DESCONEXIÓN (Último suspiro)


©Fulgencio S. García

El color de tu rostro desaparecerá en el momento de la desconexión.

Siento tus últimos latidos, tus últimas palabras.

Me has llevado a tantos lugares extraordinarios, de una manera tan fiel y alegre, que no puedo creer que yo haya tomado esta decisión. Es complicado resumir en tan poco espacio tanta vida compartida. Desde que apareciste en mi puerta hasta hoy has llenado mi triste soledad. Y ahora, de una manera aséptica pero dolorosa…, adiós. Para siempre.

Tu corazón está mal, deja de funcionar. Y aunque mi mente puede asumirlo de manera racional, yo no quiero ser el firmante y ejecutor de tu sentencia. Quiero creer en algo, en que se debe poder hacer algo. No puedo entender que, con tecnología tan avanzada, nadie sea capaz de evitar este momento.

Te miro y se me rompe el alma.

No queda ya mucho tiempo. He avisado a… los carroñeros… para que vengan a recoger tus restos. Estarán aquí sobre las cuatro. Solo un par de minutos para despedirnos. Me inclino sobre ti y, aun en estas últimas fracciones de segundo, vuelvo a sentir la electricidad de los primeros días. Me cosquillean los labios. Te beso. Adiós. Hay que ser fuerte. Cojo el cable.  Tiro. Un último “bip” sale de tu altavoz y te apagas. Mi viejo Pentium CENTRINO ®. Dentro de poco, un modernísimo CORE DUO ® presidirá mi mesa, y la gigantesca pantalla plana de 42”, mi vida. Pero, mientras tanto, disfrutaré de estos últimos momentos, feliz, abrazado a ti.


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