CIENCIAS OCULTAS: EL HERMETISMO. EL SANTUARIO DE LA VIDA. UN PEQUEÑO CUENTO
Por Bicho
Erase una vez, en un lugar de cuyo nombre no se debe hablar……
Había pasado muchas veces por las cercanías de ese lugar sin reparar demasiado en él…..pero ahora era diferente, cansado como estaba de dar vueltas sin rumbo fijo, repitiendo una y otra vez las mismas historias, me acerqué o fui acercado, atraído hacia el extraño edificio. A medida que me acercaba se hacia más evidente la sombra que desde la distancia me parecía ver; si, era una figura enorme y fea, que solo la visión de ella ya ponía los pelos en punta; no era como cualquiera de nosotros; sus malformaciones o lo que sea que fuere le daban un aspecto terrorífico. Este ser, estaba bajo un extraño portalón al que se accedía tras subir una escalinata de tres peldaños formada por hileras de 5 adoquines de granito; detrás de él, debía haber una puerta que no alcanzaba a ver, dado el tamaño de la criatura, de la puerta o quizás de mi mismo.
Sin mediar palabra, traté de pasar por su lado, ver que había detrás, cuando sentí una mano sobre mi hombro izquierdo…..enseguida todo se oscureció, el terror y la angustia se cernió sobre mi y todos los miedos del mundo bailaron delante de mis ojos…..estaba realmente aterrado.
Apenas pude recuperarme un poco, salí como alma que lleva el diablo, y nunca mejor dicho; en mi alocada y ciega carrera hacia donde fuera. Poco a poco los latidos se hicieron más suaves, recobré el aliento y la cotidiana visión; alejándome del personaje, di la vuelta, a la esquina del edificio……no me persiguió.
Mientras me recobraba, no podía dejar de pensar en lo sucedido y tampoco era ciego al hecho de que aquello era algo inusual en mi vida, algo que merecía la pena investigar. Hacía tiempo que me daba lo mismo estar en un sitio u otro, tampoco tenía a nadie que me reclamara o que yo reclamase…..nada que perder que mi propia vida…..decidí quedarme.
El sitio no estaba nada mal, salvo que el sol no se prodigaba mucho por ahí; a cambio, tenía todo lo que necesitaba para una buena temporada. Pegado a la pared de este edificio singular de piedra vieja, como si fuere parte del mismo, un promontorio rocoso con una oquedad suficientemente amplia como para acogerme esos días de frió y lluvia; encima del promontorio, un árbol lleno de sabrosos frutos, rodeado por una pequeña campa…..una delicia para esas siestas de los días buenos, un suave cobijo a la luz de las estrellas o del sol, en caso de apetecerle pasar por ahí; muy cerca, una teja incrustada en la pared del edificio, hacia las veces de caño, surtiendo un abundante chorro de aguas vivas que caían con brillantes destellos de claridad sobre una pileta de piedra con forma de cáliz; unos coloridos cartones que encontré, le daban color a la cueva, dejaban mullido el duro suelo y conseguían darme abrigo en las noches frías….no estaba mal.
Con el paso del tiempo, se me hizo familiar el conjunto; poco a poco empecé a salir, a dar unas vueltas, y ….vigilar a ese guardián de lo que me parecía el umbral, ¡bueno! no había visto ninguna puerta en todo el perímetro, así que estaba claro que allí había una entrada y “aquello” era su guardián.
A decir verdad no soy una persona que se arredre por cualquier cosa y generalmente los desafíos tienen cierto poder de atracción sobre mi; así que día tras día me dedique a observar, a acercarme, a conocer un poco más; traté de preguntarle algo varias veces, más nunca me respondió….eso si, no le iba a dejar ponerme la mano encima, ni de coña.
El caso es que a cierta distancia podía distinguir unos extraños símbolos, abalorios y utensilios que portaba el guarda y que me pusieron a pensar ¿Qué podía significar aquello?. No pasó poco tiempo hasta que empecé a vislumbrar un poco de luz, o así me lo parecía, en aquellas ornamentas….parecían tener algún significado, debían ser la clave de algo….además estaba el miedo que había sentido ante el toque de su presencia. Aquellos signos empezaban a tener una lógica en mi mente y en cuanto al miedo, este había pasado y ahora una nueva idea luchaba por hacerse hueco ¿y si lo que sentí, eran “mis” miedos, temores, vergüenzas, problemas que arrastraba desde hace…. quien sabe cuanto; un buen día me levanté un poco más envalentonado que de costumbre, metí la cabeza bajo el chorro de aguas vivas y a continuación me puse en marcha en dirección al personaje; si el no me hablaba, ya le hablaría yo, creo que sabia que decirle.
Plantado ante él, le agarré la mano o lo que fuese, para saludarle y para que me dejara el hombro en paz… por si acaso; al ver la palma, pude ver una extraña cicatriz que terminó de darme la clave que necesitaba, entonces, acercándome a su oreja le susurré una palabra que hacia tiempo tenía olvidada, perdida entre los amasijos de la memoria; de repente este se transformó, cambió su apariencia y se echo a un lado, dejándome pasar hacia una pequeña puerta con forma de Hombre; miré de reojo a aquella luminosa figura mientras me acercaba a esa puerta que se me asemejaba a una de esas tumbas talladas en piedra……pasar por ahí ¿significaría mi muerte?; la verdad, no estaba para tonterías, llevaba demasiado tiempo en esto como para dar marcha a tras; así que avancé el pie y entré.
Desde fuera me había parecido un edificio no demasiado grande; le había dado varias vueltas……pero esto era diferente, sus vastas dimensiones hacia que se me perdiera la vista tratando de buscar paredes, columnas….o algo; cierto es que en la penumbra todos los gatos son pardos y el resto de los sentidos….también; a pesar de esto, no estaba a disgusto, la atmósfera era delicada, suave, perfumada con algún tipo de incienso de loto y ámbar; el silencio….magnífico, me permitía escuchar hasta el vibra de mi propio yo; ahí me quedé un rato, tratando de percibir sensaciones….y percibí; en frente mió, en lo que parecía ser el centro del lugar, estaban unas figuras, en círculo, alrededor de una brillante luz.
Poco a poco, me acerqué a ellos, hombres y mujeres, ataviados con unas capas en las que no se apreciaba costura alguna, me hicieron hueco…..entonces pude ver a través de su transparencia, que estos eran verdaderos universos, podía ver en ellos miríadas de mundos llenos de vida; soles, galaxias enteras, cada uno era el Dios de su universo.
Me ofrecieron cambiar mis harapos, que así habían quedado, después de tanto tiempo, todo lo que creía, mis más queridas posesiones, por una capa nueva que pudiera traslucir toda la magnificencia de mi ser. A través de estas capas, también podía ver que todos los universos tenían un punto común de unión y que este estaba en el centro del círculo que formábamos.
“Somos, Vida consciente”, dijeron, y el punto central se hizo más brillante, más y más, hasta que su luz iluminó todo el espacio…..entonces pude ver todo el edificio desde dentro; como un inmenso templo en forma de cubo; paredes, techo, suelo, todo refulgía como de oro líquido; en las paredes, la blanca brillantez grababa firmas, signos, letras, cuadrados mágicos, y en el centro de cada una de ellas una imagen muy semejante a aquellas de los cartones que me habían cubierto las frías noches de invierno; los colores de estas imágenes estaban formados por innumerables gemas, que creaban una atmósfera increíblemente bella, que aumentaba más aún, si cabe, la áurea brillantez del lugar; las 12 aristas, semejantes a capillas, ocurría exactamente lo mismo……el templo en si era un compendio del universo o de nuestro universo, que es lo mismo; porque está escrito que como arriba, así es abajo.
Del centro salieron rayos de luz, dorada, hacia arriba y abajo…..y percibimos como un poderoso aire refrescaba e inflaba nuestra consciencia como si fuese un saco, abarcando toda existencia. Rayos rojos a derecha e izquierda, como un fuego sagrado, que consume ataduras, liberando el espíritu para nuevas y más avanzadas realizaciones, un extraño fuego que atrae lo sutil y suaviza la densidad. Rayos azules, de una sustancia que en su parte más física había estado bebiendo toda la vida y que ahora, aquí, era el soporte, incluso de mis pensamientos.
Estos tres rayos formaban ahora una cruz tridimensional, que se repetía en cada punto de coordenadas de este lugar mágico en que nos encontrábamos; cada ser, cada cosa estaba compuesto en principio de estas tres expresiones de vida; más de una, o más de otra, daban una variedad infinita de experiencias de vida a través de innumerables formas y criaturas….y esta cruz estaba en el corazón de todas ellas y por ella podían ser modificadas todas ellas, solo se requería buscar la coordenada y….. amarla…. si, desde el corazón.
También surgieron unas fuerzas diagonales, que apoyadas en el centro, ayudaban a estructurar y regular tanto el espacio, como las fuerzas en operación para el mantenimiento de la estructura; dos de ellas, desvelaban en su luz, la sabiduría y leyes universales, ajustando todo ritmo y ciclo universal a estas; las otras dos manifestaban el amor y la vida como una unidad real, y cuya expresión podía ser estructurada convenientemente, en la medida que el sentido de separación es disuelto.
En este ambiente estábamos todos, siendo Uno y siendo Todos, nuestra vida bailaba en medio del fragor de las transformaciones universales, así nos reconocimos y así nos despedimos……con amor.
Al salir a la calle ¡quizás! todo seguía parecido o igual a cuando lo deje……. Yo no...... tenía un universo a quien servir.
Saludos en L.V.X.
bicho.
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