bymoser
“la única salida consiste en pretender q tan solo se han oído unos sonidos confusos carentes de todo sentido”
En estos términos, en referencia a lo escuchado en boca de políticos, habla Jonathan Swift, autor de "Los Viajes de Gulliver", a propósito de un pequeño opúsculo recién aparecido para la promoción de una supuesta Enciclopedia de la Mentira Política. El opúsculo que, por otro lado, le era atribuido a él mismo cuando en realidad era obra de un amigo, era en realidad una sátira y la pretendida enciclopedia, no más una excusa, si no también, una estafa, pues mediaba suscripción; todo en realidad, muy medido, muy apropiado, poco importa la verdad, todo muy político.
El pequeño libro dice resumir los 11 capítulos de la citada; capítulos donde se reflexiona sobre la naturaleza del alma y las cualidades que la inducen a mentir, los tipos y la normas para su difusión, su legitimidad… obrando tal como discurren otros reconocidos tratados del buen gobierno, léase el Príncipe de Maquiavelo; recordando una máxima q le es siempre común: conviene ocultar la verdad al pueblo por su propio bien; es en definitiva más fácil hacerle creer una mentira antes que la verdad e incluso conveniente, pues “el pueblo es hielo ante las verdades y fuego ante las mentiras”.
¿Qué es la política?; escribía hace algún tiempo q la vida en un gueto donde rige la escasez y el mercantilismo consiste en saber ganar en un intercambio en el que ninguno cree haber perdido; las relaciones humanas a gran escala es entonces “un juego de pasiones e interés opuestos, y el disimulo una de sus reglas esenciales”; quizás pueda resultar excesivamente frio o duro pero a todos nos parece elegante y noble eso del ajedrez o la esgrima, artes donde como en cualquier otra competencia gana el que mejor engaña; y no creo que lo que conocemos como parlamento de representación democrática diste gran cosa del clásico cenáculo de familias poderosas/mafiosas discutiendo el reparto.
¿Es lícito pues entonces el engaño? la mentira como medio de control o subversión? poco importa mas allá de que ES. ¿es lícito mentir a una madre? tal vez en la medida en que se le evite un mayor dolor; es sin duda práctica común. ¿es lícito mentir a un hijo? qué día no se le miente? bien porque se requiera inmediatez, bien porque no le consideramos preparado para conocer, siquiera aun entender, la verdad. ¿es licito engañar a una pareja? quizás para eso sea mejor no tenerla; quizás nos convendría desaparecer; al modo q se autoinmolan los marcianos del “Forastero en Tierra Extraña” de Heinlein cuando entendían su corazón mancillado por una conducta reprobable.
Así contamos próximamente con un nuevo llamamiento electoral, desde el minarete estatal se nos apela de nuevo a hacer uso de nuestra fe en tan farsa y abyecta disputa; y cabe preguntarnos si cabe encontrar, ignorada la verdad, algún índice, alguna escala de valoración para con los contendientes y su capacidad o conveniencia, habida cuenta de que tan solo está en juego el visionado de una determinada obra de teatro; por mi parte, siempre me he sentido inclinado por aquellos autores q se molestan por tratar con mayor respeto al espectador y q por tanto, muestran una mayor delicadeza y finura en la elaboración de sus mentiras; voten, en definitiva, al mejor mentiroso.
Poco más; suerte y queden ustedes, al menos, abrazados
“mientras tanto la verdad, de la que se dice mora los pozos, parecía estar enterrada bajo un montón de rocas”.
FELICES ELECCIONES.
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