bymoser
si empiezo por el principio, empiezo por la causa, la razón de ser, necesidad última q me empuja a tomar partido y hacer por aclarar, al menos, ciertos extremos, q han quedado desdibujados, afectados por la generalización y el “desconocimiento aproximado”; así tenemos una ingente y cambiante, desorganizada e incluso incoherente, batería de supuestas aplicaciones terapéuticas de todo tipo; remedios naturales bajo prescripción popular q lleva a no pocos equívocos –peligrosos- y q ahondan en el descredito de la farmacopea tradicional.
escuchamos q tal o cual sustancia es perfecta para el insomnio, la diarrea; ideal para el los resfriados o para el dolor de cabeza; y puede q escuchemos, y llegado el caso la tomemos; puede q creamos.
supongo q acostumbrados a una farmacopea y terapéutica sintomática; “me duele la cabeza y me tomo paracetamol”; prestamos atención en exclusiva a lo q llamamos enfermedad y olvidamos al enfermo; algo tan simple como… q no siempre un dolor de cabeza, una diarrea o un resfriado tienen la misma causa y q, tanto saber discernir la causa real –en ocasiones tan opuestas como el frio o el calor- como saber valorar el estado y peculiaridades del paciente, son guías indispensables a seguir antes en la elección del remedio.
la generalización es lógica…
por un lado hay sustancias q por poseer unas cualidades neutras podrán usarse sin riesgo, y con resultados moderadamente positivos en casi cualquier circunstancia –la menta refrescara unos ojos apagados y rojos pero puede q solo eso-, pero q aun así no deberían usarse de manera prolongada pues pueden terminar por dañar igualmente nuestro organismo -caso de laxantes ligeros q aun sin ocasionar un daño agudo si pueden terminar por debilitar nuestro intestino al punto de hacerse indispensable su uso-.
por otro lado, las estaciones, tan singulares ellas, cuentan con su propio perfil patológico; y aun así no siempre acertaremos si solo atendemos dicho parámetro; sin olvidar q las estaciones, las condiciones ambientales, la propia naturaleza humana difiere según su ubicación y origen geográficos; lo q se prescribe y funciona de manera general para el invierno etíope de poco nos servirá en el siberiano; al igual q la nutrición ideal de un sistema digestivo caucásico podría ser nefasta para el de un nacido en el altiplano peruano.
…pero peligrosa
entonces, no parece q aportemos más q sombras; más acertado creo, seria hablar de dudas, q la luz ya vendrá; es un uso indiscriminado fundamentado en el rumor el q hace de la farmacopea –hablamos principalmente de fitoterapia- natural o tradicional, un ámbito sospechoso de resultados demasiado impredecibles.
pretendemos pues de manera modesta, porque es la verdad, hacer en adelante un recorrido a través de algunas de las más comunes de estas sustancias con el propósito, al menos de transmitir, sus cualidades más destacables y alertar sobre posibles riesgos; en definitiva, aceptando la limitación de la distancia, ofrecer la necesaria información para un uso más correcto, menos indiscriminado.
pues la naturaleza siempre nos provee de un antídoto para todo mal; primero nos toca, claro, identificar dicho mal, y eso no siempre es sencillo; no todo es cuestión de ginseng, aspirina o antibióticos.
una cuñita química pa terminar, antes de empezar con lo “natural”; pa ilustrar
cuando hablamos de sensibilidad al dolor, deberíamos saber q esta guarda relación directa con la salud de nuestro hígado; no hablo de hepatitis o cirrosis, q también, sino de simple stress o nivel de toxicidad; cuando se habla del paracetamol como analgésico, omitimos q se trata de un fármaco especialmente “pesado” para el hígado, y q, de ser administrado de manera universal y prolongada, como único remedio, lo q provoca seguro es un descenso en nuestro umbral del dolor; más dolor, nada más.
no solo Freud prescribía cocaína para la depresión
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