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Mientras que al menos un 30% de la humanidad padece de hambre y mala nutrición, expertos señalan que el total de los alimentos que van a la basura sobrarían para alimentar a toda la población mundial. Aquí algunas propuestas para reducir el impacto social y ambiental.
Hace ya un año que el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP) lanzó un reporte en donde exhortaba a los productores de alimentos, empresarios y gobiernos del mundo, a priorizar los esfuerzos para reducir el desperdicio de alimentos. La estrategia tenía como objetivo primordial hacer un llamado para tomar conciencia ante la posibilidad de una futura crisis de escasez alimentaria. El director ejecutivo del organismo, Achim Steiner, puntualizó que “más de la mitad de la comida producida hoy en día se pierde durante el cultivo, se desperdicia o se tira como resultado de la ineficiencia de la cadena alimenticia humana”. También señaló que “existe evidencia de que el mundo podría alimentar a la totalidad proyectada del crecimiento poblacional tan solo haciéndose más eficiente, y a través de esto se aseguraría también la supervivencia de animales salvajes, aves y peces en este planeta”.
Hoy en día el mayor desperdicio de alimentos se da en los Estados Unidos, en donde más de un 50% de su producción total de comida es desperdiciada, cantidad suficiente para alimentar a todas las personas que padecen hambre en África. Así mismo, en Inglaterra y Japón cerca de 25 millones de toneladas de comida se desperdician anualmente, lo suficiente para mantener bien nutridas a más de 10 millones de personas hambrientas.
Por si fuera poco, los ambientalistas señalan que la comida que va a la basura no solamente representa una gran pérdida de recursos tales como el agua utilizada para la producción (más de mil trillones de litros de agua desperdiciados en comida que no será aprovechada), de trabajo humano y energético, un tremendo costo económico y una fuente de polución generada por su transportación. El principal problema, afirman, es que el proceso de putrefacción de los alimentos libera gas metano, el cual causa 20 veces más calentamiento atmosférico que el CO2, colocando a ésta como una de las más grandes problemáticas ambientales de nuestro tiempo.
Llegado a este punto, uno se pregunta si se ha hecho algún esfuerzo para resolver esta catástrofe. En todo el mundo han surgido propuestas para reducir la cantidad de desperdicios generados por la sociedad, algunas de ellas brillantes ideas del diseño tecnológico. En California ha comenzado la comercialización del Reactor de Microfusión, un aparato poco más grande que un refrigerador destinado al uso casero. A través de diferentes procesos químicos este aparato logra transformar los residuos orgánicos, así como cualquier material celulósico, en etanol. Esto plantea un panorama en el cual cada hogar llegaría a producir su propio combustible y a generar su propia energía por medio de basura orgánica. Sin embargo un aparato como este cuesta más de diez mil dólares y no deja de ser una solución basada en otro nuevo producto, por lo que partidarios de la ecología optan por la creación de organizaciones y movimientos que buscan generar mayor conciencia en una sociedad que parece no saber manejar su compulsión hacia el consumo.
Fuente: http://pijamasurf.com/2011/02/la-mitad-de-la-comida-en-el-mundo-se-desperdicia/
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