LAS RAZAS. PARTE 2. HISTORIA DE UN ERROR.


Perpetrado por Oskarele

Durante siglos se ha empleado el concepto “raza” con unas claras derivaciones peyorativas, pues desde Europa, y posteriormente, desde América, los científicos y pensadores, han considerado que existían diferentes razas en el ser humano (a un nivel cuantitativo) con diferentes capacidades y calidades (a un nivel cualitativo).

Es decir, los europeos han gustado durante siglos de tachar a los demás grupos humanos, razas, como inferiores a ellos.

Aunque también es cierto que ya en el Antiguo Egipto, en el “Libro de las puertas”, texto sagrado, se identifican cuatro categorías convencionalmente etiquetadas como "egipcios", "asiáticos", "libios", y "nubios". En la base de esta clasificación se mezclaban características como el color de piel con las identidades tribales o nacionales.  Así pues el empeño por clasificar al ser humano en sus distintas variedades viene de antiguo.


En la Antigua Grecia los pensadores también intentaron explicar y categorizas las diferencias biológicas, obvias, entre los diferentes pueblos que conocían. Pero por lo general, y al igual que en Roma o China, se daba mayor importancia a la familia, tribu o clase social que a la apariencia física.

El cristianismo durante el Medievo desarrollo un sistema curioso: supuestamente todos descendemos de Noé, y de sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet. La progenie de estos habría dado lugar a la diversificación de los pueblos, clasificados como semitas (asiáticos), camitas (africanos), y jafetitas (europeos).

Claro esta triple división no explicaba a que familia pertenecían los autóctonos americanos. Algún que otro listo trato de explicar esta cuarta raza planteando que era el linaje maldito de Cain… y algunos de los conquistadores plantearon que aquellos indios no tenían alma. Aunque otros, como Bartolomé de Las Casas, se opusieron a estas teorías  racistas, pues consideraban que eran humanos como nosotros.

En el siglo XVI comenzó a utilizarse popularmente el término “Raza”, y esto está en relación directa con el colonialismo de entonces: a medida que los europeos se hallaron frente a frente con personas de diferentes partes del mundo, comenzaron las especulaciones sobre las diferencias físicas, sociales y culturales entre los grupos humanos. Muchos los diarios de viaje de la época muestran y relatan el encuentro con aquellos humanos diferentes.

Por otro lado, en aquella época, se desarrolló enormemente la trata de esclavos africanos, y de alguno forma se buscó justificar esta barbaridad inhumana mediante categorizaciones científicas de los grupos humanos, desarrollando la idea de que eran humanos inferiores o cuasi-humanos.

Es de justicia decir que el racismo no sólo afectaba (y afecta) a los pueblos colonizados, también afectaba a otros pueblos, tanto aquellos que no fueron colonias de metrópoli alguna como a los habitantes de los mismos países colonialistas.

La primera clasificación de los humanos en distintas razas publicada en tiempos modernos podría ser la “Nouvelle division de la terre par les différents espèces ou races qui l'habitent” ("Nueva división de la Tierra por las diferentes especies o razas que la habitan") de François Bernier, publicada en 1684, en donde concluía que los nativos americanos, indios, sudasiáticos y norteafricanos eran razas con características físicas distintas a otras. En ese sentido fue uno de los primeros antropólogos, y  aunque tiene un fondo racista, hay que situarla en la época y dejar claro que se trataba de una aproximación científica primaria sin pretensiones de exclusión.

En el siglo XVIII explotaron los estudios al respecto. Por ejemplo, “The Natural Varieties of Mankind”, una obra de Johann Friedrich Blumenbach, de 1775, establece cinco divisiones de los humanos (se basó en el análisis craneométrico de individuos pertenecientes a poblaciones diversas), que durante décadas fueron empleadas: caucásicos, mongoloides, malayos, americanos y etíopes o negroides. Estas divisiones estaban relacionadas según este señor con determinadas características tanto físicas como psicológicas.


Por aquella época comienzan a surgir otros planteamientos que definen las razas como primordiales, naturales, duraderas y distintas. Algunos grupos pueden ser resultado de la mezcla entre antiguas poblaciones distintas, pero un estudio meticuloso puede distinguir aquellas razas ancestrales que se han combinado para producir grupos mestizos…

En el XIX grandes científicos como Darwin, Alfred Wallace, Francis Galton o Louis Agassiz, estudiaron e intentaron explicar el tema de las razas. Darwin rompería todo el esquema con su Teoría de la Evolución, en la que demostraba que todos procedemos de antepasados comunes, por lo que las razas no son algo que haga diferentes a los humanos. Aun así, otros, plantearon que hay una fuerte relación entre las razas biológicas y otros fenómenos humanos, como formas de actividad y relaciones interpersonales y cultura, y por extensión el relativo éxito material de las culturas, de suerte que biologizaron la noción de "raza".

