Disfunción eréctil:


En los hombres mayores, la DE generalmente tiene una causa física, como una enfermedad, una lesión o efectos secundarios de medicamentos. Cualquier trastorno que cause una lesión en los nervios o que deteriore el flujo de sangre al pene puede causar DE. La incidencia aumenta con la edad: alrededor del 5 por ciento de los hombres de 40 años de edad y entre el 15 y el 25 por ciento de los hombres de 65 años de edad experimentan DE. Pero la disfunción eréctil no es necesariamente una parte inevitable del proceso de envejecimiento.

Debido a que una erección requiere una secuencia precisa de eventos, la DE puede presentarse cuando cualquiera de tales eventos se interrumpe. La secuencia completa incluye los impulsos de los nervios en el cerebro, en la columna vertebral y en el área alrededor del pene, así como las respuestas de los músculos, los tejidos fibrosos, las venas y las arterias en y cerca de los cuerpos cavernosos del pene.

La causa más común de DE es el daño a los nervios, a las arterias, a los músculos lisos y a los tejidos fibrosos, a menudo como resultado de una enfermedad. Enfermedades tales como la diabetes, afecciones del riñón, alcoholismo crónico, esclerosis múltiple, arteriosclerosis, psoriasis, enfermedad vascular y enfermedad neurológica son responsables de alrededor del 70 por ciento de los casos de DE. Entre el 35 y el 50 por ciento de los varones con diabetes padecen DE.

También una cirugía (especialmente la cirugía radical de próstata debido a cáncer) puede lesionar nervios y arterias cerca del pene, y causar DE. Una lesión en el pene, en la columna vertebral, en la próstata, en la vejiga y en la pelvis puede llevar a DE, y producir lesión en los nervios, en los músculos lisos, en las arterias y en los tejidos fibrosos de los cuerpos cavernosos.

Además, muchos medicamentos comunes -medicamentos para la presión arterial, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, supresores del apetito y cimetidina (un medicamento para la úlcera)- pueden causar DE como efecto secundario.

Los expertos piensan que factores psicológicos, tales como el estrés, la ansiedad, la culpa, la depresión, una baja autoestima y el miedo a no desempeñarse en el coito como se espera causan del 10 al 20 por ciento de los casos de DE. Los hombres con una causa física de DE a menudo experimentan el mismo tipo de reacciones psicológicas (estrés, ansiedad, culpa, depresión).

Otras causas posibles son el tabaquismo, que afecta el flujo sanguíneo en las venas y en las arterias, y anormalidades en las hormonas, como por ejemplo una cantidad insuficiente de testosterona. El incremento de prolactina que pueden producir algunos fármacos (los ansiolíticos, antipsicóticos (risperidona, olanzapina, haloperidol) puede provocar también disfunción eréctil. Las causas hormonales suelen afectar asimismo la libido.


La DE es tratable a cualquier edad, y el conocimiento de este hecho ha ido creciendo. Más hombres han buscado ayuda y regresado a la actividad sexual normal debido a tratamientos mejorados y exitosos de la DE. Tradicionalmente los urólogos, quienes se especializan en problemas de las vías urinarias, han tratado la DE; sin embargo, los urólogos sólo son responsables del 25 por ciento.

En general, los especialistas en medicina familiar (médicos de cabecera especializados) son, junto a los urólogos, los cardiólogos y los psiquiatras, los mejor formados para la valoración, manejo y tratamiento de la disfunción eréctil. Las principales ventajas que aportan frente a los demás especialistas son la visión integral del paciente, la proximidad, la accesibilidad y la capacidad para la entrevista clínica.

El término impotencia posee una raíz latina (impotens, no poder). Es la incapacidad del varón para obtener o mantener una erección suficiente y realizar un coito satisfactorio. La DE es una situación muy frecuente; se ha calculado que afecta en mayor o menor grado a la mitad de los hombres entre los 40 y los 70 años. Pero no es un tema que se trate abiertamente, pues forma parte de la vida íntima de los individuos y de las parejas. Mitos y expectativas culturales de la sexualidad masculina han impedido a muchos varones buscar ayuda para un trastorno que puede beneficiarse, en la mayoría de los casos, de un tratamiento relativamente sencillo.

Aunque puede decirse con seguridad que todo hombre experimenta de vez en cuando dificultades para mantener la erección, la disfunción eréctil se define como la incapacidad para mantener una erección suficiente para el coito al menos en el 25 por ciento de los intentos.

Impotencia sexual es el nombre con el que se sigue conociendo a la disfunción eréctil. Ya no se considera el nombre técnicamente correcto, sin embargo. Es la incapacidad constante de mantener la erección suficiente para el coito. Los hombres tensos, con ansiedad y sobreocupados en ocasiones no pueden lograr esa concentración necesaria, lo que genera dificultad para obtener y sostener la erección del pene. Existen otras causas, como los problemas vasculares.

El término impotencia se aplica también, médicamente, en los siguientes casos:

* Impotencia coeundi: Imposibilidad para el coito.
* Impotencia generandi: Incapacidad de procrear, aunque la penetración sea posible. Es sinónimo de esterilidad.
* Impotencia psíquica: Para los casos en los que la disfunción eréctil se debe a factores emocionales y no orgánicos, antes se clasificaba con este término.

Causas de la disfunción eréctil:

Pueden aparecer combinadas:

* Orgánicas: son las de origen anatómico, genitourinario, urológico (lesiones congénitas del pene), endocrino (diabetes), infeccioso, neurológico (lesiones cerebrales, lesiones medulares), vascular (arteriosclerosis) o farmacológicas (por el consumo de sustancias adictivas: alcoholismo, tabaquismo, algunos medicamentos, sustancias adictivas ilegales) (constituyen el 15 por ciento de los casos).
* Traumáticas: una fractura de la pelvis, por ejemplo.
* Psicológicas: debido a factores afectivos, de desarrollo, interpersonales, de conocimientos, ansiedad, miedo al fracaso, sentimientos de culpa, infidelidad, eyaculación precoz previa, inseguridad, etc.

La DE se puede presentar por alteración de uno o varios de los tres mecanismos responsables de la erección: bloqueo de las arterias; incapacidad de los vasos sanguíneos dentro del pene para almacenar la sangre, o daño en los nervios del pene o del área pelviana. También pueden ser responsables de una DE otras disfunciones fisiológicas, como bajos niveles de hormona masculina (testosterona).

Las situaciones que más frecuentemente producen DE son: enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos y restringen el flujo sanguíneo hacia el pene, como la diabetes, la hipertensión (tensión arterial alta), el exceso de colesterol o las enfermedades cardíacas. Situaciones que interrumpen la conexión entre el sistema nervioso y el pene, como la cirugía de próstata o lesiones traumáticas en la zona. Muchos medicamentos (algunos de ellos empleados para tratar la hipertensión y las depresiones) causan DE entre los efectos secundarios no deseados. Depresión nerviosa.

Los hábitos de riesgo que pueden conducir a que se desarrolle DE son: el consumo de sustancias adictivas legales (tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol) o ilegales, el estrés. Un indicador de la DE física, en contraposición con la psicológica, es la incapacidad de experimentar o mantener una erección al despertarse por la mañana. La DE que persista por más de tres meses y que no sea debida a un suceso estresante evidente, al consumo de sustancias adictivas, al consumo de alcohol o a afecciones médicas transitorias que causan DE señala la necesidad de recibir atención médica por parte de un urólogo.

Existen muchos malentendidos en este tema. Como resultado del proceso de envejecimiento, suele haber un periodo refractario mayor —tiempo necesario para una nueva erección después de un orgasmo. La edad también parece afectar el tiempo necesario para excitarse y para la erección y la eyaculación. Todos estos se consideran cambios no patológicos. Sin embargo, la sexualidad no tiene fecha de caducidad. Si la DE se da más en personas mayores, es sólo porque es más probable que sufran enfermedades asociadas a la DE y que usen más medicamentos que alteren la función eréctil.


Cuando no hay estimulación sexual, el flujo de sangre dentro del pene es muy bajo, lo que lo mantiene en estado flácido o no erecto. Cuando se recibe estimulación sexual (a través de cualquiera de los órganos de los sentidos o de la imaginación), las arterias del pene se relajan y se dilatan, y el flujo sanguíneo hacia el pene aumenta mucho. A medida que el pene se expande, las venas del pene —que tendrían que devolver la sangre del pene hacia la circulación de retorno— se comprimen, y la sangre no puede salir. Con un aumento en el flujo sanguíneo que entra y una reducción en el flujo que sale, el pene se vuelve cada vez más grande y se pone cada vez más duro.

Al ser causada por diversas enfermedades, se impone un estudio multidisciplinario integrado en un mismo equipo de trabajo. Se realiza una exhaustiva historia clínica del caso, se realizan estudios bioquímicos y hormonales, un perfil psicológico, pruebas vasculares y estudios radiológicos. Todo esto, sumado a un examen físico uroandrológico, cardiocirculatorio y neurológico, conduce al diagnóstico.

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