EL ASUNTO del PULPO.

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Menos sabido que los mundialmente famosos aciertos del pulpo Paul durante la Copa Mundial de Sudáfrica 2010, es la sorprendente inteligencia que caracteriza a esta especie de moluscos.

Los pulpos, u octópodos, siempre han sorprendido a los científicos desde que el hombre intentó estudiarlos. Sus ocho brazos tentaculados son, sin duda, un elemento destacable. Sin embargo, lo más llamativo del pulpo es su naturaleza sigilosa, su habilidad para camuflarse y mantenerse escondido, el amplio desarrollo de sus sentidos, y la enorme fuerza que posee en relación a su pequeño cuerpo.
Estas características del pulpo ya son destacables por sí solas, pero lo que realmente sorprende al científico es su inteligencia. Por supuesto, siempre depende de a lo que llamemos inteligencia. La inteligencia de los pulpos no puede ser comparada con la humana u de otras especies vertebradas, no porque no la posea, sino porque su camino evolutivo fue radicalmente distinto al nuestro.
Pero lo cierto es que los pulpos pueden aprender, pueden procesar información compleja y comportarse complejamente. Como es evidente cuando vemos la fotografía de un pulpo, su cabeza es proporcionalmente enorme, y no está vacía. En ella se aloja un cerebro con millones de neuronas, muchas más de las que posee cualquier otro molusco. El tamaño y complejidad de su cerebro es tal que se compara al de las aves y algunos mamíferos.

Por el momento podemos encontrar cuatro características cognitivas fundamentales a la hora de distinguir lo que diferencia a los pulpos del resto de los invertebrados e incluso de otros vertebrados: en primer lugar, también pueden ser zurdos o diestros, es decir su cerebro también tiene un comportamiento de lateralización, lo cual es para muchos un signo de la complejidad del cerebro humano caracterizado porque las estructuras de sus dos lados no son idénticas. Si bien los pulpos con sus ocho tentáculos realmente no pueden ser zurdos o diestros, si que al parecer lo son en la utilización de sus ojos ya que se ha observado que cuando los pulpos se encuentran fuera de sus madrigueras, algunos consistentemente prefieren sentarse con su ojo izquierdo hacia afuera, y otros con su ojo derecho, (sin embargo por el momento aún faltan experimentos que permitan descartar la posibilidad de que los pulpos tal vez no tienen ninguna preferencia al uso de uno u otro ojo y simplemente sea una cuestión de azar).

En segundo lugar los cefalópodos y en especial los pulpos pueden generalizar lo que aprenden en un contexto y aplicarlo en otro dominio, es decir podrían tener algo similar al aprendizaje conceptual.

En tercer lugar los pulpos podrían tener un grado de “conciencia” en el sentido de que estos animales pueden combinar sus percepciones no solo con el momento presente sino también utilizando sus recuerdos.

Finalmente, en lo que respecta a sus habilidades cognitivas, un descubrimiento reciente ha demostrado que los pulpos son el único invertebrado capaz de usar herramientas, lo cual los coloca en un selecto grupo de animales que poseen esta capacidad tales como los cuervos, los simios, los monos, las nutrias, los delfines y, por supuesto, los humanos. La especie Amphioctopus marginatu de Indonesia fue observada acarreando mitades de cocos para luego convertirlas en refugios. Lo primero que observaron los científicos fue al pulpo quitándole el lodo a unos cocos enterrados, luego su sorpresa llegó cuando este pasó a almacenarlos y posteriormente los transportó (un proceso que requiere que los pulpos caminen de puntillas) para finalmente convertirlos en una tiendas para resguardarse, ya que el efecto que se observó desde el exterior es el de un coco cerrado. Lo sorprendente es no sólo que use cáscaras como refugio sino que las porte para un uso futuro. Así, claramente, mientras el pulpo carga con la cáscara del coco por ahí, no le sirve para nada, como de nada nos sirve una tienda de campaña mientras cargamos con ella. Se vuelve útil cuando montamos el campamento. De la misma manera, la cáscara del coco se convierte en algo útil cuando el pulpo se detiene, gira y se mete en el interior. Esta planificación de futuro otorga un mayor nivel cognitivo al uso de herramientas por parte de los pulpos con sus casas de coco como su tecnología propia. En palabras de la propia investigadora Julia Finn, bióloga del Museum Victoria: “podía ver que el pulpo, ocupado manipulando unos cocos, estaba tramando algo, pero nunca esperé que tomara los cocos y saliera corriendo, fue una imagen muy cómica, nunca me había reído tanto debajo del agua”. También el hecho impresionó a otro de los autores del estudio publicado en Current Biology, el doctor Mark Norman, quién señaló entre otras cosas lo sorprendente que fue verlos excavar una de estas cáscaras, utilizar sus brazos para aflojar el barro para luego girarlas, y ver cómo esos brazos de puro músculo se convertían en rígidas barras permitiéndoles correr casi como una araña de alta velocidad.

Si esto no les sorprendió tanto como a mí, reto a su capacidad de asombro con otras sorprendentes capacidades. Finalizaré contándoles uno de los aspectos más alucinantes tanto de los pulpos como de las sepias y los calamares: su sistema de comunicación basado en la extraordinaria habilidad de controlar el pigmento de su piel. Gracias a esta capacidad, estos animales logran enviar mensajes a sus congéneres por medio del color del fondo de su cuerpo, de lunares de colores muy vivos y llamativos así cómo también a través de manchones de su piel. Esta habilidad es posible gracias a que en los cefalópodos el cerebro se conecta en forma directa con unos músculos especiales que les permiten cambiar de color en una fracción de segundo mediante la relajación o contracción de los cromatóforos, unas células de la superficie de la piel que están llenas de pigmentos de color rojo, amarillo y negro, lo que les permite pasar de la expansión a una fuerte contracción en milisegundos. Para mejorar la comunicación, los cefalópodos también pueden cambiar la textura de su piel acentuando o atenuando las protuberancias de aspecto verrugoso que la cubren. Combinando todos estos mecanismos algunos calamares y sepias pueden crear dramáticos patrones alterando los colores del cuerpo entero o bien sólo de partes del mismo. En algunas especies, se han catalogado 31 variaciones que afectan a todo el cuerpo y se ha calculado un repertorio potencial de 300 diseños en los que se combinan variaciones de color de todo el cuerpo o sólo de algunas partes, de la textura de la piel y de posturas corporales. Estos despliegues se utilizan principalmente en el cortejo sexual pero también, como vemos en las siguientes imágenes, esta habilidad es utilizada gran parte del tiempo para camuflarse en forma impresionante con su entorno.

Quizás de alli la frase “En un futuro no tan lejano los hombres y las mujeres dejaran su cuerpo de mono para convertirse en pulpos virtuales nadando en el mar de silicón”
Terence Mckenna, (etnobotánico)

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