MIS QUERIDOS HEREJES. ARRIO Y EL DIOS UNO, QUE NO TRINO…

Perpetrado por Oskarele

Al principio fue Jesús, el nazareno, y sus primeros seguidores, los apóstoles, formaron la primera comunidad judeocristiana. Poco después, tras su muerte, el bueno de Santiago el Mayor, patrón de España y uno de los primeros seguidores de Cristo, encabezó la antigua comunidad cristiana, en la que se decidió la colosal tarea de extender el mensaje de su maestro por todo el mundo conocido.

Desde entonces su mensaje ira poca poco extendiéndose, encontrándose, eso si, con un enemigo brutal: el Imperio Romano. Algo lógico, si pensamos un poco, pues el cristianismo venia a amenazar el sistema romano en su conjunto: cuestionaba el culto al emperador, la desigualdad social y las prácticas religiosas paganas de los romanos. Así hasta el 313 los Emperadores Romanos se dedicaron sistemáticamente a cargarse cristianos, empezando con Nerón (que se encargó de martirizas a Pedro y Pablo), y continuando con Domiciano, Trajano, Marco Aurelio y Decio, entre otros.

En el siglo III el cristianismo se había extendido por todas las clases sociales romanas. Se vieron incapaces de frenarlo. Así, en 313, el emperador Constantino, convertido al cristianismo, aunque no se bautizó hasta su muerte, concede mediante el Edicto de Milán, la libertad religiosa y la igualdad de derechos a los cristianos.

Pero pasa una cosa: en aquellos tiempos el imparable cristianismo no contaba con un credo único, sino que existían una serie de ideas heterodoxas alrededor de Jesús y su mensaje. Hasta la aparición de los Padres de la Iglesia (San Jerónimo, San Ambrosio o San Agustín, entre otros), no quedarán cimentadas las definitivas doctrinas cristianas.

El dogma.

Pero para aquel entonces las versiones heterodoxas habían cuajado en determinados sitios y grupos, dando lugar a las primeras herejía que serán condenadas por el bien del nuevo orden social imperante.

Así, la primera herejía digna de mención fue el Arrianismo, que toma su nombre del sacerdote (presbítero, pa ser exactos) Arrio (280-336), que desarrolló una intensa actividad proselitista (quiere esto decir que captó muchos fieles nuevos), en Egipto, aunque, parece ser, era de origen libio.

Resulta que el tal Arrio osó un día enfrentarse a su obispo, asegurando que Dios (El padre de la supuesta Sagrada Trinidad), había creado de la nada al Logos (El hijo, “su” hijo). Es decir, proponía que Dios no era uno y trino a la vez, sino que “hubo un tiempo en que el Hijo no existía, y que, por tanto, el Hijo era una creación de Dios y no era Dios mismo. Cristo, el hijo de dios, solo era Dios en la medida en la que participaba de la Gracia, pero negaba la consustancialidad de ambos.

¡Toma ya!...

Tened en cuenta que esto ocurre hacia el 310 de nuestra era. Aunque también hay que tener en cuenta que antes de Arrio ya otros habían propuesto esto:

Pablo de Samosata, otro de los patriarcas cristianos heterodoxos del siglo III, obispo de Antioquía, proponía que en Dios no había más que una persona, que constituye la única esencia divina. Cristo sería puro hombre, nacido por obra del Espíritu Santo de María Virgen. Pero en él habitó el Logos o Sabiduría de Dios, lo que en parte lo hizo divino y lo eleva por encima de los profetas y de todos los hombres. No es de extrañar que, como os podéis imaginar, fuese condenado y excomulgado.

Tertuliano (160-220) también defendió ideas parecidas, ya que consideraba que el Hijo no era coeterno con el Padre, es decir, no siempre existió, sólo a partir de ser engendrado por el Padre. Aunque si consideraba que era consustancial y fue el primero en emplear el término “trinitas” (Trinidad).

Sea como sea, las ideas de Arrio fueron rápidamente desautorizadas por el Obispo de Alejandría, que lo invitó a retractarse, sin conseguirlo. Es más, persistió en su postura, lo que lo convirtió en hereje. Así en el 321 más de cien obispos celebraron en Alejandría un sínodo para intentar convencerlo de su falsedad, y al no conseguirlo fue condenada su doctrina y él mismo excomulgado.

Cuatro años después, en el 325, en el Concilio de Nicea, el arrianismo fue condenado por herejía y Arrios y sus seguidores fueron exiliados y excomulgados. Aunque también hay que decir que otros concilios posteriores lo restauraron, hasta que en el 381, el Primer Concilio de Constantinopla lo condenó definitivamente.

El caso es que pervivió a la muerte de Arrio, en extrañas circunstancias (por no decir envenenado), en el 336. Y se difundió con éxito entre los pueblos germánicos que por aquella época estaban poco a poco comiéndose al Imperio Romano. Así el arrianismo pervivirá entre los vándalos, los burgundios y los visigodos, que lo mantuvieron hasta bien entrado el siglo VIII.

Estos visigodos introdujeron el arrianismo en la Península Ibérica, la Hispania Romana, en el año 414, y aquí lo establecieron aunque con grandes conflictos con los hispanorromanos que ya habían aceptado la ortodoxia católica. Así, por ejemplo, durante el reinado de Leovigildo (573-586) la tensión entre católicos y arrianos fue extrema, hasta que su hijo, Hermenegildo, abjuró de la herejía en el III Concilio de Toledo (587), agrupando bajo un mismo credo a todos.

Por último mencionar que se ha usado el término “arriano” para tildar desde el mundo católico a cualquiera que cuestionara la unidad de Dios y la Trinidad. Por ejemplo, durante siglos, el mundo cristiano tendió a ver al islam como una forma de arrianismo. Se ha avanzado la hipótesis de que la permanencia de arrianos tanto en Oriente Medio como en África del Norte y en Hispania habría facilitado la expansión musulmana en estas regiones durante los siglo VIII y siglo IX.

Y a modo de curiosidad, terminar diciendo que la expresión española “armarse la de Dios es Cristo”, indicando que va a haber un problema muy grande, hace referencia a las disputas que hubo entre arrianos y católicos entre los siglos IV y VI, mencionadas antes.

Más información y fuentes por aquí: los libros “Herejes y maldito en la historia”, de Agustín Celis Sánchez (Ed. Alba Libros, 2006) e “Historia oculta de los papas”, de Javier García Blanco (Ed. Akasiko, 2010). Webs: http://es.wikipedia.org/wiki/Arrianismo, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Arrio, aquí: http://es.catholic.net/sacerdotes/233/580/articulo.php?id=7356, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_de_Samosata, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Tertuliano, aquí:http://es.wikipedia.org/wiki/Reino_visigodo_de_Toledo.

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