ANAXAGORAS

(Clazomenas, 500 a.C – Lampsaco, 428 a.C)
by Encke



Hacia el año 462 a.C, Anaxágoras emigró a Atenas desde su patria, en Asia Menor. En aquel tiempo, Atenas estaba en el clímax de su Edad de Oro y en el pináculo de la cultura griega. Gracias a su emigración, Anaxágoras llevó a Atenas la tradición científica de Tales, igual que la llevó Pitágoras hasta Italia dos generaciones antes. Sin embargo, así como Pitágoras había hecho hincapié en el misticismo, Anaxágoras era un racionalista. Explicó correctamente las fases de la Luna y los eclipses de esta y del Sol basándose en el movimiento de ambos cuerpos.

Para él, el universo se originaba no a través del acto creador de ninguna divinidad, sino a través de la acción de la mente abstracta sobre un número ínfimo de “simientes”. Estas simientes eran unas formas de los átomos cuya existencia iba a ser postulada simultáneamente por Leucipo.

Teniendo en cuenta la idea de Anaxágoras, el resultado era que los cuerpos celestes eran infundidos de existencia por los mismos procedimientos que formaban la Tierra, de modo que cielos y tierra estaban compuestos por los mismos materiales. Las estrellas y los planetas eran rocas llameantes, y al Sol le consideraba como una roca incandescente del tamaño del Peloponeso (que es, grosso modo, tan grande como Badajoz). En cuanto a la Luna, la consideraba como un cuerpo parecido a la Tierra y posiblemente incluso habitada.

Anaxágoras enseñó en Atenas durante treinta años y su escuela fue el principio de la preponderancia filosófica de Atenas en el mundo griego, preponderancia que se mantuvo durante cerca de mil años. (Incluso en los posteriores tiempos romanos, cuando la antigua gloria militar y política de Atenas era un sueño acabado y viejo, conservó la sutil tradición escolar de la ciudad universitaria por excelencia, igual que Oxford la conserva hoy en Inglaterra).

Sin embargo, Anaxágoras no pudo proseguir sus estudios ni enseñar la paz. La Atenas de su época no estaba aún preparada para aceptar su racionalismo (igual que los griegos de Italia no habían estado preparados para aceptar el misticismo aristocrático de Pitágoras). Anaxágoras fue acusado de impío y ateo y fue llevado a juicio, siendo el primer científico que conocemos que tuviera ese tipo de conflictos legales con la religión estatal. Anaxágoras fue amigo de los ciudadanos más respetables, incluyendo a Eurípides, el gran dramaturgo, e incluso a Pericles, el rey sin corona de la ciudad. Esta amistad daño más que ayudó a Anaxágoras, ya que los enemigos de Pericles, incapaces de herir al mismo líder, intentaron perjudicarle ansiosamente, a través de su amigo el filósofo. Pericles se enfrentó a los tribunales en defensa de su amigo y consiguió, con dificultad, asegurar su absolución (un destino peor le sobrevendría a Sócrates, a causa de una acusación similar, una generación posterior).

A pesar de todo, Anaxágoras consideró poco sana la atmosfera que envolvía la ciudad, y en el año 434 a.C se retiró a Lampsaco, en el Helesponto, donde murió seis años más tarde. La señal del juicio prevaleció. Para estar seguros, un joven contemporáneo, Metón, continuó las investigaciones astronómicas en Atenas, pero los pensadores de la ciudad se alejaron de la filosofía naturalista para dedicarse a elaborar la filosofía moral.

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