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Quien más, quien menos, alguna vez uso la expresión:
"Ladran, luego cabalgamos."
Variante: "Ladran, luego cabalgamos, amigo Sancho."
Variante: "Ladran, amigo Sancho, luego cabalgamos."
Variante: "Deja que los perros ladren Sancho amigo, es señal que vamos pasando."
Variante: "Ladran Sancho, señal que avanzamos." Variante: "Si los perros ladran es señal de que avanzamos."
Esta frase y sus variantes son atribuidas al personaje de Alonso Quijano, aunque NO aparecen en toda la obra de El Quijote.
La referencia publicada más antigua es un artículo necrológico escrito por Nilo Fabra en El Imparcial en 1916, donde afirmaba que Rubén Darío reaccionaba ante las injurias con dicha frase.
Se hizo muy popular gracias a la novela de Ricardo León Cristo en los Infiernos, donde afirmaba que la frase había sido pronunciada por Azaña.
También se atribuye erróneamente a Vida de Don Quijote y Sancho, de Miguel de Unamuno.
Pero la frase es de Goethe en su poema "Kläffer" (Ladrador, 1808). Schopenhauer la cita en su obra "Sobre la voluntad en la naturaleza" con estas palabras: "Como dicen aquellos versos de Goethe: El perro quisiera acompañarnos desde el establo; el eco de sus ladridos demuestra que cabalgamos".
Fuente: Wiki.
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