PA LO QUE HEMOS QUEDAO: UN TAL CHAPLIN, PARTE 5. LA QUIMERA DEL ORO

Perpetrado por Oskarele

“Yo no creo que el sexo sea el elemento más importante en la conducta de la vida humana. Son mucho más importantes el hambre, el frio y la pobreza como determinantes de nuestro comportamiento”.

En 1924, tras su regreso de Europa, decide casarse con la joven Lita Grey (de tan solo 16 años), con quien mantenía un romance desde hace cuatro años (cuando ella tenía solo 12), lo que, lógicamente, originó una gran cantidad de habladurías y polémicas. En la peli de 1921 “Idde Class” (Vacaciones) y en “The kid” hizo un breve papel. Tendría dos hijos con ella, Charles, nacido en 1925, y Sidney Earle, de 1926. Curiosamente unos meses después nacía Oona O’Neill, quien 18 años después será su última y definitiva esposa.

En esa época también se trajo a su madre a Hollywood, en una clara decadencia mental.

En paralelo a toda esta complicada vida privada, siguió desarrollando su genial carrera artística. Un día, mientras observaba unas antiguas tarjetas fotográficas sobre la época de la Fiebre del Oro, se le ocurrió la idea de hacer una película sobre estas fascinantes gentes que lo dejaron todo en busca de un mejor porvenir. Surgió así “The Gold Rush” (La quimera del oro), de 1925.

Así se le ocurrió trasladar a su arquetípico personaje, Charlot, a la Alaska de 1898, durante la famosa Fiebre del Oro. Allí, sorprendido por una fuerte ventisca, se refugia en una cabaña en la que vivía un malvado asesino fugado, Larsen. Además llega otro buscador de oro a refugiarse, el gigante Mac Kay. Tras una pelea en que queda inutilizado el rifle del fugitivo, los dos huéspedes logran quedarse. Como la tormenta continua, echan a suertes quien será el encargado de ir a buscar comida, tocándole al malvado Larsen, que tras salir es encontrado por unos policías, a los que mata y roba el trineo… para finalmente ser sepultado por un alud.

Los dos abandonados buscadores de oro sucumben ante el hambre, el vagabundo prepara uno de sus zapatos, mientras Mac Kay ve visiones y cree ver en su compañero una gallina, tratándolo de comer. Será un oso, cazado por fortuna al ingresar en la cabaña, quien les salve la vida.

Al finalizar la tormenta cada uno sigue su camino. Mac Kay se dirige a una mina de oro que encontró. El vagabundo, por su parte va al pueblo, y entra en el cabaret, donde conoce a la bella Georgia, de la que se enamora, pero que no le hace el más mínimo caso. Así que se marcha del pueblo y se refugia de nuevo en una cabaña en la sierra, donde recibe la hospitalidad de Hank, el dueño de la misma. Al poco tiempo la bella Georgia y sus amigas se pusieron a jugar con la nieve cerca de la casa, resultando Chaplin herido por una de las bolas de nieve, por lo que es llevado a casa. Allí Georgia le promete que irá a cenar con él para celebrar el año nuevo. Nuestro protagonista, ilusionado, prepara la cena con mucho esmero… pero la chica no acude… espera en vano y cae rendido ante el sueño… y sueña que está junto a Georgia, y la entretiene con su danza de los panecillos, uno de las escenas más recordadas de Chaplin. Cuando despierta decide ir a buscar a la chica, que simultáneamente ha recordado su cita y se ha dirigido a la cabaña, encontrándola vacía y sintiendo un gran remordimiento por su mala acción.

Y terminará reconociendo que siente interés por el vagabundo, justo cuando su antiguo compañero, el gigante MacKay, se lo lleva arrastrando para que le ayude a localizar su mina de oro, pues había perdido los papeles en la cabaña donde se conocieron. Allí, en la cabaña, son sorprendidos por una ventisca, que la lleva hasta el borde de un acantilado, donde la casa apenas se mantiene en equilibrio. Logran salir vivos, y descubren que en el preciso lugar donde estaban se encontraba la mina de oro.

El vagabundo vuelve en barco hecho rico a su país, lo tiene todo… menos a Georgia… aunque al final….

Para muchos críticos esta es la obra maestra del cine de Chaplin, y en parte tienen razón, pues esta al par de sus otras dos grandes joyas, “Tiempos modernos” y “El gran dictador”, desde mi perspectiva, sus mejores obras.

Fue rodada con enormes dificultades, a causa de los numerosos efectos especiales, algunos inéditos en aquellos años, y por las complicadas localizaciones, lo que provocó que el rodaje durara catorce meses, lo que disparó a su vez los costes de producción, que llegaron a los dos millones de dólares, una barbaridad para su época, que, afortunadamente, se recuperaron por el enorme éxito que tuvo. La mayoría de las escenas se rodaron en exteriores en las montañas Rocosas, Nevada. Chaplin, cada vez más perfeccionista, repetía las tomas un sinfín de veces, en busca de la perfección.

Otra complicación fue que en un primer momento la actriz protagonista iba a ser su mujer, Lita Grey, pero se vio obligado a sustituirla, al quedarse embarazada, por la definitiva Georgia Hale, una vez comenzado el rodaje… que tuvo que iniciarse desde el principio.

Esta película contiene algunas escenas absolutamente memorables, como la famosa escena es la que Chaplin se come su propia bota para mitigar el hambre que le corroe (estaba hecha en realidad de chocolate, hasta los cordones), o la escena de los panecillos con los tenedores hincados que simulan los pies de una bailarina, o la escena de la cena de Año Nuevo, o la escena del final en la que la cabaña se balancea al borde del acantilado…