EL EUSKERA
Por Bicho
La historia del euskera trata del recorrido histórico de esta lengua, lengua de origen desconocido y sin similitud con ninguna de las que le rodean, que se remonta a tiempos anteriores a la llegada de los pueblos euroasiáticos. Así el euskera es la única lengua no indoeuropea de la península Ibérica, y la única, juntamente con el finés, estonio, el húngaro y el maltés, de Europa Occidental. Tuvo una marcada influencia en la evolución del sistema fonético del castellano (Estructura vocálica con sólo cinco vocales, entre otros).
Tras un periodo prolongado de declive, estuvo a punto de desaparecer: su lenta recuperación no comenzó hasta finales de la década de 1950 y principios de la de 1960. Con la llegada de la democracia, la Constitución de 1978 y el Estatuto de Guernica recogen su cooficialidad en el País Vasco, donde poco a poco ha vuelto a la vida pública. Asimismo, en el artículo 9.2 de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra de 10 de agosto de 1982, se estableció la oficialidad del euskera en la zona vascohablante de Navarra. La posterior Ley Foral del Vascuence de 1986 describe la zonificación lingüística en la Comunidad Foral de Navarra y la reconoce como lengua propia junto con el castellano, así como su cooficialidad junto con aquel en la zona denominada "vascófona". En el País Vasco francés, al igual que el resto de lenguas regionales francesas, el euskera no goza de la condición de lengua oficial.
Aunque hay muchas hipótesis sobre el origen y parentescos del euskera, todas ellas carecen de fundamentos sólidos. La única probada es la que lo relaciona con el antiguo aquitano, euskera arcaico o vasquitano del cual sólo se conservan unas 400 breves inscripciones fúnebres dispersas por la actual Aquitania, Aragón, La Rioja, Navarra y el País Vasco. Es por ello que el único parentesco que se considera demostrado es el del euskera con el antiguo idioma aquitano, ya desde los trabajos de Luchaire en 1877, ampliados posteriormente por Michelena y Gorrochategui. De hecho, los especialistas en historia del euskera consideran que el aquitano es simplemente vasco antiguo.
Tres son las teorías historiográficas principales sobre el parentesco:
Vasco-iberismo: Durante la mayor parte del siglo XX, se le consideró emparentado con las lenguas íberas prerromanas de la Península Ibérica, a partir de las teorías vasco-iberistas (tesis que defendió Miguel de Unamuno) de las que sólo quedan inscripciones en bronces y monedas, pero los estudios no aportaron gran luz sobre el tema. Aunque no fue su creador, el más conocido defensor de esta teoría fue el padre de la lingüística moderna, Wilhelm von Humboldt, que afirmaba que el idioma íbero era el antecesor del euskera. Para algunos investigadores la relación se limitaría a ser de Sprachbund de las lenguas íbera y vascuence, mientras que otros lo que consideran es que ambas lenguas pertenecían a un mismo grupo lingüístico, pero que el íbero no sería el antepasado del euskera.
Lenguas caucásicas: En las décadas finales del siglo XX, tomó cuerpo la hipótesis de que el euskera era el único superviviente de una familia, quizá más extendida, de lenguas de Europa que fue barrida con la llegada de los indoeuropeos a partir del siglo XIII a. C. y cuyo parentesco sería caucásico. Las semejanzas —aunque limitadas— encontradas entre el euskera y la lengua georgiana vendrían a apuntalar esa teoría. De hecho, la idea llegó incluso a recibir respaldo político, con detalles como el hermanamiento entre la capital vizcaína, Bilbao, y la georgiana, Tiflis. (Georgiano: zara, gw, ezer; euskera: zara, gu, eder; castellano: cesto, nosotros, hermoso.)
Bereber: A partir del siglo XX, ha habido una explosión de posibles parentescos y relaciones lingüísticas. Las que más difusión han tenido han sido la caucásica y la bereber, aunque algunos lingüistas lo han relacionado también con las lenguas fino-ugrias como el finlandés y el húngaro. La primera relaciona el euskera con las lenguas caucásicas y la segunda con las lenguas bereberes. Ninguna ha ganado la aceptación de la comunidad científica. El deseo de encontrar un pariente lejano al euskera ha hecho incluso que algunos investigadores extranjeros hayan realizado investigaciones de dudosa calidad, con tal de llegar a la conclusión deseada. Ciertos estudios han llegado incluso a aplicar el método léxico-estadístico buscando semejanzas entre palabras vascas y bereberes, utilizando para ello neologismos y préstamos del latín; pese a existir alguna similitud en ciertos vocablos, la sintaxis y la gramática no tienen parecido alguno.
Más allá de las tres principales corrientes historiográficas ha habido otras hipótesis que también han intentado responder al origen de los vascos:
Tubalismo: Históricamente, una de las primeras hipótesis míticas del origen del euskera es el tubalismo y relacionada con el vasco-iberismo de Guillermo de Humboldt y el vasco-cantabrismo de Manuel de Larramendi. La teoría entronca con la creencia de que todas las lenguas proceden de Babel y su famosa torre. El vasco sería el idioma original, anterior a la confusión de las lenguas (¡toma ahí!). Algunos apologistas del euskera en el siglo XVIII y principios del XIX llegaron a decir que una lengua tan perfecta sólo podría haber sido inspirada por el mismísimo ingenio de Dios (que posiblemente también sea de Bilbao). Entre aquellos autores, destacan Astarloa y Larramendi. Curiosamente, el río Araxes baña el monte Aralar, donde se encuentra la mayor concentración de dólmenes del Pirineo (hay censados más de 400) y fue en el monte Ararat, donde Noé posó su arca, que se encuentra el río también llamado Araxes, lo que ha dado lugar a no pocas interpretaciones sobre el origen del idioma.
Lenguas pre-indoeuropeas: Existen diversidad de hipótesis que emparentan el euskera con otras muchas lenguas europeas y el hallazgo de toponimia vasca en diversas zonas europeas incluso provocó la hipótesis de que su extensión fuera a nivel europeo. El ruso Karl Bouda emparentó el euskera con diversos idiomas hablados en Siberia (chukche) y el argentino Gandía reflejó que "El pueblo vasco es el pueblo más viejo de Europa. Su lengua es la que se hablaba desde el Cáucaso al Atlántico y desde el norte de África al norte de Europa en los períodos paleolítico y neolítico. Los arios o indoeuropeos, los etruscos, los íberos y otros pueblos de la antigüedad son posteriores a los vascos."
Europeo antiguo: Los estudios efectuados por Theo Vennemann (catedrático de Lingüística Teórica en la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich) en torno al origen de los topónimos europeos apuntan a que la lengua vasca actual está relacionada con la de los habitantes prehistóricos de Europa, antes de la llegada de los pueblos indoeuropeos. Estos estudios vienen a respaldar las tesis que ya a principios del siglo XIX exponía Juan Antonio Moguel en referencia a una lengua común o familias de lenguas con un tronco común, eran las que se hablaban en toda la península Ibérica y en parte de Europa y que estaban emparentadas con el euskera. Pero los estudios de Venneman han sido muy criticados por los vascólogos y no son aceptados por muchos de los especialistas en lingüística. La revista "Scientific American" publicó en 2002 un reportaje realizado por Theo Vennemann y Peter Foster, en el que expresaban que el protoeuskera sería la lengua de los primeros pobladores europeos.
De la palabra euskara, se han derivado muchos de los términos por los que los vascos se aplican a sí mismos, haciendo énfasis en la lengua que hablan, como euskaldun (vascohablante, independientemente de su lugar de nacimiento u origen) o Euskal Herria (la tierra donde habitan los hablantes de euskera, a menudo recogida como sinónimo de País o Pueblo Vasco). También se piensa que los términos «vasco» y «gascón» provienen de esta misma palabra. Para designar a todos los demás idiomas, los vascohablantes usan la palabra erdara y a las personas no vascohablantes se les conoce como erdaldunak (literalmente, «los poseedores de otra lengua», independientemente de su lugar de origen) que, aunque pueda tener similitudes con el "bárbaro" de los griegos, no tiene un sentido peyorativo alguno. El filólogo Alfonso Irigoyen propone que la palabra euskara procede del verbo "decir" en vasco antiguo, reconstruida como *enautsi (mantenida en formas verbales como el vizcaino dinotzat, "yo le digo"), y del sufijo -(k)ara, "forma (de hacer algo)". Por tanto, euskara significaría literalmente "forma de decir", "forma de hablar", "habla" o "lenguaje". Irigoyen presenta como evidencia para sostener esta teoría la obra Compendio Historial (1571) del vasco Esteban Garibay, donde el autor afirma que el nombre nativo de la lengua vasca es "enusquera". Sin embargo, como la mayoría de los temas relacionados con la historia vasca, esto sigue siendo tan sólo una hipótesis.
Muchos autores creen que los territorios en que se hablaba han ido retrocediendo por la presión inicial de las lenguas indoeuropeas en las edades del Bronce y del Hierro, lo que supuso una primera merma del solar del euskera, que no conseguiría remontar contra el latín en época romana y posteriormente, tras un periodo de recuperación debido a las repoblaciones de la llamada “Reconquista”, volvió a retroceder ante el empuje del gascón, el navarro-aragonés, el castellano y el francés hasta quedar restringido a la parte oriental de Vizcaya, al norte de Álava y Navarra, a Guipúzcoa y al País Vasco Francés. Actualmente se encuentra en proceso de recuperación en todo el País Vasco y Navarra.
