LE FAUX MYSTÈRE (PARTE 40) EL PRIORATO DE SIÓN. UN TAL PIERRE PLANTARD.
ByOskarele
Tenemos algo dejailla esta sección. Y eso que es uno de nuestros misterios favoritos. Rennes-le-Château y el cura Bérenger Saunière. El tesoro, el demonio, la magdalena, los cataros, la tumba de Cristo, los templarios, los masones, el santo grial, la sangre real… en definitiva el mito. Bueno, pues ahora vamos a proseguir con la culminación, creemos, de toda esta historia, que si bien no va a aportar la verdad ultima (¿Qué fue lo que encontró Saunière en aquella recóndita aldea?), si nos va a hacer entender por qué esta historia se ha convertido en un fenómeno tan popular, con cientos de libros, documentales y artículos dedicados.
En PLQHQ podeis consultar el álbum con todos los artículos anteriores, por si alguien accede al misterio por primera vez y quiere informarse: http://www.facebook.com/media/set/fbx/?set=a.113436278673257.18710.109752169041668.
Todo gira en torno a un tal Pierre Plantard, y a él, un personaje extraño, donde los haya, le vamos a dedicar varios artículos… empezando por este.
En un artículo anterior mencionábamos un par de libros de Gérard de Sède, “L’Or de Rennes” y “Le tresor maudit de RLC”, de los primeros en hacer pública la leyenda del Abad Saunière y los primeros en hablar de los manuscritos, los “dossiers Secrets” y el “Priorato de Sión”. Según De Sède, en aquella época, el gran maestre de esta supuesta sociedad secreta era Pierre Plantard de Saint Clair, que, además, reivindicaba la corona de Francia como descendiente directo de los Merovingios, antiguos gobernantes medievales de la zona.
Este tipo, además, resultó ser coautor de “L’Or de Rennes”, motivo por el cual tuvieron una disputa por los derechos de autor y el rendimiento económico.
El extraño Plantard aparece años más tarde como principal “documentalista” de Lincoln, Baigent y Leight en “El enigma Sagrado”, libro este en el que se profundiza en las mismas ideas aportadas por la obra de De Sède: la genealogía merovingia, el secreto de los manuscritos del Abad, que ahora aparecen descodificados y el Priorato de Sión, que en este libro se muestra ya como los guardianes de un secreto sobre la supuesta descendencia de Cristo.
Pero ¿Quién diablos es este señor?
Vamos a intentar contar con la mayor precisión y veracidad posible la vida y obra de este genial mentiroso y embaucador, responsable directo de las miles de palabras que he, y han, escrito sobre el misterio de Rennes-Le-Château.
Su nombre real era Pierre Athanase Marie Plantard y nació el 18 de marzo de 1920, en París (Francia). Fue hijo de Pierre Plantard, mayordomo, y de Amélie Marie Raulo (cocinera ocasional). Una familia humilde, católica, monárquica y conservadora. Su padre falleció cuando solo tenía dos años nuestro protagonista No demasiado buen estudiante, no emprende estudios superiores por ahora, dejando de estudiar en 1937, cuando contaba 17 primaveras.
Dos años después, en 1939, se fue a la universidad, matriculándose en arqueología, y aquí conoció a Philippe de Cherisey, un personaje importantísimo en la trama, con el comenzaría colaborar una par de décadas después. También trabajó como sacristán en la Iglesia de Saint Louis d’Antin de Paris, donde, según mencionará otro colaborador suyo de los setenta, Jean Luc Chaumeil, perdió la fe y se hizo ateo, hecho que lamentó profundamente.
Un poquito de historia, pa contextualizar: El 14 de junio de 1940, París fue ocupada por el ejército nazi alemán, refugiándose el gobierno en Burdeos. Desde el primer momento el Mariscal Pétain se encuentra entre los más firmes defensores de un armisticio con Alemania, junto con el presidente del consejo, Paul Reynaud, que un par de días después dimite y confía la presidencia a Pétain, hecho apoyado por el senado y la Cámara de los diputados y por el presidente de la república. Albert Lebrun.
Pétain se reunió con Hitler y acordó con él un régimen de mutua colaboración. Trasladó la capital a Vichy y la Asamblea le dio plenos poderes para gobernar la Francia ocupada, contando con el apoyo de la mayor parte de la población, convencida de que había salvado Francia de la destrucción total. Sin embargo, los llamamientos de De Gaulle a la resistencia primero y más tarde la ocupación alemana de todo el país lo dejaron en evidencia. Aceptó convertirse en el chivato de los invasores, adoptó una actitud pasiva frente a las deportaciones de judíos y apoyó la legión antisoviética gala que combatió con uniforme alemán en el frente ruso. Tras el desembarco aliado de Normandía, siguió al ejército germano en su retirada al otro lado del Rin, se refugió en Suiza y allí permaneció hasta que en 1945 se entregó a las autoridades francesas. Acusado de alta traición, fue juzgado y condenado a muerte. Sin embargo, el general De Gaulle, en consideración a su pasado como héroe de la Primera Guerra Mundial y a su avanzada edad, le conmutó la pena por la de cadena perpetua en reclusión en la isla de Yeu.
Pues bien, la familia de Plantard, y él mismo, eran admiradores del traidor Pétain. Se dice incluso que el 16 de diciembre de 1940 le envió una carta, con el seudónimo de Varran de Vérestra, avisando de una conspiración judeo masónica que amenazaba con “provocar una carnicería en Francia y en el mundo”.
Informaba además de que lideraba un grupo de alrededor de treinta jóvenes. Esto no sería del todo extraño, pues parece ser que el bueno de Plantard estuvo relacionado, incluso se dice que fundó, dos organizaciones antisemitas y antimasónicas: “Rénovation nationale française” y “Groupement Catholique de la Jeunesse” (Agrupación católica de la juventud).
El antisemitismo de Plantard suena bastante raro si tenemos en cuenta que años después, cuando ya era conocido el Priorato de Sión, admitió que este tenía relación con la Casa de David, sin tener en cuenta, además, que decía ser descendiente de Cristo, judío, por si no se acuerdan. Hay quien plantea que esta actitud antisemita y antimasónica (también extraña, porque el P.S. tiene una organización inspirada en las logias), se debe a que quería ganarse el favor del nuevo régimen de Pétain, hecho que no sería demasiado extraño, a tenor por los pocos escrúpulos que mostraría a lo largo de su vida.
Como es lógico, aquella carta que mandó a Pétain activó las alarmas: se ordenó investigar a “Vérestra” y su entorno. Por ahí anda el informe policial de febrero de 1941 en el que se reconoce que Plantard había estado involucrado en las organizaciones mencionadas antes.
Se le califica de “illuminé y prétencieux”… exactamente dice esto: “De hecho, Plantard, que se jacta de estar en contacto con numerosos políticos, parece ser uno de esos jóvenes “iluminados y pretenciosos”, líderes de grupos más o menos ficticios, que desean darse importancia y que aprovechan la corriente actual a favor de los jóvenes para intentar que el gobierno les preste atención”
Cuando menos, queda claro que ambicioso era el chaval…
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