LA PSICOFONIA DEL INFIERNO Y un viejo amigo

bymoser

Quizás habían pasado 6 años, tal vez alguno más, sin vernos; un largo lapso de tiempo en nuestras vidas; no soy un tipo mayor, aun no demasiado; tampoco J.A; y como sucede con cierto tipo de amistades; q han quedado sujetas y se retoman con, una casi, inquietante facilidad; un día después de nuestro casual encuentro ya estábamos tomando cervezas, charlando junto al mar, sintonizados en aquel otro verano; cómo va todo y todo lo demás… como cabía esperar… y óskar?; terminamos por hablar, claro de PLQHQ; lo hice por sumar, la verdad no recordaba la afición de J.A por lo paranormal, por el misterio; no recordaba q fue él, el primero q me habló de ciertos programas de madrugada, del Area 51, de psicofonías, de la Rosa de los Vientos, de Juan Antonio Cebrian; y yo, la verdad, es q no le hacía mucho caso. Así pues, la pagina, q comparte, al menos creo, cierto de ese espíritu de liberada intromisión en lo prohibido, le despertó gran interés y en seguida le surgieron posibles temas… uno en concreto: “¿hablasteis ya de la psicofonía del infierno?

Quien me conoce sabe q basta con un unas cuantas palabras bien sucedidas para hacerme caer en una absoluta y turbadora entrega fanática; qué hubiera sido de mi durante el auge de los fascismos tendrá q esperar, en cualquier caso, también soy un gran amante del silencio; el caso: hay por ahí una historia, real, documentada, q forma parte del acerbo cultural, q gira en torno a una psicofonía  q ha pasado a ser conocida como del Infierno, convertida ya en leyenda; España, principios de los 80, chaquetas grises y bigotes, una casa a las afueras de Madrid, una reunión social, un embajador chileno, ociosidad, intelectuales, aburrimiento. Un desván, un muerto, Germán de Argumosa; la psicofonía del infierno. Me encanta. La historia se la paso a contar de seguidas, más/menos me la contó mi amigo, más/menos la verdad, y ya ustedes juzgarán si hay para q; pero primero déjenme… Germán de Argumosa… me quede ahí; J.A hizo hincapié en la fuente; “la psicofonía la grabó Germán de Argumosa”; me llamó la atención y era importante; un hombre notable; erudito y controvertido; alistado al bando nacional y amigo de Tierno Galván; profesor del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Madrid a la par q, fundador y director del Instituto Internacional de Investigaciones Parapsicobiofísicas, o lo q es lo mismo, Parapsicológicas; el gran gurú de lo paranormal y lo insólito en la España franquista q más tarde alcanzaría notoriedad pública a raíz de sus frecuentes colaboraciones en radio de la mano, entre otros, del propio Cebrian; un hombre q, aun dentro de este siempre zarandeado campo, se labró un aura de credibilidad cultivada y seriedad; nombre propio de la otra historia; el primer investigador de las caras de Belmez; un personaje a recuperar; el ladrillo maestro de la leyenda; q merece nota aparte; esta no está mal:

Y aquella noche tenía su magnetofón a mano, era, hay q decirlo, una casa sin historia, sin episodios paranormales previos, se trataba solo de una prueba, de un divertimento; pero lo q se grabó aquella noche, en aquel desván vacio, sobrepasó cualquier expectativa; las psicofonías, incluso las más espectaculares, suelen ser cortas, sonidos más o menos contundentes, palabras, frases sueltas más o menos evidentes; en este caso, en esta ocasión, el play dio paso a más de 10 minutos de ininterrumpidos chirridos, campanas y alaridos; un caótico festival de retorcidos sonidos hirientes salpicados de varias imprecaciones con muy mala leche; un carlos ya te tengo…agua… estas muerto; y carlos, el embajador chileno, murió; 3 meses después, eso sí, sin razón aparente, atragantado, pidiendo agua; eso también.

En definitiva, la psicofonía resultaba tan excepcional q pronto llegó a la radio; a una pequeña emisora local, Radio Fortaleza, de Madrid; y fue la última, la última vez q se emitió al completo; la inquietud, el estado de exaltación y perturbación al q condujo a no pocos oyentes, algunos de los cuales llegaron a requerir tratamiento psicológico, llevó a Argumosa a la determinación de no volver a difundirla, al menos íntegramente; de hecho, hoy en día es imposible encontrar más q fragmentos sueltos y como gran parte del ingente material documentado por Argumosa durante su larga e intensa vida como investigador permanece a la sombra.

Y ahora, si han llegado hasta aquí, supongo lo estarán deseando, para su morboso entretenimiento, sírvanse:



Aunque para muchos, ya saben, este tipo de leyendas psicofónicas no dejan de ser
“… una afición ociosa de noctámbulos ansiosos por nuevos caminos de evasión especulando con una desatada fantasía.” 

Q he leído por ahí… pues mejor así.