En la tradición oriental, Pakriti y Purusha representan los aspectos femenino y masculino universales, respectivamente. No importa a través de que deidad se expresen, estos siempre son los aspectos que están detrás de todos los símbolos, en cuanto a que sean dioses o diosas.
No vamos a hablar de dioses, pero para no liarnos demasiado debiéramos dejar a un lado esas ideas preconcebidas de las religiones sobre dioses personalizados; un dios no es un señor que pulula por ahí esperando o viendo que seamos buenos; un dios es una forma de expresión pura del todo, de la mente o de la consciencia; no es algo separado o diferente a lo que somos ahora, pero como con muchas cosas, quizás, solo no lo canalizamos en toda su plenitud; si en un plano de existencia llamamos leyes a aspectos de la naturaleza, esas leyes en el plano de la consciencia se llaman dioses y ponerle velas, como sabemos, sirve de bien poco.
En la tradición occidental estos aspectos masculino y femenino son llamados “Padre y Madre”, ellos simbolizan toda expresión que se da en el universo y que se expresa en estas formas, desde el nivel más grande al más pequeño, desde el más interno al más externo, en cualquier dimensión….la manifestación es polar.
Así un hombre y una mujer, como tales, son encarnaciones vivientes de estos dos aspectos universales. Por supuesto ambos tenemos los dos aspectos, pero unos tenemos más de las cualidades masculinas y otras de las femeninas. Ellas, todas son Isis, Ceres, etc. Nosotros, todos somos Osiris o Ra, por poner algún ejemplo.
Hay quienes piensan de los hombre o mujeres como tíos, tías, buenonas, bollicaos, macizas, tiorros, ¡mujeres!, ¡hombres!, y un largo etcétera, atendiendo solamente a su condición como ente sexual, social o mediático; o lo que percibe en su presencia como atracción, gusto, placer, etc. Cuando no falta de respeto, odio, rencor y otras lindezas.
Pero también se pueden ver como dioses y diosas, genuinos representantes de los aspectos masculino y femenino universal, algo que va más allá del respeto, la mirada o concepción de alguien que es necesario, sagrado, digno de todo el respeto.
A veces nos cuesta tener una relación armónica con alguien y arremetemos ya no solo con esa persona sino con todo su género; no nos damos cuenta que en sus formas de expresión personal nos ha podido fallar, pero no así en sus aspectos de género……. sin que hayan fallado los nuestros.
Si una mujer mira a un hombre y lo juzga –en realidad está juzgando a su propio masculino interior. Si un hombre mira a una mujer y la juzga, está nombrando el estado actual de su propio femenino interior (Daniel Jacob).
Son muchos los problemas de género que vienen desde la niñez como para acumular más a consecuencia de rencores, enfados y una reacción a las experiencias demasiado superficial; problemas con el padre o la madre, problemas entre estos que no asimilamos bien; expresiones vejatorias, o que hacen que unos u otros sean mejor o peor, todo alimenta nuestra mente con patrones de rechazo y desarmonía que luego tienden a expresarse en nuestra vidas…. Y debiéramos recordar que estos patrones son la base sobre la que esta construido todo nuestro edificio mental y emocional, por no hablar de que atraemos aquello con lo que más íntimamente vibramos.
La meditación en el ying-yang o el exagrama es una forma simbólica de verlo muy buena, no solo como positivo y negativo en el caso del ying yang o fuego y agua en el caso del exagrama.
En el lugar ameno el Amado mismo, por su amor desbordante, se convierte en la Amada, que está hecha de la misma sustancia y comparte el mismo alimento.
Por su deseo intenso se devoran uno al otro y luego otra vez se producen,
porque les gusta ser dos.
No son completamente idénticos ni completamente diferentes.
No podemos decir lo que realmente son.
(...) Shiva y Shakti forman un todo, tal como el aire y su movimiento, el oro y el brillo.
(...) Los dos son como un río cuyas aguas de conocimiento no pueden ser bebidas por
aquel que conoce sin que se pierda a sí mismo.
Jñaneshwar Maharaj, siglo XIII: 52-57.
Saludos.
bicho
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