(B)
Algunos se dicen dueños de Dios y destruyen países y vidas. Otros se dicen dueños de la justicia y la aplican por mano propia. Hay quienes invocan un derecho y automáticamente pasan por encima, negándolos, de los derechos de otros. Están los que invocan el color de una camiseta, las siglas de un partido político, el nombre de un mártir o la imagen de una bandera para ocupar espacios, disponer de vidas, traicionar acuerdos y constituciones, negar disensos.
Algunos se abrazan a una creencia económica, educativa, religiosa, o científica y clausuran, cuando tienen el poder, toda otra opción.
Cuando olvidamos que somos parte de una totalidad que nos trasciende y fragmentamos la diversidad en pequeñas, egoístas, miserables, opacas miradas dogmáticas, orillamos el abismo.
Cuando, parados sobre esos dogmas, decidimos que quien no los comparte no merece razón, atención, espacio ni justicia, la trama humana empieza a debilitarse y a desaparecer. Hoy y aquí muere un poco cada día, sin prisa, sin pausa.
Sinay
No hay comentarios:
Publicar un comentario