EL MERCADO GLOBAL.


Árboles de color canela, frutos dorados.
Manos de caoba envuelven las semillas blancas en paquetes de grandes hojas verdes.
Las semillas fermentan al sol. Después, ya desenvueltas, el sol las seca, a la intemperie, y lentamente las pinta de cobre.

Entonces el cacao inicia su viaje por la mar azul.
Desde las manos que lo cultivan hasta las bocas que lo comen, el cacao se procesa en las fábricas de Cadbury, Mars, Nestlé o Hershey y se vende en los supermercados del mundo: por cada dólar que entra en la caja, tres centavos y medio van a las aldeas de donde el cacao viene.

Un periodista de Toronto, Richard Swift, estuvo en una de esas aldeas, en las montañas de Ghana.
Recorrió las plantaciones.
Cuando se sentó a descansar, sacó de su mochila unas barras de chocolate. Antes del primer mordisco, se encontró rodeado de niños curiosos.
Ellos nunca habían probado eso. Les encantó.

Galeano.

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