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Una conocida maldición china desea al enemigo que viva “en tiempos interesantes”. Supone la sabiduría oriental que lo interesante suele estar más emparentado con la tragedia que con la comedia; con la angustia que con la felicidad.
Hace 20 años, el 19 de agosto de 1991, un grupo de funcionarios de la Unión Soviética y de veteranos líderes en la gestión de la industria pesada, militar y de la agricultura anunció la constitución de un comité de emergencia para evitar el caos, estabilizar la economía y acabar con la perestroika y la glasnost , las dos ideas fuerza lanzadas por Mijail Gorbachov para salvar el comunismo.
Fue el principio del fin para el régimen establecido por las huestes de Lenin en 1917, tras las jornadas revolucionarias que comenzaron en San Petersburgo.
“Después del estallido de la Primera Guerra Mundial, el nombre de San Petersburgo, que sonaba alemán, se cambió por el más eslavo Petrogrado para apaciguar los sentimientos patrióticos. La ciudad conservó ese nombre hasta 1924, cuando, después de la muerte de Lenin, se la rebautizó como Leningrado”, cuenta Orlando Figes en El baile de Natacha , una magnífica historia cultural rusa.
“La ideología práctica de la Revolución Rusa, que según la creencia popular era una guerra contra todos los privilegios, le debía menos a Marx –cuyas obras eran casi desconocidas para las masas semianalfabetas– que a las costumbres igualitarias y los anhelos utópicos del campesinado”, escribe Figes. Tras el derrumbe soviético, San Petersburgo recuperó el nombre con el que la bautizó Pedro el Grande y corren rumores de que recuperará, además, el cuerpo momificado de Lenin, aún incólume en su famoso mausoleo de la Plaza Roja.
Así como en 1917 desaparecieron de un día para otro instituciones milenarias del régimen feudal ruso, así también se esfumaron el comunismo igualitario y sus utopías.
Diez años después de los acontecimientos que algunos apresurados leyeron como “el fin de la historia”, el espectáculo de aviones que se estrellaban contra las Torres Gemelas conmovía al mundo. Pasados otros 10 años, derrumbe, caída, hundimiento son palabras corrientes que describen un cuadro de situación inimaginable en aquel triunfal momento del capitalismo, hace sólo 20 años.
Ambos, comunismo soviético y capitalismo, fueron enemigos declarados de China, que hoy mira la crisis desde un lugar en cierto modo enigmático.
Sí, no caben dudas, el augurio chino se ha vuelto real: vivimos tiempos interesantes.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/opinion/vivir-tiempos-interesantes
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