ARGUMENTANDO A FAVOR DE LA EXISTENCIA DE DIOS. UN TAL SANTO TOMÁS DE AQUINO


Perpetrado por Oskarele

A lo largo de la historia de la filosofía, de la teología y del pensamiento en general , los creyentes en Dios (llámese Yahveh, Alá o Diseñador Inteligente), han intentando proponer argumentos lógicos o científicos para intentar demostrar, mediante unas supuestas pruebas, la existencia de Dios. A lo largo de estos articulillos vamos a analizar estas propuestas, algunas muy interesantes, otras, como decirlo, bochornosas.

El primero en intentar demostrar la existencia de Dios con argumentos, supuestamente, lógicos, fue Santo Tomás de Aquino.

Teólogo y filósofo italiano del siglo XIII.

Principal representante de la tradición escolástica, y fundador de la escuela tomista de teología y filosofía.

Sin pararnos a analizar su pensamiento, sumamente enriquecedor, ni su valía como pensador, sin duda una eminencia, sus conocidas “Pruebas” sobre la existencia de dios son, como decirlo suavemente, necias… me explico.

Propuso cinco pruebas (las “Cinco vías”, como son conocidas en el mundillo). Las tres primeras vienen a ser la misma. Básicamente se trata de una regresión infinita (la respuesta a una pregunta lleva, irremediablemente, a una pregunta anterior, y así, hasta el infinito, y más allá…).

Serian estas tres:

El motor inmóvil.

Los sentidos nos muestran que en el mundo hay cosas que cambian, que se “mueven”. Todo lo que se mueve es movido por otro. En la serie de motores no se puede seguir indefinidamente, por lo tanto, debe haber un Primer Motor no movido por nadie. Algo tuvo que hacer el primer movimiento.

La causa sin causa.

La experiencia demuestra que en el mundo sensible hay causas eficientes. Todo efecto tiene una causa anterior, y no hay nada que sea causa de sí mismo. Por lo tanto, y siguiendo la movida anterior, entramos en regresión y vemos que en las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente. Así, a la fuerza, debe existir una Causa Eficiente Primera. Una causa sin causa.

La contingencia.

Las cosas que nos rodean pueden existir o no existir (es decir, hablando en términos filosóficos, son contingentes). Ahora bien, según Santo Tomás, los seres contingentes no tienen el principio de su existencia en sí mismos, por lo que no es posible la serie indefinida de seres relativamente necesarios (contingentes). Ha de haber, pues, necesariamente, algo incontingente, que necesariamente ha de ser, es decir, debe existir un Ser absolutamente Necesario.

Estas tres pruebas invocan una regresión ad infinitum que lleva, sin más remedio, a Dios (desde la perspectiva del santo este, claro).

Pero parten, desde mi modo de ver las cosas, de un error: que Dios en sí mismo es inmune a la regresión. A la fuerza, sea cual sea ese Dios, lo llamemos como lo llamemos, ha de ser causa y motor de sí mismo. Es decir ¿Quién ha creado a Dios? Nadie, diríamos. Dios es. Pero esto no es un argumento válido. Damos por hecho que es, o ha sido. Es tan probable que el creador sea el Dios de aquella tribu nómada de oriente medio como el Monstruo de Espagueti Volador del que alguna vez hemos hablado.

Por otro lado, aun partiendo de que esto sea así, el resto de superpoderes y atributos humanoides que suele tener dios (bondad, excelencia en el diseño de órganos, omnipotencia, omnisciencia…) no son inherentes a un Dios creador. El que sea el creador no quiere decir que siga por aquí actuando. Igual solo creo todo, y desde entonces pasó de nosotros. Por lo tanto, ¿de qué nos vale ese Dios?

Pero quedan dos argumentos más.

La jerarquía necesaria.

Según Tomás, en la naturaleza hay una jerarquía de valores o perfecciones. Las cosas difieren, y solo podemos valorarlas en grados comparándola con un máximo. Además,  lo perfecto no puede tener su origen en lo imperfecto sino sólo en algo aún más perfecto. Debe existir un Ser Perfectísimo, pues.

Este argumento me parece un mojón…

Una reflexión, reduciendo un poco al absurdo. Las personas difieren en maldad. Para poder hacer una comparación nos tenemos que referir a un máximo perfecto de maldad concebible. Por lo tanto debe existir un ser malvado en extremo. ¿Lo llamamos Dios?

Sustituyan “maldad” por “pestilencia”… llegaremos a unas funestas conclusiones.

Queda otra prueba.

Es el argumento teológico.

Hay cosas que no tienen conocimiento y sin embargo obran por un fin. Además, parecen concebidas como si hubieran sido diseñadas. Así, los cosas que carecen de conocimiento solo puede tender a un fin si alguien que entiende las dirige y alguien que sabe las hizo, por lo tanto, debe existir un Ser Inteligente que dirija a todas las cosas naturales, y que las diseñe. Ese sería Dios.

O igual la Unicornio Rosa.

Este argumento sigue siendo uno de los más firmemente defendidos por los creyentes, y posiblemente el más valido y el más difícil de echar por tierra.

Claro, eso es si no tenemos en cuenta que hay  una teoría que lo explica perfectamente. La evolución por selección natural, que produce un simulacro de diseño cojonudo (normal que lleve a equívocos), además de una gran belleza y elegancia.

De ello hablamos bastante en la serie de artículos dedicados al creacionismo, en esta misma sección.

Mas info y fuentes por aquí: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiamedievalymoderna/SantoTomas/CincoVias.htm, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_de_Aquino, aquí: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiamedievalymoderna/SantoTomas/Principal-Tomas.htm. Aparte el librico de Richard Dawkins “El espejismo de Dios”, espasa- calpe, 2009.

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