SOBRE UN GRAN TRABAJO DE EQUIPO

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LA ORQUESTA SINFONICA.

Desde el comienzo de su historia el ser humano ha formado grupos para realizar tareas en conjunto, de ahí la necesidad de que surgiera un lenguaje. Entre esas actividades se encontraba, claro está, la música, ya sea para cantar, en homofonía o a varias voces, o bien formando agrupaciones de instrumentos que ejecutan una pieza en común, en principio pequeños grupos de instrumentos similares hasta la combinación de los mismos, con representación de cada una de las diferentes familias instrumentales. Estos conjuntos han ido evolucionando con el paso del tiempo y asimilando los cambios que en la sociedad y en el pensamiento se producían, pero aún hoy en día mantienen la esencia de aquéllas que fueron las pioneras: unirse para hacer música.

Puede ser por esto que en la mayoría de ocasiones no se valore a la agrupación orquestal como se merece, quizás porque la sociedad ya ve a este conjunto como algo totalmente asimilado, y no se pare a pensar cómo decenas de músicos pueden transmitir en común la belleza de una partitura musical. Acaso deberíamos ponernos por unos momentos en el lugar de un músico, miembro de una orquesta, y pensar cuál sería nuestra labor dentro de este inmenso grupo. Tal vez así logremos valorar y apreciar lo que esta actividad supone.
El primer paso que debe completar el miembro de una orquesta es su formación como Músico, y bien digo como Músico, y no como persona capaz de leer los signos de una partitura y trasladarlos a un instrumento que sabe hacer sonar. El Músico llega más allá, comprende emocionalmente la pieza y no se ciñe al guión que es la partitura, tinta sobre papel, sino que capta y transmite el espíritu de la música que alguna vez un compositor concibió.

La música escrita para orquesta se caracteriza por estar compuesta de varias capas, de varias líneas sonoras que se superponen y juegan entre ellas, a veces en interrelaciones insospechadas. Esto, unido a que este tipo de piezas suele tener una duración considerable, da como resultado una complejidad notable. Pero la esencia que cualquier pieza musical encierra se mantiene; esa esencia es el sonido. A pesar de formar parte de una inmensa textura orquestal, cada sonido es importante. Cada sonido transmite una determinada imagen o concepto, ya sea concreto o abstracto. El músico debe saber transmitir el alma de cada sonido. El músico tiene una relación amorosa con el sonido. El músico es un fabricante de sonidos, y para ello debe ser un excelente conocedor de su instrumento y producir cada uno de ellos en unas óptimas condiciones de emisión, color, carácter… Ahí es donde se encuentra el alma de cada sonido.

Pero la orquesta y su música no sólo requieren al músico en su labor individual, sino también en la colectiva. El conjunto demanda de cada individuo el uso de su oído interno y externo; y no me refiero a ellos fisiológicamente sino a su significado musical. Oído interno para ser capaz de sacar el mejor y más adecuado sonido de su instrumento, y externo para actuar en consecuencia al sonido global del conjunto. Cada participante de la orquesta actúa de forma activa, escuchándose entre ellos, haciendo distinción entre los demás instrumentos de su misma cuerda y el resto del grupo, trabajando los aspectos de afinación, balance y coordinación. Cada integrante elabora las respuestas necesarias a lo que se está escuchando, ajustando su propio sonido al conjunto. Por tanto se requieren altos niveles de improvisación y adaptación a nivel personal y como agrupación.

La finalidad principal de una orquesta es trabajar como una unidad, formada a su vez por individualidades. Un ejemplo que ilustraría este funcionamiento lo encontramos en nuestras manos. Una mano está formada por dedos, los cuales son totalmente independientes pero se mantienen siempre unidos, y cuando la ocasión lo precisa se recogen todos ellos y forman un puño, una sola entidad, capaz de realizar tareas que aisladamente no estarían al alcance de los dedos. Eso mismo ocurre en la orquesta, se cuenta con las dos opciones. Las capacidades individuales y las grupales aumentan la cantidad de alternativas, haciendo así única y especial a la orquesta.