El euskera, por su situación geográfica, adoptó el alfabeto latino cuando comenzó a desarrollarse como lengua escrita en el siglo XVI. Generalmente se escribía según los sistemas del castellano y del francés, adaptándolas con mayor o menor éxito a la fonética vascongada. El líder nacionalista Sabino Arana diseñó un particular sistema ortográfico, logrando cierto éxito entre sus seguidores. Después de la posguerra, el sistema aranista fue abandonándose porque las consonantes tildadas que precisaba encarecían las ediciones y resultaban muy poco prácticas.
Sustrato vasco en lenguas romances
"La península en 1030". La primera constancia escrita del romance y del vascuence está en las Glosas Emilianenses. El mapa muestra el desaparecido Reino de Pamplona entre los años 1029 y 1035, donde surgió el Navarroaragonés y la cuna del castellano.
El sustrato vasco en las lenguas románicas comprende todos los fenómenos de interferencia lingüística del vasco o euskera (o más correctamente su antecesor histórico, protoeuskera, pre-protoeuskera o prerrománico) sobre algunas variantes del latín de la Península Ibérica y algunas de las lenguas romances que le sucedieron como lenguas habladas.
El estudio de la etimología, origen y evolución de las palabras aporta claras evidencias del contacto e influencia mutua entre las lenguas. Esta influencia se ve también en el caso de la lengua vasca (o euskera). Desde que se produjo el primer contacto con el latín, en torno al siglo II a. C., el euskera y las lenguas romances se han influido mutuamente, de diferentes maneras. Obviamente, la influencia se ha producido sobre todo desde el latín hacia el euskera, pero también existen algunas aportaciones vascas a las lenguas romances (al aragonés, al castellano y al gascón principalmente).
La influencia posible del substrato vasco-aquitano no habría sido antigua, sino que se habría podido prolongar hasta tiempos relativamente tardíos. Cabe considerar que parece confirmada la idea de Coromines de que la lengua vasca tuvo una gran vitalidad y prestigio en la Baja Antigüedad y Alta Edad Media. No en vano, el Reino de Navarra es uno de los protagonistas del inicio de la “Reconquista” y el Camino de Santiago, en pleno apogeo entonces, recorría precisamente la ruta desde Aquitania a Galicia pasando por el País Vasco.
Por otra parte, María Teresa Echenique considera que siempre hubo un cierto bilingüísmo vasco / romance en la zona de habla euskérica, lo que facilitaría los contactos. Echenique habla de un continuum en los idiomas románicos del norte de España (desde el gallego al catalán) en el que participaría el románico vasco. De hecho, hasta época reciente se documenta en el País Vasco un romance que ha sido calificado de "criollo", en el que se mezclan palabras en castellano y en euskera, incluso cuando los hablantes consideran que están hablando castellano.
El nacimiento del castellano y la influencia del vasco.
El castellano es una lengua romance del grupo ibérico, en lo que fue el reino medieval de Castilla, que incluía aproximadamente la actual provincia de Burgos y las comunidades autónomas del País Vasco, La Rioja y Cantabria, en España, cuyo centro es la zona de La Bureba donde se halla el corredor de la Bureba, paso obligado para entrar a la meseta ibérica desde el norte peninsular, es decir, desde Europa. En esta área se supone que se hablaba euskera habitualmente en el siglo V, cuando se empezó a considerar un "habla" bárbara; y el latín, como lengua culta y escrita propia de la cristiandad.
El latín era hablado y escrito por las clases cultas, como lengua de Estado transmisora de cultura escrita, mientras que el euskera lo mantenían popularmente en zonas rurales - era solamente un "habla", pues no se manifestaba por escrito - y se reforzaba por las repoblaciones con "navarros" durante la Reconquista. Por ello no es extraño que los primeros textos en lengua romance que se conocen, los cartularios de Valpuesta (Burgos) (siglo IX), como en las Glosas Emilianenses, de finales del siglo X o con más probabilidad a principios del siglo XI, que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), incluyan nombres personales y frases en euskera.
Actualmente el euskera es cooficial en Euskadi y algunas áreas de Navarra, donde se le ha dado un impulso importante a todos los niveles, tanto por respeto a la población autóctona euskero-parlante, como mantener vivo este tesoro de la lingüística humana; actualmente bajo la supervisión de la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia).
http://es.wikipedia.org/wiki/Euskera
http://www.euskaltzaindia.net/
bicho.
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