CARTA de un LECTOR (aún vigente..)
Buenos Aires, 27 de diciembre de 2005
Señor Director:
Con respecto a la educación sexual en la etapa escolar, tengo para mí que un grave obstáculo para una información “actualizada” es el marcado “culturalismo” que campea en la gran mayoría de los estudios de género (“todo es cultura y todo es cultural”) y cuyos cultores son los hegemónicos promotores de la iniciativa. Culturalismo asociado a otra línea lamentablemente hegemónica en nuestro medio “intelectual”, el psicologismo extremo, ignorante de todo lo que los estudios del cerebro y las ciencias de la conducta han venido descubriendo desde hace un siglo a la fecha. Culturalismo y psicologismo me parecen una combinación que obtura la posibilidad de direccionar la enseñanza sexual en la escuela de acuerdo con los conocimientos actuales.
A modo de ejemplo tomemos el caso de la homosexualidad: una de las formas en que los padres y la comunidad niegan el hecho biológico de la homosexualidad es llamarla “una elección de vida”. Cuando un niño o un joven se acerca para decirles: “Soy homosexual”, responden, “Ya cambiarás”. Casi siempre el muchacho sabe que eso no sucederá, aunque quizás lo intente durante un tiempo, incluso casándose y teniendo hijos. Esto vale igualmente en el caso femenino.
¿Por qué se continúa enseñando (o predicando) que se trata de la elección de un estilo de vida? Por una parte, por ignorancia. Y por otra, para ser políticamente correctos, poniéndose acorde con la estrategia misma de los homosexuales para levantar su deprimida autoestima y/o para consolidar su necesidad de aceptación social, mediante actitudes “desafiantes” o aislándose en ghetos. Si reconocieran el fundamento biológico, cómo podrían hablar de “orgullo gay”. ¿Orgullo de tener ojos verdes, de tener pelo lacio, de ser heterosexual?
Del mismo modo que nadie elige ser heterosexual, nadie elige ser homosexual. Como tantas otras cosas en la vida, la homosexualidad elige a su portador.
Le evidencia científica iniciada por los investigadores cerebrales hace ya más de quince años, sumado al descubrimiento reciente del gen de la homosexualidad (gracias al mapa genético del genoma humano), aclara sin lugar a dudas que ser homosexual no es “una elección de vida”. Recibe influencias cromosomática y genética, se da más en ciertas familias que en otras y está programado en el cerebro. Esta programación ha sido evaluada por los científicos sobre cerebros sometidos a autopsia.
Dos párrafos de The Wonder of Boys (trad. como “De niños a hombres”), de Michael Gurian:
1) “El encargado de controlar las funciones del cerebro es el hipotálamo. En él aparecen una cuantas neuronas que forman lo que bioquímicos y neurobiólogos denominan “núcleo sexual dimórfico” o “núcleo de doble forma”. Es el encargado de controlar, entre otras cosas, la orientación sexual. En una persona homosexual, este núcleo tiene la mitad del tamaño del que tiene en una persona heterosexual; aunque la investigación dista de estar completa, ya podemos afirmar que entre el 5 y el 10 por ciento de nuestros jóvenes tienen un núcleo sexual dimórfico más pequeño y una fuerte tendencia biológica hacia la homosexualidad.”
2) “La tendencia genética hacia la homosexualidad y el menor tamaño del núcleo dimórfico de una persona homosexual son hechos biológicos. La orientación sexual que el cerebro marca a una persona es, según todas las evidencias, un hecho biológico.“
A pesar de este hecho -y porque este hecho no es divulgado en la enseñanza ni en los medios de comunicación- los padres suelen recibir el hecho con sentimientos de culpa. Pero los padres y las madres (a quienes suele dirigirse la mirada acusadora) no convierten a los hijos en homosexuales. Inclusive su eventual experimentación sexual con otros jóvenes no los convierte en homosexuales. En ocasiones algunos pueden atravesar una fase que dure meses o incluso uno o dos años, de “ser homosexual”, pero si sus cerebros no cuentan con un núcleo del hipotálamo más pequeño, no lo serán por demasiado tiempo.
Pero lamentablemente no será ésta la orientación que se seguirá en la pedagogía “sexo-educativa” y consecuentemente sólo contribuirán a aumentar la ya de por sí notoria confusión e ignorancia sobre el tema.
Una acotación final: Esta fundamentación biológica suele ser rechazada so pretexto de cientificista, positivista, negadora del condicionamiento social o del libre albedrío y/o incentivadora de tendencias discriminadoras (¡o cuasinazis!).
Sin embargo es todo lo contrario. Por ejemplo, muchas de las personas que están en contra de los homosexuales se apoyan en textos sagrados para fundamentar su oposición. Sin embargo,condenar a los homosexuales por ser diferentes es similara condenar por ser varón,mujer,tener cabello rubio,ojos marrones o cualquier otro rasgo físico. En el caso de los homosexuales -y siguiendo su concepción del origen divino de la persona- significacondenar la obra del Creador de sus cerebros.
Como siempre, el conocimiento nunca es argumento de discriminación o aval de disvalores. El conocimiento nos hace libres.
Atentamente.
Ernesto Campanile
Sociólogo
No hay comentarios:
Publicar un comentario