La persona experimenta la realidad del mundo
sólo a través de su cuerpo. El ambiente externo
le impresiona porque tropieza contra su cuerpo
y afecta sus sentidos. A su vez, responde a esos
estímulos actuando sobre el ambiente. Si el cuerpo
carece relativamente de vida, las impresiones y
respuestas de la persona disminuyen. Cuanto
más vivo está el cuerpo, más vívidamente percibe
la persona la realidad y más activamente
responde frente a ella.
Alexander Lowen, La Traición al Cuerpo.
Si tienen unos minutos prueben las siguientes experiencias.
1) Allí sentados, cierren los ojos y cúbranse el rostro con ambas manos. Acto seguido inclinen el torso hacia las piernas con “pose de vencidos”. Pues, ahora piensen en cualquier problema que tengan…(ni me digan que no tienen ninguno porque ya mismo quiero saber cómo lo hacen, jaja).
Permanezcan en esa pose pensando en el problema. unos minutos.
2) Ahora siéntense derechos, con la espalda bien erguida y la cabeza en alto. Ojos abiertos por supuesto. Piensen en el mismo problema por un ratito breve.
Bien, ¿Han notado que enorme y hondo se sintió el problema en la primera pose? GIGANTE; PROFUNDO.
Y en el segundo caso…mucho más liviano. ¿Cierto?
(si me dicen lo contrario es que no han hecho el ejercicio, jajájajá).
Es curioso el efecto que tiene la postura corporal sobre nuestro estado de ánimo…y viceversa. El cuerpo se marchita y cambia de pose sin darnos cuenta cuando estamos abatidos.
La corporalidad es lo que nos muestra cómo estamos “parados” en el mundo, cómo nos movemos, qué posturas adoptamos, cómo nos desplazamos.
Nuestro cuerpo está en el presente, y a la vez, tiene memoria de nuestra historia personal, nuestros miedos y penas, nuestras alegrías y amores, nuestra salud y nuestras enfermedades.
Sabemos que la mente y el espíritu se manifiestan a través del cuerpo, sin embargo, éste último ha sido separado del espíritu y marcado por una cultura que ha sentido vergüenza o culpa respecto del cuerpo, optando por un modo de vida que nos ha puesto sedentarios y con una alimentación inadecuada, abandonando labores manuales, separando lo corporal del pensamiento, o generando un estado en que el estrés y exceso de trabajo nos hace insensibles al disfrute de una suave brisa, a los sonidos de la naturaleza o al simple hecho de estar sólo y en silencio, disfrutando.
“Todos podemos admitir que siempre estamos en una u otra postura física (de hecho, no podemos evitarlo). Esta postura física se relaciona con el estado emocional en que nos encontramos. La conexión entre nuestras posturas corporales y nuestra vida emocional es tan fuerte que podemos darnos cuenta del estado de ánimo de una persona por el mero hecho de observar la postura de su cuerpo. También podemos predecir las posturas físicas que adoptarán las personas si sabemos en qué estado emocional se encuentran.
Cuando cambian nuestros estados de ánimo, comúnmente también lo hacen nuestras posturas corporales. Lo interesante es que muchas veces, cambiando nuestra postura corporal podemos también cambiar nuestro estado de ánimo. Un ejemplo claro de esto es el efecto del ejercicio físico (salir a caminar, trotar, jugar tenis) u otras prácticas físicas, como el bailar o el yoga, sobre nuestro estado de ánimo.
No debemos olvidar tampoco el nexo que existe entre nuestro cuerpo y nuestros estados de ánimo. Si cambiamos nuestras posturas corporales, si practicamos un ejercicio, ciertos estados de ánimo deberían desaparecer. La música es una forma muy efectiva de intervenir a nivel corporal para cambiar nuestros estados de ánimo.”
La conciencia corporal es el puente de retorno a una relación armónica con el universo, que ha sido reprimida. Nuestro cuerpo tiene mucho que contarnos y estar a la escucha de sus mensajes, sus signos, es prestar atención a los procesos personales más profundos.
El texto entre comillas es de Echeverría, Rafael. Ontología del Lenguaje.
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