Las razas se distinguieron, en aquella época, por el color de piel, tipo de rostro, perfil y tamaño craneal, textura y color del pelo. Además, las razas fueron casi consideradas universalmente reflejo de las diferencias del grupo en el carácter moral e inteligencia.

La cosa se fue poniendo mas chunga a finales del siglo XIX, cuando determinadas teorías comenzaron a sostener con fuerza la inferioridad biológica de algunos grupos específicos, apoyando sus propuestas en diferencias físicas evidentes, pero que, ni de lejos, denotaban esa supuesta inferioridad. En la mayoría de los casos demostraban prácticamente lo contrario. Pero estas ideas racistas fueron calando en las sociedades europeas y, especialmente en las americanas, formando autenticas campañas de opresión que a menudo recurrían al discurso científico que sostenía la supuesta inferioridad para legitimar actos inhumanos contra otros, como el genocidio o el etnicidio.

Así, en Europa, se recurre al discurso racista científico, basado en las razas jerarquizadas, para justificar la superioridad de los propios europeos, o de algunas de sus etnias (germanos, anglosajones) sobre el resto de los seres humanos, así como la necesidad de que éstos fueran gobernados por aquellos. Lo mismo pasó en Estados Unidos para imponer el dominio anglosajón tanto antes los autóctonos como hacia los esclavos africanos, en Japon para colonizar Corea, en Australia para impedir la inmigración asiática y en América Latina para anular a la población autóctona.

El punto culminante lo protagonizaría la Alemania nazi con el brutal holocausto. Y un tiempo después el Apartheid en Sudáfrica.

Ya en el siglo XX el discurso científico comienza a cambiar. Los neodarwinistas desarrollan un nuevo modelo de raza como subespecie, un grupo reconocible que forma parte de una especie. Pero rechazan la idea de diferencias cualitativas entre las razas. Por otro lado los antropólogos, a principios de siglo, comenzaron a criticar la validez del concepto de “raza” como científico, pues la realidad demostraba que grupos de la misma raza, supuesta, tenían enormes diferencias lingüísticas, culturales y sociales, dejando claro que no había una relación directa entre raza y cultura.

Además surge una idea interesante: los tipos raciales típicos ignoraban la gran cantidad de similitudes entre los humanos, centrándose en determinados marcadores como la textura del pelo o el color de la piel. Encima, estos factores, no eran homogéneos en casi ninguna población, por lo que era muy arriesgado hablar de razas en al antiguo sentido del término.

Finalmente, el genetista Richard Lewontin, al observar que el 85 por ciento de las variaciones humanas ocurren dentro de la población, y no entre las poblaciones, argumentó que ni "raza" ni "subespecie" eran formas apropiadas o útiles de describir las poblaciones.

Junto con los problemas empíricos y conceptuales de la "raza", los científicos sociales fueron sumamente conscientes de la forma en que las creencias sobre las razas habían servido para "legitimar" la discriminación, el apartheid, la esclavitud, y el genocidio. Esta cuestión se volvió central en los años 1960, época del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos y la aparición del anticolonialismo.

De ahí que  algunos científicos abandonaron el concepto de raza en favor de población. Lo que distingue población de las agrupaciones previas de humanos por raza es que la primera se refiere a una población que se reproduce  y no a un taxón biológico.

Como corolario del rechazo de raza en el campo de las ciencias biológicas, varios científicos sociales han reemplazado el término por etnia, para referirse a los grupos propiamente identificados basados en las creencias compartidas como la religión, la nacionalidad, el territorio y otras categorías no necesariamente biológicas como la lengua y las costumbres.


Mas info y fuentes: aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Raza_%28clasificaci%C3%B3n_de_los_seres_humanos%29, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Razas_humanas, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Origen_de_los_humanos_modernos y el libro de Marvin Harris, “Nuestra Especie”.

3 comentarios:

  1. Jeje, la cosa se fue poniendo más chunga, sí! Bueno creo que sigue chunga, porque seguimos viendo al "otro" por la imagen que tiene y la identidad o san benito que le colgamos... Siempre hemos sido unos comodones!

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  2. la raza maestra aria es la superior esta demostrada y si quieren saber mas lean mein kampf, golden dawn, el parsifal.

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  3. Libros, por supuesto, con pruebas científicas claramente contrastadas. Vaya tela...

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