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El mesmerismo; corriente médico-física-filosófica; demodé a finales del sXVIII
Mesmer; personaje polémico en vida; tan denostado en adelante
Árbol de ciencia y salud, de vida y renovación para muchos; cajón de fraude y palabrería mohosa para otros tantos.
Según las creencias ancestrales; ya sean herméticas u orientales; todo lo existente comparte la misma esencia; y fluye e interconecta todo lo existente; el todo siempre es uno; el Qi o fluido vital; q impregna y conforma desde las estrellas a los seres vivos; a lo largo del polvo cósmico, a través de las vegetación y las piedras; en el occidente SXVIII se comienzan a describir sutiles corrientes eléctricas q recorren los cuerpos vivos y ondas electromagnéticas q emanan de lo tangible.
Nada existe sino el cambio q diría lao tse.
Todo vibra q dice el hermético deslenguado.
Y así la enfermedad con obstinada y lógica frecuencia ha sido considerada equivalente de bloqueo; de conflicto no resuelto si nos abstraemos a lo emocional, de estasis sanguíneo en manos de físicos purgantes; una falla en la natural y libre circulación del Qi
Y así Mesmer q así concibe la existencia, ilustrado de la tradición ( su tesis; “el influjo de los planetas en el cuerpo humano) ilustrado del nuevo tiempo (magnetismo); compone su particular sinfonía terapéutica anacrónica e imperecedera; a un paso de la revolución francesa; con la llegada de la razón implacable y su deshumanizada nueva ciencia; frente a un mundo antiguo de dogmas oxidados y rituales deformes; a medio camino, un incomodo y vergonzante nexo para dos enemigos, asido por los dedos a sus extremos, colgando en el vacío.
Fascinado por las manifestaciones magnéticas, ve en ellas una especie de modelo significativo, representativo y condicionable del flujo del Qi; inicialmente se servirá de imanes para su canalización; ideara una serie de artilugios; en especial, la conocida como “cubeta de Mesmer”; suerte de receptáculo cilíndrico, lleno de liquido ferroso del q salen unos apéndices metálicos a los q se “aferran” los pacientes, unidos estos a su vez, formando un círculo cerrado alrededor.
“En Francia, la curación de una persona pobre no vale nada. Cuatro curaciones burguesas no valen la de un marqués o la de un conde; cuatro curaciones de marqués equivalen apenas a la de un duque; y cuatro curaciones de duques no serían nada ante la curación de un príncipe. Qué contraste con mis ideas, yo que creía merecer la atención del mundo entero, aunque no hubiera curado más que perros”.
Mesmer curó aristócratas, incluso contó con el apoyo de alguna princesa, su fama creció y su figura se convirtió en todo un referente, también para aquellos q se alineaban en contra de sus preceptos; bajo el auspicio de Luis XVI sus ideas fueron rebatidas hasta quedar reducidas al ridículo por parte de eminentes científicos como Benjamin Franklin; y es q, ese Qi-magnético q recorre y da vida al universo, es seguramente tan cierto como literario, demasiado difuso, inaprensible experimentalmente bajo el rígido yugo de lo exacto; como, aun hoy en día, lo son los meridianos de acupuntura; en definitiva, su vida laboral fue siempre atendida por la controversia e incluso la persecución.
“No le preguntaré qué es practicar la medicina ilegalmente. Hasta este momento había pensado que aquel que demuestra que puede curar, no debería ser privado de la libertad de hacerlo”.
Vivirá momentos de esplendor y pronunciados declives; del mismo modo q su personalidad oscilaba de la grandilocuencia megalómana al aislamiento depresivo; de Viena a Paris y más tarde al silencio
En un momento dado, ya en Paris abandona su terapéutica por imanes a favor de la simple imposición de manos; es decir, no se necesita de imanes para canalizar la energía; sino exclusivamente de la propia autosugestión en brazos de un compromiso sincero por la curación entre el magnetizador y el magnetizado.
Pasa pues, finalmente, de un limitado “magnetismo mineral” a un omnisciente “magnetismo animal” q bien se podría calificar como carisma; q aplicado de convincente y adecuada manera incidirá en la esfera inconsciente y sugestiva del paciente; y es por esto q Mesmer, con frecuencia calificado como mero charlatán, es también atribuido como eslabón inexcusable del hipnotismo y de la psicología dinámica, madre del psicoanálisis.
Amante hermético; francmasón por supuesto; otorga relevancia real y absoluta al rito; sus gabinetes de tratamiento dotados de un sugerente y extraña aparatología; la utilización de cuidadas iluminaciones e, incluso en ocasiones, de música en directo; elementos todos, tan accesorios como imprescindibles, q colaboran, junto a su mirada, para conducir a los pacientes a un estado de sugestión, puerta de la catarsis, preámbulo de la liberación emocional y del alma, imprescindible para una verdadera sanación.
¿Mesmer era un charlatán?; era seguro un gran orador; q convenció al punto de la curación a muchos de los q se le acercaron en busca de ayuda; q sus ideas son imprecisas y sus métodos siempre parcialmente vedados, al contrario de la profusión publica q dio a sus logros, seguro; ya dijimos de su megalomanía; pero su éxito fue innegable, tal vez porque recogió a una buena parte de la sociedad, doblemente decepcionada; por la vieja medicina primero, y nuevamente por los métodos modernos. Igualmente distantes ambas al sufrimiento; Mesmer, al contrario q sus colegas, atiende y preconiza la relación afectiva con el terapeuta.
“Querida, ya no la examino sin sentir el placer inexpresable de haber dado la vida… por haberle devuelto la salud a quien posee las cualidades del corazón y del espíritu en el grado más eminente”.
En definitiva…
¿Q es la salud?
SOLO compromiso para con un uno mismo
¿Q es la medicina?
SOLO compromiso para con el q quiere ser ayudado
…cosas de herméticos cristianos
*Detalles del tratamiento, casos reportados, contexto histórico; una visión mesurada alejada de los tópicos reduccionistas:
Franklin Rausky, Mesmer ou la révolution thérapeutique, Paris, Payot, 1977, cap.IV
*Para soñar un poco ; seguramente para la verdadera comprensión del fenómeno:
William Q. Judge, Mesmerism, Lucifer
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