RITUALES COTIDIANOS. LOS RITUALES DEL CUERPO

Perpetrado por Oskarele

En todas las sociedades y culturas el cuerpo suscita unos cuidados a la vez sociales, religiosos, morales, higiénicos y estéticos, unidos a una cierta ideología y a determinados rituales. Inversamente, y lógicamente, el cuerpo está implicado en todos los rituales conocidos, aunque con diversos grados de extensión e intensidad: ya sea como espacio donde realizar marcas o señales (tatuajes, cicatrices, circuncisión…), ya sea  como sujeto de sufrimiento o de salud y belleza o como fuente de energía para efectuar determinado gesto.

El papel del cuerpo aparece en todos los sistemas religiosos, hasta en los mas espiritualistas, unas veces considerado como algo negativo que hay que superar mediante la ascesis o la trascendencia, y en otros casos considerado como algo sagrado (el cuerpo encarnado de Cristo y su posterior resurrección)


En la actualidad la actitud respecto al cuerpo ha cambiado bastante: ha pasado a convertirse en un valor primordial, como medio de expresión, de comunicación y de gozo. Esto está claramente relacionado con la perdida de las ambiciones de trascendencia, que han tenido como efecto un deseo de vivir mejor en esta vida, siendo el cuidado del cuerpo esencial para ello, hecho que se manifiesta en casi todos los campos de la acción humana: desde la religión al deporte. Pero hay que tener en cuenta que el rito relacionado con el cuerpo no ha desaparecido, quizá todo lo contrario.

El tatuaje consiste en la forma más antigua de signo cultural practicado sobre el cuerpo. Se distingue por ser una acción voluntaria y duradera (lo que le diferencia por ejemplo del maquillaje). En las sociedades arcaicas estaba íntimamente relacionado con los ritos de paso, con la sexualidad y con la pertenencia al grupo.


En las sociedades occidentales fue durante siglos algo mal visto, relacionado con ambientes marginales, aunque hoy en día tienen una extraordinaria difusión, posiblemente relacionado también con la adscripción a un grupo, con la rebeldía y el desafío de las generaciones más jóvenes respecto a sus mayores, o como manifestación de rebeldía y confraternidad de los presos y soldados (en las cárceles es bastante común el hecho de tatuarse, al igual que lo es en el ejercito)

El maquillaje estaba reservado en la antigüedad a determinadas elites sociales, aunque en la actualidad su uso se ha extendido y se ha vulgarizado. A pesar de ello sigue expresando ritualismo en determinados aspectos: para las mujeres (las que más lo emplean en la sociedad occidental) es símbolo de la feminidad, del erotismo y de la belleza. Su práctica repetitiva y cotidiana lo convierte en un ritual privado y conlleva una serie de importantes funciones: satisfacción narcisista  por la belleza propia, intención de seducir y cortejar al varón y como tranquilizante atenuador del paso del tiempo.

En todas las épocas, sociedades y culturas, los grupos humanos han practicado sobre el cuerpo “trabajo de apariencias”, empezando por los modos simples de higiene y belleza, y complejizándose tanto en el campo privado como en el publico debido a un sistema de creencias y valores que le da una enorme importancia al cuerpo: existe un autentico culto al cuerpo, que llega a veces a ser obsesivo, manifestado por un lado por el deseo de cuidarse haciendo ejercicio físico y manteniéndose en forma, haciendo meditación o llegando al caso extremo de la cirugía estética.



Todos estos métodos de culto al cuerpo aluden simbólicamente a un modelo ideal de cuerpo que se desea tener, que se considera perfecto según los cánones actuales de belleza y salud. La cirugía estética es el momento más radical de este proceso, porque consiste en una modificación quirúrgica del propio cuerpo con un objetivo fundamentalmente estético y relacionado con la obtención o aproximación a ese modelo ideal de juventud y belleza. Por esto podemos decir que existen dos grandes tipos de personas que acuden a cirujanos plásticos: los que quieren embellecerse para parecerse al modelo ideal que socialmente consideran perfecto y los que quieren luchar contra la propia dinámica temporal del envejecimiento.

A un nivel simbólico la cirugía estética, con el consiguiente derramamiento de sangre y el lógico dolor corporal, nos remite a un tipo de ritual parecido al sacrificial en el que el sujeto se purifica y mejora tras auto mutilarse o hacerse daño a sí mismo.

La vestimenta ha sido y es, desde siempre, objeto privilegiado de la ritualidad, desde los sectores religiosos de la sociedad, donde la vestimenta es importantísima tanto para separarlos y diferenciarlos de la sociedad laica, como para dejar claras las diferencias jerárquicas entre ellos mismos, a la sociedad profana, donde también la indumentaria varía según el rango, las clases y la situación.

Así por el ejemplo durante siglos la vestimenta ha denotado la clase social y la ocupación (médicos, militares, profesionales de oficios…), pero también existen diferencias relacionadas con las circunstancias de la vida cotidiana (vestimentas informales o de gala, deportivas o de estar por casa…). En la actualidad esto ha cambiado bastante: existe bastante uniformidad entre las clases sociales occidentales respecto a la vestimenta, aunque si siguen conservándose modos de vestir diferentes para situaciones sociales especiales (celebraciones, actos de gala…)



Hoy en día además observamos dos fenómenos interesantes respecto a este tema: la moda, entendida como el interés hay un determinado modelo estético, puramente efímero y con una vida limitada; y la manifestación de rebeldía de determinados sectores de la sociedad (normalmente jóvenes) mediante la indumentaria (tribus urbanas), proporcionando, por un lado un nexo común que garantiza la cohesión grupal, y por otro lado, diferenciándose del resto de la sociedad, y de los otros grupos contestatarios.

Se trata de un conjunto de experiencias y actividades grupales que tienen por objetivo hacer que los individuos se sientan mejor consigo mismos, que se comuniquen mejor con su propio cuerpo (y con su propia mente), a veces con una finalidad terapéutica clara. Se trata de los grupos de meditación, relajación y expresión corporal, que funcionan mediante sencillas estructuras de rituales repetitivos y ceremoniosos, guiados por un monitor que actúa a modo de chaman donjuanista.

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