MIS QUERIDOS HEREJES. INTRODUCCIÓN.

Perpetrado por Oskarele

El diccionario de la RAE dice que, entre otras acepciones, la herejía es un “error en materia de fe, sostenido con pertinacia” (pertinacia es, según este mismo diccionario: Obstinación, terquedad o tenacidad en mantener una opinión, una doctrina o la resolución que se ha tomado; por si no lo sabíais…). Hereje, por lo tanto, es el que comete, por acción, omisión o pensamiento, herejía.

Dicho esto, hay que decir, etimológicamente hablando, que la palabra herejía deriva del griego “hairesis”, que significa doctrina o creencia. Esto nos da una dimensión nueva, por vieja, del concepto: un hereje seria, por lo tanto, un simple creyente.

El problema surge cuando se cree en algo contrario a lo comúnmente aceptado.

Por otro lado, nosotros, en esta seria de artículos que vamos a dedicar a Mis Queridos Herejes, nos vamos a centrar en lo que la Iglesia Católica, cuna y verdugo de herejes, ha considerado y considera que es herejía y que viene a ser lo que dice la RAE, pero centrándose en su confesión.

Es decir, la herejía, según el Vaticano, sería un error en materia de religión que se sostiene con terquedad y sin pruebas. Sería el rebelde que acepta pero no del todo la verdad revelada, el heterodoxo que se rebela contra el fundamentalista, el que cuestiona lo establecido sin rechazarlo por completo.

De ahí que la herejía sea diferente a la apostasía, que sería, según el DRAE “Acción y efecto de apostatar (Negar la fe de Jesucristo recibida en el bautismo”, o de la blasfemia, que sería pronunciar aquella “palabra injuriosa contra Dios, la Virgen o los santos”. En definitiva, ser hereje no es renegar de Cristo y de su fe, o cagarse en Dios. Es algo diferente, aunque suele confundirse.

Así la herejía, generalmente, nace en el propio seno de la iglesia, como una desviación del dogma. Y en muchas ocasiones puede producir, como efectivamente ha producido, un cisma, tanto en lo religioso como en lo mundano.

Pero sigamos. Herejes ha habido desde que existe el dogma. Desde casi el principio aquellos disidentes frente a las corrientes mayoritarios fueron considerados como “tentados por el mal”.

Y desde casi el principio aquellos disidentes fueron exterminados con violencia. Algo curioso, si tenemos en cuenta que esta religión, el cristianismo, fue fundada por un tal Jesús, que, supuestamente, fue torturado hasta morir en la cruz por ser un disidente respecto a las ideas religiosas judías. Y por otro lado, aquellos cristianos, supuestamente, odiaban la violencia y el derramamiento de sangre. Ellos mismos, cuando eran pocos y no aceptados por Roma, fueron perseguidos y arrojados a los leones.

El problema vino cuando los cristianos fueron aceptados.

Roma, temerosa de la fuerza que estaban cogiendo, gracias (o por culpa de) a Constantino, en el 313 aceptó y legalizó el cristianismo con el famoso Edicto de Milán. Este fue un paso clave: Roma terminó haciéndose cristiana. La Iglesia del pobre nazareno aquel se acabó convirtiendo en Imperio.

Y un Imperio para mantenerse tiene que derramar sangre.

Ese fue el giro trágico que tomaron los acontecimientos.

Y el primero en catar la espada de la Roma Cristiana fue Arrio, del que hablaremos en el siguiente texto.

En cuanto dejó de ser perseguida, pasó a ser perseguidora.

En vez de desarrollar y predicar sus mensajes se centraron en el mantenimiento de su propia gloria. Y todo aquel que amenazase su estabilidad será perseguido. El Concilio de Nicea definirá como herética una doctrina divergente de la enseñanza oficial de la Iglesia y de sus dogmas consagrados basados en las Escrituras y la Tradición.

Surge además, otro tipo de herejía curiosa. Se trata de aquellos que se rebelan contra el status, económico, político y social, adquirido por las instituciones religiosas y sus jerarquías. Por ejemplo, el bueno de San Francisco de Asís, que estuvo siempre en el filo de la navaja por sus radicales posturas respecto al clero y a las órdenes religiosas.

Por otro lado tenemos a los infieles, como los judíos y los musulmanes, que si bien no pueden considerarse herejes, también sufrieron la persecución y la represión de la Iglesia de Roma. El Islam, especialmente vino a amenazar con fuerza al cristianismo. Fruto de esto surgirán las famosas Cruzadas, en un empeño de la Iglesia por recuperar las Tierras Santas y luchar contra los infieles.

Con las Cruzadas se creó un claro precedente: los ministros de la Iglesia santificaron el derramamiento de sangre. Se exaltó la violencia. Y comenzaron a usarla contra los herejes dentro de su propio seno, como en el caso de los pobres Cataros o posteriormente los Templarios.

En 1231, Gregorio IX crea un tribunal excepcional encargado de combatir la herejía: la Inquisición. Unos años después, otro papa, Inocencio IV, instaura oficialmente el uso de la tortura en una bula: los herejes no tienen derechos.

Comienza el terror.

El 1 de noviembre de 1478 naca la Santa Inquisición Española, que estaría vigente hasta 1834. Sus víctimas predilectas fueron judíos y moros conversos así como todo aquel que amenazara el orden social establecido.

Pero también es la época de las brujas y de las reformas en Europa: gentes como Lutero o Calvino fueron condenados como herejes. Como respuesta, en 1542 se creó la Inquisición Romana, el Santo Oficio (que pervive en la actualidad con el rimbombante nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe, de la que fue jefazo el papa actual, Benedicto XVI).

Y se tendrán que enfrentar con un nuevo enemigo: la incipiente ciencia, con representantes como Copérnico, Galileo, Giordano Bruno o Miguel Servet, acusados de herejes por intentar descubrir cómo funciona el mundo, más allá de la intervención divina.

Y más tarde, ya con el concepto de herejía de capa caída, condenara a movimientos como el marxismo, el socialismo, el anarquismo o la masonería.

En fin. A todos estos condenados por la cristiandad imperante vamos a dedicar esta serie de artículos. Sobra decir que las diferencias entre estos herejes son enormes, pero tienen algo en común: mostrar su heterodoxia frente a lo dictado por Roma. Y lo pagaron con sangre.

Por eso, por ser disidentes rebeldes en una época en la que eso podía suponer la muerte, por eso, esta sección se llamará “MIS QUERIDOS HEREJES”.

2 comentarios:

  1. JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA. La importancia capital de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para darnos cuenta el fatal error que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar la naturaleza humana de Cristo; cegando a la humanidad de la posibilidad de alcanzar la trascendencia humana y la sociedad perfecta practicando el altruismo, el misticismo y el activismo social intensos; y de la urgente necesidad de corregir la doctrina de la Iglesia formulando un nuevo cristianismo que no omita sino que acentué la trascendencia humana de Cristo que es su cualidad espiritual más importante, a fin de que el cristianismo afronte con éxito los retos y amenazas de Islam, el judaísmo, las corrientes de la nueva Era y la modernidad. http://es.scribd.com/doc/73578720/CRITICA-A-LA-CRISTOLOGIA-DE-SAN-PABLO

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno Rodolfo. Gracias por venir.

    ResponderEliminar