EL CAMINO HACIA NOSOTROS. LA EDAD DEL HIELO, PARTE 6. EL PERIODO CRIOGÉNICO, CUANDO LA TIERRA ERA UNA BOLA DE NIEVE
ByOskarele
De todos modos, no os preocupéis. En el artículo anterior decíamos que nuestro actual clima templado, con gran cantidad de hielo acumulado en los polos y en las grandes cordilleras alpinas, tiene pinta de durar bastantes años, siempre y cuando no cambie la configuración de las tierras emergidas y sin tener en cuenta cómo podemos cambiar la termodinámica de la tierra con la acción humana.
Así que, en teoría, pasaran miles de años antes de que podamos presenciar un deshielo absoluto.
Hay que tener en cuenta que hasta hace unos cincuenta millones de años nuestro planeta no tenía eras glaciares regulares, pero cuando empezamos a tenerlas tendieron a ser colosales: hace unos 2.200 millones de años se produjo un congelamiento masivo, al que siguieron unos mil millones de años de calor.
Luego hubo otra era glacial aun mayor que la primera, tan enorme que algunos científicos denominan a ese periodo el Criogénico o la era hiperglacial, aunque la denominación más popular es Tierra Bola de Nieve.
El período Criogénico (del Griego “cryos”, hielo y “génesis”, origen) comenzó pues hace 850 millones de años y finaliza hace 630 millones de años. Su nombre hace referencia a los depósitos glaciales encontrados en latitudes tropicales, seguidos de sedimentos de carbonatos.
En general, se considera que deben considerarse al menos dos grandes glaciaciones mundiales. Las glaciaciones Sturtian (que comprendió el intervalo de 760 a 700 millones de años) y Marinoan/Varanger (en torno a 635 millones de años) son las más grandes conocidas en la historia de la Tierra y pueden haber cubierto todo el planeta. Una glaciación final se produjo hace 582 millones de años durante el Período Ediacárico.
La teoría de la “Tierra bola de nieve”, que planteaba que los glaciares invadieron todo el globo, fue propuesta por el Doctor Kirshivink y es ahora sostenida por Paul F. Hoffman de la Universidad de Berkeley, y ha generado un gran debate pues no está mu claro si las glaciaciones fueron realmente acontecimientos mundiales o estaban localizadas. Aquí tenéis más información de esta sugerente teoría.
Es difícil hacerse una idea de las terribles condiciones que imperaban: se dice que, debido a una disminución de la radiación solar del 6% y a una reducción de la producción o retención de gases de efecto invernadero, la Tierra perdió casi toda su capacidad para mantenerse calentica.
Así se convirtió toda ella en una especie de Antártida.
Las temperaturas medias descendieron unos 45 grados, haciendo que se congelase prácticamente toda la superficie del planeta, alcanzando el hielo en los océanos los 800 metros de espesor en latitudes altas y decenas de metros en el ecuador.
Pero algo no encaja: los testimonios geológicos indican que había hielo por todos lados. Pero los testimonios biológicos indican con la misma fuerza que tenía que haber aguas abiertas en alguna parte… en primer lugar porque las cianobacterias sobrevivieron a la experiencia y fotosintetizan, es decir, necesitan luz solar y el hielo se vuelve enseguida opaco.
Así que se han propuesto dos posibilidades: una es que una pequeña cantidad de agua oceánica permaneció expuesta y la otra es que tal vez el hielo se formase de manera que se mantuviera traslucido, algo que sucede a veces en la naturaleza.
Además, si la Tierra se congeló por completo, se plantea la pregunta de cómo volvió a calentarse de nuevo: un planeta helado reflejaría tanto el sol que se mantendría congelado para siempre… pues parece que la salvación pudo llegar desde su caliente corazón de hierro fundido.
Es muy posible que nos salvasen los volcanes, que brotaron a través de la congelada superficie, bombeando gran cantidad de calor y gases que fundieron las nieves y reformaron la atmosfera.
Durante aquel periodo de tiempo, la vida estuvo a punto de extinguirse en nuestro planeta, pero, aparte de las cianobacterias mencionadas, en las profundidades marinas, gusanos tubiformes, almejas y otros bichicos vivían pegadicos a las chimeneas volcánicas como si nada estuviera pasando.
Curiosamente al final de ese periodo hiperfrígido se produjo la expansión cámbrica de la que hablamos en artículos anteriores, aquella explosión primaveral que cambio el rumbo de la vida en la Tierra.
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