by Encke
JENOFANES (Colofon, 570 a.C – 480 a.C)
Como Pitágoras, su contemporáneo y profesor, Jenofanes dejó Jonia a cambio del sur de Italia, estableciéndose en el pueblo de Elea. Escribió dentro de la doctrina pitagórica, pero fue menos místico que los de la mayoría de su escuela.
No creía en la transmigración de las almas ni en los primitivos dioses griegos, sino en un monoteísmo en absoluto característico del pensamiento griego.
Sin embargo, se le conoce principalmente por su teoría, derivada del hecho de que algunas veces se encontraban conchas marinas en las montañas, de que las características físicas de la Tierra cambian con el tiempo. Mantuvo que las montañas tenían que haber estado originalmente cubiertas por el mar y que con el tiempo llegaron a alcanzar las alturas actuales.
Esto fue un proyecto importante para el pensamiento geológico posterior, pero permaneció como un aislado rayo de luz hasta que Hutton, veintitrés siglos más tarde, fundo la Geología, dando un sentido a la sospecha aparentemente descabellada de Jenofanes.
FILOLAO (Tarento o Crotona, 480 a.C - ¿?)
Filolao fue el más eminente (después del mismo Pitágoras) de la escuela pitagórica. La mayoría de sus contribuciones fueron enormemente místicas. Sin embargo, uno de sus pensamientos tiene particular interés, ya que dentro de lo absurdo de los pitagóricos aparecían de vez en cuando ciertas sospechas astutas (o afortunadas), como en el caso de Jenofanes.
En el caso de Filolao, la sospecha astuta consistía en que la Tierra no era el centro del universo, sino que se movía a través del espacio. La Tierra, pensó, acompañada del Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas giraban en esferas separadas en torno a un fuego central que era reflejo del Sol visible por nosotros.
Esto significaba que existían nueve esferas giratorias, de modo que Filolao invento una décima, ocupada por la anti-Tierra, un planeta siempre escondido al otro lado del Sol. Todo este esquema fue trazado únicamente para aprovecharse de los poderes mágicos del número diez (mágico porque era la suma del 1, 2, 3 y 4); sin embargo, fuera cual fuera la motivación, esta fue la primera especulación conocida sobre el problema de que la Tierra se mueve a través del espacio.
Dos mil años más tarde, cuando Copérnico fue a proponer su teoría sobre el universo, en la cual la Tierra y los planetas aparecían moviéndose alrededor del Sol, fue tachada de herejía pitagórica por uno de sus oponentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario