“estaba estudiando medicina; acababa de comenzar mis estudios; había bacterias asesinas, virus inteligentes, células traidoras; un hombre acosado e inocente; el hombre víctima, arrojado a un mundo hostil. Entonces este libro se cruzo en mi camino y todo cambio; casi podría decirse q se dio la vuelta como un calcetín”
Acudió a mi esa sensación del descubrimiento; de ciertos libros que llegaron en el momento correcto; q operaron cambios profundos en mi ser; en mi manera de pensar, o mejor aun, de percibir la “realidad”; de sentir; sé donde estaba cuando leía “la invención de la soledad” de paul auster -volvía de londres- o cuando empecé y terminé “solaris” -en un largo viaje de autobús desesperado, invadido por la infinita angustia de un corazón recién roto-.
“el mejor libro es el q te cuenta lo q tú ya sabes”; hablo de esa sensación de haber estado allí antes; de q la vida está pasando sobre surcos ya previamente descritos en tu naturaleza.
libros iniciáticos sin tener porque tener tal etiqueta.
De vuelta con el maestro. Qué llevó a aquel estudiante de la recta, moderna e ilustrada medicina occidental a terminar estudiando y practicando en exclusiva la primitiva medicina china; q? tipo de cambios despertó la lectura de libros como este; q? conocimiento redescubrió.
“si no eres responsable solo te queda ser víctima”.
En “la enfermedad como camino” escrito a pachas por un médico y un psicólogo alemanes se plantea como principio algo q nos debería resultar evidente; la absoluta interdependencia de los planos mental y físico; q lo externo no es más q la manifestación de lo interno; y así la vida q acontece no hace sino desarrollar un patrón psicológico.
Nietzsche estaba enfadado con Platón, le parecía mal esto de partir el mundo en 2; las ideas y sus sombras; q degeneraría en el bien y el mal; lo aceptable y lo incorrecto; la virtud y la culpa; siempre la culpa. Así nuestro niño se siente manchado; descubre la angustia y corre a tapar sus vergüenzas.
Es el ser dividido; el esquizofrénico moderno y socialmente aceptado; convencido de que en él conviven una parte pura y otra impura en la q necesariamente además, deviene la primera cada vez q respira; una parte despreciable, de la q se avergüenza, q es necesario reprimir, contra la que inicia una contienda sin fin a fin de esconder las sombras.
“detrás de las grandes hazañas, siempre hay inseguridad y complejo de inferioridad. La persona q se ha encontrado a si misma no tiene q demostrar nada sino q puede limitarse a ser”.
Pero la sombra solo se oculta en la más absoluta oscuridad. Allí todos somos tan bellos como queramos imaginar; allí, enajenados cual Quijote, hacemos de gigantes, molinos, de bacterias invisibles, poderosos demonios; batallamos sin descanso contra el polen y los ácaros; alérgicos a la primavera, a la vida en su esplendor; por encima de todas las cosas odiamos al sol, reconvertido emblema de cáncer, muerte y dolor.
Jesús les dijo: “cuando de los dos hagáis uno y cuando hagáis lo de dentro como lo de fuera y lo de fuera como lo de dentro y lo de arriba como lo de abajo y de lo masculino y lo femenino hagáis uno…entonces entrareis en el Reino” Tomas. Evangelios Apócrifos, cap.22
Los síntomas son símbolos; hablan no atacan; aunque puedan resultar dolorosamente materiales y conlleven impedimento; no son causa sino palabra; deben ser atendidos por entendidos; no negados o reprimidos por un fármaco o la evasión química o intelectual.
pues la nada es voraz
conócete a ti mismo.
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