DECIDIDOS A ESCUCHAR

Seguimos con las interesantisimas reflexiones de Carl Sagan. (Encke).

DECIDIDOS A ESCUCHAR

¿Es posible que la Vía Láctea esté repleta de vida y de inteligencia —mundos que llaman a otros mundos— y nosotros, en la Tierra, estemos viviendo el momento decisivo en que decidimos por vez primera escuchar esa llamada?

Nuestra especie ha descubierto una forma de comunicarse a través de la oscuridad, de trascender distancias inmensas. No hay medio de comunicación más rápido, más barato o que tenga mayor alcance. Se llama radio. Estamos actualmente, a una escala sin precedentes, tratando de captar señales de radio de otras posibles civilizaciones en las profundidades del espacio. Este rastreo se denomina «Búsqueda de inteligencia extraterrestre» SETI, por sus siglas en inglés.
Permítanme describir hasta dónde hemos llegado. El primer programa SETI fue llevado a cabo por Frank Drake. Su gran logro fue poner de manifiesto que la tecnología moderna sería plenamente capaz de captar señales de hipotéticas civilizaciones residentes en planetas de otras estrellas. Entretanto, la tecnología para la detección se ha ido abaratando; el grado de sensibilidad continúa mejorando; la respetabilidad científica del programa SETI ha ido en aumento.

Pero nuestro temor a la oscuridad se subleva. La idea de la existencia de extraterrestres nos preocupa. Nos inventamos objeciones:

«Es demasiado caro.» Pero, en su plena expresión tecnológica moderna, cuesta menos que un helicóptero de combate al año.

«Nunca llegaremos a comprender lo que dicen.» Pero, dado que el mensaje se transmite por radio, nosotros y ellos debemos tener radiofísica, radioastronomía y radiotecnología en común. Las leyes de la Naturaleza son las mismas en todas partes; así pues, la misma ciencia proporciona un medio y un lenguaje de comunicación incluso entre especies de seres muy diferentes, siempre, claro está, que ambas dispongan de ciencia.

«A lo largo de toda la historia, las civilizaciones avanzadas han arruinado a otras civilizaciones que les iban ligeramente a la zaga.» Ciertamente. Pero los extraterrestres maléficos, si existen, no van a descubrir nuestra presencia por el hecho de que estemos escuchando. Los programas de búsqueda se limitan a recibir, no transmiten.

Al cabo de millones de años de evolución biológica —en su planeta y en el nuestro— una civilización extraterrestre no puede estar al mismo nivel tecnológico que la nuestra. Ha habido humanos durante más de veinte mil siglos, pero sólo hace un siglo que conocemos la radio. Si las civilizaciones extraterrestres están más atrasadas que nosotros, es probable que lo estén demasiado como para tener radio. Y si están más adelantadas que nosotros, lo estarán también mucho más. Pensemos en los avances tecnológicos que hemos conseguido en nuestro mundo durante los últimos siglos. Lo que a nosotros nos resulta tecnológicamente difícil o imposible, lo que nos parecería mágico, a ellos podría parecerles banal, de tan fácil.

Hoy podríamos comunicarnos a través de gran parte de la galaxia. Ellos deberían ser capaces de llegar mucho más allá. Si acaso existen.

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