“Mañana, de madrugada, nos llevaremos a los niños a lo más espeso del bosque. Les encenderemos un fuego, les daremos un pedacito de pan y luego los dejaremos solos para ir a nuestro trabajo. Como no sabrán encontrar el camino de vuelta, nos libraremos de ellos. – ¡Por Dios, mujer! -replicó el hombre-. Eso no lo hago yo. ¡Cómo voy a cargar sobre mí el abandonar a mis hijos en el bosque! No tardarían en ser destrozados por las fieras. – ¡No seas necio! -exclamó ella-. ¿Quieres, pues, que nos muramos de hambre los cuatro? ¡Ya puedes ponerte a aserrar las tablas de los ataúdes! -. Y no cesó de importunarle hasta que el hombre accedió.” (de Hansel y Gretel).
Bien, seguramente todos reconocen el texto. Y es que hemos crecido entre Caperucitas Rojas, Cenicientas, Bellas durmientes, y Blancanieves. Todos los buenos eran lindos, todos los malos eran feos y siempre ganaban los buenos…No está mal por cierto, si bien esto no implica que todos los feos sean malos. Creo que siempre veo linda a la gente buena…y con el asunto de los ganadores, seamos optimistas y pensemos que a la larga o a la corta el obrar bien da sus frutos…aunque sea en el hecho de dormir bien, que no es poca cosa.
En fin, me paré delante de mi biblioteca y bastante estropeados de manitas con mermelada…¡Allí están aún! Allí están los cuentos de ilustraciones coloridas que me contaba mi mamá. Los mismos que han leído mis niños y luego han garabateado con crayones rojos, azules y verdes.
Así es que hablemos de la fantasía:
Los hermanos Grimm, siguiendo los pasos de su padre, estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo, donde iniciaron una intensa relación con Brentano, quien les introdujo en la poesía popular, y con F. K. von Savigny quien los inició en un método de investigación de textos que supuso la base de sus trabajos posteriores.
Entre 1812 y 1822, los hermanos Grimm publicaron los Cuentos infantiles y del hogar, recogidos de diferentes tradiciones, a menudo conocida como Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. El gran mérito de Wilhelm Grimm fue el de mantener en esta publicación el carácter original de los relatos. Siguió luego otra colección de leyendas históricas germanas, Leyendas alemanas.
Jacob Grimm, por su parte, volvió al estudio de la filología con un trabajo sobre gramática, La gramática alemana, influencia en los estudios contemporáneos de lingüística.
En 1829 se trasladaron a la Universidad de Gotinga, y de ésta, invitados en 1840 por el rey Federico Guillermo IV de Prusia, a la de Berlín, en calidad de miembros de la Real Academia de las Ciencias.
Entonces comenzaron su más ambiciosa empresa, el Diccionario alemán, un complejo trabajo del que editaron solamente el primer volumen, que tiene muchos colaboradores y no se terminó hasta comienzos de la década de 1860.
Los cuentos de los hermanos Grimm
Los Cuentos infantiles y del hogar fueron publicados entre 1812 y 1822, en tres volúmenes.
Luego de publicados fueron censurados y reelaborados en las sucesivas ediciones para suavizar el contenido, que reflejaba la extrema dureza de la vida en la Edad Media, y convertirlo en una obra destinada al público infantil.
Las versiones “descafeinadas” de sus historias terminaron desplazando a los cuentos originales, que continuaban vivos en la tradición oral.
Para contentar al público burgués, al que se destinaban sus libros, hicieron significativos cambios en sus cuentos. Por ejemplo, la madre de Hänsel y Gretel se convirtió en una madrastra. En la época medieval, la escasez constante de comida hizo que los seres humanos mostrasen con frecuencia su lado más monstruoso, recurriendo al infanticidio de sus propios hijos. En este cuento, la madre consiguió persuadir al padre para que abandonase a sus hijos en el bosque para que muriesen porque no podían alimentarlos.
También en Blancanieves era la madre, y no la madrastra, la que quería acabar con la vida de la joven y bella hija. En este caso, la rivalidad no se generaba por competir por los alimentos sino que era de tipo sexual.
En el siglo XIX no podían aceptarse estas madres despiadadas, que no coincidían con la imagen de la madre de la época, de modo que se hizo necesario sustituirlas por madrastras.
Tampoco el contenido sexual era sutil. En Rapunzel, la joven fue entregada a una bruja por sus propios padres a cambio de alimento. La bruja la mantuvo encerrada en una torre, aislada, hasta que un príncipe la oyó cantar y comenzó a visitarla todas las noches, escalando la torre gracias a la larga trenza de la muchacha. El resultado de esas visitas será que Rapunzel se quede embarazada de gemelos.
A mediados del siglo XIX, especialmente en Norteamérica, los libros de los hermanos Grimm fueron rechazados por maestros, padres y religiosos, que condenaron, por ejemplo, la violencia de muchos pasajes y la dureza de los castigos impuestos a los villanos.
Así, en Blancanieves, a la madrastra le calzaron unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo y fue obligada a bailar con ellas hasta caer muerta.
Una de las hermanastras de La Cenicienta, para que le cupiese el pequeño zapato de cristal, se cortó un dedo del pie, pero un pájaro mágico le advirtió al príncipe que se fijara en la sangre que estaba goteando del zapato; la otra hermanastra se cortó el talón, pero otra vez el pájaro advirtió de la sangre que manaba del pie. El castigo de las hermanastras también fue especialmente cruel: sus ojos fueron arrancados por unos cuervos….auch, pobres chicos, qué pesadilla!
Cuando los hermanos Grimm se convencieron de que sus libros debían destinarse esencialmente al público infantil fueron progresivamente suavizando el contenido de sus historias. Y es que, evidentemente, algunos de estos relatos eran de todo menos recomendables para leérselos a los niños antes de que se fueran a dormir.
Muchos de ellos han sido inmortalizados en las famosas y bonitas películas de Walt Disney.
Fuentes: http://www.ovejaselectricas.es/?p=860
http://www.biografiasyvidas.com/biografi
http://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Gr
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