CABALA.

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“Cruza los dedos, toca madera, no pases por debajo de la escalera, evita el 13 y al gato negro” cantaba Joan Manuel Serrat. Y muchos creen que las cábalas son certeza. Tan populares como respetadas por millones de personas, las supersticiones tienen orígenes antiquísimos y se utilizan ante un fuerte deseo, cuando estamos en peligro o bien para que la suerte nos acompañe en una circunstancia en la que necesitamos un resultado positivo de inmediato ¿Por qué el ser humano de todas las épocas ha necesitado o creído en amuletos? Las razones pisco sociales de una costumbre que trasciende siglos, fronteras y nacionalidades.

Para comprender las cábalas no hay nada mejor que ir a las fuentes. Según la Real Academia Española, es una desviación del sentimiento religioso que hace creer en objetos extraños a la fe y contrarios a la razón. Sin sustento científico ni aval de las religiones tradicionales, la superstición impone respeto y, a veces, hasta temor a lo desconocido o misterioso. Controlar el destino, es la cuestión.

Se ha dado este nombre a un conjunto de doctrinas místicas, desarrolladas inicialmente en el judaísmo, sobre todo entre los siglos XII y XVII. En la actualidad denota también cierto tipo de cálculo supersticioso para adivinar alguna cosa.

Los aficionados a juegos de azar (la ruleta, por ejemplo) eligen cuidadosamente los números por los que apuestan, basados en sueños o en sucesos de la vida cotidiana en los que tales números aparecen o en la mera inspiración del momento, y llaman cábala a los motivos de su elección, pero raramente conocen el origen de esta palabra.

Hay tantas costumbres supersticiosas, como personas que las llevan a cabo. Llevar a cuestas objetos o vestir determinadas prendas, repetir mentalmente una frase o idea, realizar actos con un orden determinado, evitar nombrar ciertas palabras o ejecutar algunas acciones, son algunas de las conductas que garantizarían la buena suerte . Pero, ¿por qué pasan los años y quedan las cábalas?

Las supersticiones crean una ilusión de control, creada por los individuos con el fin de creer y querer tener el control sobre un suceso determinado. Ante casi todas las situaciones de su existencia el ser humano debe lidiar con dos tipos de ideas: las racionales y las irracionales. Este es un conflicto que surge desde que el individuo nace, y sólo se resuelve eligiendo u optando por una de las dos creencias.

Las supersticiones pueden ser anecdóticas, pero ¿cuál es la línea entre una sana creencia en el azar y una obsesión? esta conducta se vuelve patológica cuando condiciona, limita o influye negativamente en nuestra vida cotidiana. Es decir, si la persona deja de realizar sus actividades, o las realiza de manera diferente por miedo a las consecuencias del destino estamos ante una persona que rige su vida en torno a ideas mágicas y está perdiendo el principio de realidad. Por ejemplo, el individuo debe enfrentar una reunión importante, y al percatarse que ha olvidado su amuleto de la suerte decide retirarse o no puede enfrentar su vida cotidiana normalmente.

La ambición por controlar el destino, es algo que el ser humano nunca ha dejado de aspirar. Aunque siempre el sacrificio y el esfuerzo sean el mejor aval para que las consecuencias de nuestros actos sean exitosos, hay circunstancias que están fuera de nuestro control. La duda y la incertidumbre se ponen al hombro amuletos, cábalas y supersticiones. Si en creer o no creer está la cuestión, todavía al igual que en los tiempos ancestrales, confiamos que la suerte estará de nuestro lado y, hasta los que no creen, evitan pasar por debajo de la escalera.

Fuentes: Wikipedia. RAE.

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