PÁRRAFOS LITERARIOS. JOHN KENNEDY TOOLE.- de "La Conjura de los necios"


ByCineclásicajazz Pizcadelodemás

Ignatius J. Reilly es ese Don Quijote moderno que aparece en "La conjura de los necios" obra de John Kennedy Toole. Ignatius es un personaje singular, un tipo como no se pueden encontrar dos, alguien que por sus extravagancias no para de robarnos la sonrisa. "La conjura de los necios", libro escrito en 1962, es salvo algún trabajo juvenil, la única obra de este escritor que se suicidó con 31 años en 1969 a causa de la frustración que le provocó el no conseguir publicarlo. Su madre se tomó el asunto de la publicación del trabajo de su hijo como una cruzada personal y aunque le costó vida y milagros, tras años de insistencia y muchas negativas logró verlo impreso en 1980. La obra era de tal calidad humorística, amen de otras virtudes más serias y de crítica social, que resultó un éxito de inmediato y en 1981 ya le habían otorgado el Pullitzer. Hoy en día es una obra que se mantiene tan fresca como cuando se publicó y es ampliamente conocida y leída. Así, se puede decir que John K. Toole es un escritor famoso con prácticamente una sola obra, una obra que todo aquel que quiera reir debe visitar.

En las primeras páginas de la edición de este libro por Anagrama figura la siguiente frasecita, que es la que inspira el título del libro:

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él" (Johnathan Swift)

Os dejo el inicio de la novela:

JOHN KENNEDY TOOLE.- de "La Conjura de los necios"

"Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D. H. Holmes, estudiando a la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir. Ignatius percibió que algunos atuendos eran lo bastante nuevos y lo bastante caros como para ser considerados sin duda ofensas al buen gusto y la decencia. La posesión de algo nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona. Podía proyectar incluso dudas sobre el alma
misma del sujeto.

Ignatius vestía, por su parte, de un modo cómodo y razonable. La gorra de cazador le protegía contra los enfriamientos de cabeza. Los voluminosos pantalones de tweed eran muy duraderos y permitían una locomoción inusitadamente libre. Sus pliegues y rincones contenían pequeñas bolsas de aire rancio y cálido que a él le complacían muchísimo. La sencilla camisa de franela hacía innecesaria la chaqueta, mientras que la bufanda protegía la piel que quedaba expuesta al aire entre las orejeras y el cuello. Era un atuendo aceptable, según todas las normas teológicas y geométricas, aunque resultase algo abstruso, y sugería una rica vida interior."

La publicación original aquí, en la pagina de nuestro compañero: http://www.facebook.com/group.php?gid=126815644036357

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