LOS RITOS DE PURIFICACIÓN
Perpetrado por Oskarele
Purificarse consiste en someter al cuerpo y/o al alma a una limpieza, con la que se pretende eliminar la impureza. Para purificarse hay que ser impuro, pero ¿Cómo llega la impureza a nosotros? Pues simplemente entrando en contacto con ella, es contagiosa, es viral. El más mínimo contacto, directo o indirecto, con la impureza nos vuelve impuros, ya sea por el tacto, por la vista, por la palabra o incluso mediante un médium… y no solo eso, sino que una vez que la impureza entra dentro de nosotros, convirtiéndonos en impuros, la podemos transmitir a los que nos rodean.
Obviamente aceptar esto supone aceptar las reglas de un juego mágico-religioso, así como la existencia de dos mundos absolutamente separados, el de lo sagrado y el de lo profano, que no se deben tocar, y el de lo puro e impuro, que tampoco se pueden mezclar.
Cuando algo puro se mancha por la impureza es necesario practicar un rito purificador.
Las precauciones y los actos purificadores son numerosos en todas las culturas humanas, siempre con una carga simbólica importante, aunque de muy diversas formas y maneras.
Vamos a ver algunos tipos y ejemplos:
Posiblemente los rituales de purificación más famosos son las abluciones, comunes en casi todas las culturas de la tierra (aunque con trajes diferentes) y a la mayor parte de religiones, para limpiar las manchas y restablecer el estado anterior de pureza. Básicamente consiste en rituales en los que utiliza el agua para la limpiar la mancha impura, ya sea mediante una inmersión (forma practicada por determinadas sectas cristianas, como los Testigos de Jehová, en el bautismo), mediante aspersión, o simplemente lavando o bañando determinadas partes del cuerpo.
El cristianismo presta especial importancia a un tipo de ritual de ablución convertido en sacramento, el bautismo, en el que se moja la cabeza (o en algunos casos se sumerge el cuerpo entero) de un niño para borrar el pecado original, y a la vez introduce al sujeto protagonista en el seno de la iglesia. Pero en el cristianismo existen otras abluciones simbólicas, como la aspersión de agua bendita o la Presignación de los fieles con ese mismo agua al entrar al templo. Se trata de una herencia de los judíos, cuya Torá prescribía una inmersión total en una fuente natural, un río, o un baño ritual para purificar las personas o los objetos que se volvieron impuros por un contacto directo o indirecto con unas fuentes de impureza, de las cuales las principales son la sangre y los cadáveres. Existen reglas precisas para las abluciones en el levítico.
El islam, también heredera del judaísmo, utiliza mas las ablaciones que ninguna otra religión, además tiene dos tipos: El “wudu” de antes de la oración y la circunvalación alrededor de la Kaaba, antes de ir a dormir, leer el Corán, proceder a las grandes abluciones, o invocar a Alá, y el “ghusl”, que es un lavado completo del cuerpo, obligatorio en particular para las mujeres después de la menstruación, al comienzo de la peregrinación a La Meca, después de una penetración o eyaculación y antes de que los recién convertidos pronuncien la shahada. Además, a la muerte de un musulmán su cuerpo debe ser completamente lavado.
Otra forma de rituales de purificación la encontramos en los ritos de confesión y penitencia, ya sean públicos o privados, que tienen como objetivo descargar al grupo o a la persona del peso de la falta cometida.
El cristianismo tiene como uno de sus principales sacramentos la confesión, acto mediante el cual el fiel confiesa ante el mediador de Dios en la tierra (el cura) sus pecados, siendo castigado mediante una penitencia (consistente generalmente en rezar varios padres nuestros, aves marías y algunos otros canticos sagrados).
En esta religión el sacerdote tiene el inmenso poder, otorgado por su divinidad, de transmitir el perdón al pecador.
También tenemos los ritos de Inversión, que consisten en reproducir en el sentido contrario el gesto, acontecimiento o acto funesto, a fin de abolir y contrarrestar sus efectos, y los ritos de expulsión, que apuntan a transferir a un objeto, a un animal o a otra persona la falta y la mancha de la que se quiere purgar a un grupo o a un individuo. Así, por ejemplo tenemos sociedades tribales en las que los pecados cometidos, generalmente por las clases más altas, son transmitidos a piedras, arboles (que luego se cortan y queman) o animales.
El ejemplo paradigmático de estos ritos de expulsión, aunque con matices, es el célebre ritual judío del “Chivo Expiatorio”, explicado en nuestro querido Levítico y que tiene que ver también con algún otro rito:
“Yahveh habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón (su hermano) que murieron al acercarse (demasiado) a Yahveh. Dijo Yahveh a Moisés: Di a tu hermano Aarón que no entre en cualquier tiempo en el santuario que está tras el velo, ante el propiciatorio que está encima del arca, no sea que muera: pues yo me hago ver en la nube encima del propiciatorio. Sólo en estas condiciones podrá entrar Aarón en el santuario: con un novillo para el sacrificio por el pecado y un carnero para el holocausto. Se vestirá con la túnica sagrada de lino… después de haberse lavado con agua (rito de ablución). Recibirá de la comunidad de los israelitas dos machos cabríos para el holocausto… una para Yahveh, y otra para Azazel (demonio del desierto. Alias Satán). Presentará el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte "para Yahveh" ofreciéndolo como sacrificio por el pecado. El macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte "para Azazel", lo colocará vivo delante de Yahveh para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Azazel. Entonces ofrecerá Aarón su novillo por el pecado para hacer expiación por sí mismo y por su casa, y lo inmolará… Tomando luego la sangre del novillo, rociará con su dedo el lado oriental del propiciatorio, y con su dedo hará siete aspersiones de sangre delante del propiciatorio. Después inmolará el macho cabrío como sacrificio por el pecado del pueblo y llevará su sangre detrás del velo, haciendo con su sangre lo que hizo con la sangre del novillo: rociará el propiciatorio y su parte anterior… hará confesión sobre él de todas las iniquidades de los israelitas y de todas las rebeldías en todos los pecados de ellos y cargándolas sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre dispuesto para ello. Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos, hacia una tierra árida; y soltará el macho cabrío en el desierto.” (Lev. 16)
Después Aaron y el hombre que habrá llevado el chivo al desierto purificarán en el agua su cuerpo y sus vestiduras…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario