesto, en los hombres barbudos (o mujeres…) a la barba, pecho, axilas, brazos y zonas genitales.

Y luego está la poliosis, que es un tipo de canicie prematura, aunque localizada, caracterizada por afectar, por ejemplo, a un mechón concreto, que queda tiznado de blanco en medio de la cabellera.

Los expertos en la materia también certifican la existencia de casos en los que la canicie ha aparecido motivada por estrés continuo. Un disgusto, la pérdida de un familiar muy querido, el sometimiento a una fuerte presión en el entorno laboral o personal también pueden precipitar la aparición de las canas.

Y, cómo no, el tabaco: Recientes estudios demuestran que existen hasta cuatro veces más canosos prematuros entre los fumadores.

Mas info y fuentes aquí, aquí, aquí.

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