La orquesta sinfónica u orquesta filarmónica es una agrupación o conjunto musical de gran tamaño que cuenta con varias familias de instrumentos, como el viento madera, viento metal, percusión y cuerda. Una orquesta sinfónica o filarmónica tiene generalmente más de ochenta músicos en su lista. Sólo en algunos casos llega a tener más de cien, pero el número de músicos empleados en una interpretación particular puede variar según la obra que va a ser tocada y el tamaño del lugar en donde ocurrirá la presentación.
El término “orquesta” se deriva de un término griego que se usaba para nombrar a la zona frente al escenario destinada al coro y significa ‘lugar para danzar’.

La orquesta sinfónica típica consta de cuatro grupos proporcionales de instrumentos musicales similares, por lo general aparecen en las partituras en el siguiente orden (con sus respectivas proporciones indicadas):

Viento madera: 1 flautín, 2 flautas, 2 oboes, 1 corno inglés, 2 clarinetes y 2 fagots. Ocasionalmente también se incluyen 1 clarinete bajo o 1 contrafagot.

Viento metal: de 2 a 5 trompetas, de 2 a 6 trompas, 2 o 3 trombones tenores y 1 o 2 bajos. Ocasionalmente, 1 tuba,

Percusión: varía muchísimo dependiendo de la obra, pudiendo encontrar timbales, caja.

Cuerdas: de 16 a 30 violines o más, de 8 a 12 violas o más, de 8 a 12 chelos o más y de 5 a 8 contrabajos o más. Ocasionalmente también se incluyen arpa, guitarras y piano.

Cada sección de la orquesta tiene una colocación determinada de 15 tipos de instrumentos, que ha venido siendo normalizada por la potencia sonora de los instrumentos. Así, los instrumentos de cuerda se sitúan al frente, de más agudo a más grave, detrás se colocan los instrumentos de viento, primero madera y luego metal, y al final se colocan los instrumentos de percusión y el piano.
De estos instrumentos, hay muchos que son el corazón de la orquesta y nunca se renuncia a ellos, y otros que son auxiliares y no siempre aparecen en la orquesta, pese a ser parte del modelo estándar. Por ejemplo, los violines son imprescindibles pero el piano no siempre se encuentra.

El director de la orquesta cumple una función clave en la orquesta sinfónica, e incluso de la formación musical. Es una persona que no sólo mantiene el tiempo de la pieza y da las entradas de los instrumentos para que la interpretación sea coherente, sino que debe interpretar la partitura según el concepto “global”, manteniéndose fiel al espíritu original de la obra pero dando una visión personal. Para conseguirlo, debe conocer en profundidad la vida y obra de los compositores.

GRANDES ORQUESTAS SINFONICAS.
1. Royal Concertgebouw Orchestra
2. Berlin Philharmonic Orchestra
3. Vienna Philharmonic Orchestra
4. London Symphony Orchestra
5. Chicago Symphony Orchestra
6. Bavarian Radio Symphony (Munich)
7. Cleveland Orchestra
8. Los Angeles Philharmonic
9. Budapest Festival Orchestra
10. Dresden Staatskapelle
11. Boston Symphony Orchestra
12. New York Philharmonic
13. San Francisco Symphony
14. Mariinsky Theatre Orchestra (San Petersburgo)
15. Russian National Orchestra
16. San Petersburg Philharmonic
17. Leipzig Gewandhaus Orchestra
18. Metropolitan Opera Orchestra (Nueva York)
19. Saito Kinen Symphony Orchestra (Tokyo)
20. Czech Philharmonic (Filarmónica Checa)

EEUU tiene 7 orquestas entre las más grandes, Alemania 4, Rusia 3. Estos países encabezan el listado. Londres es la ciudad con mayor número de grandes orquestas del planeta (la Sinfónica, la Filarmónica, la Philarmonia, la Royal Philarmonic, la Sinfónica de la BBC, Academy of St Martin in the Fields Chamber Orchestra, Royal Opera House Covent Garden...).
Les inserto un youtube debajo para disfrutar de una gran orquesta. Observen cómo “siente” el director la pieza musical que interpretan.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Orquesta_si​nf%C3%B3nica y http://www.pianomundo.com.ar/instrumento​s/orquesta.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Orquesta_si​nf%C3%B3nica#Grandes_orquestas

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